Saturday, December 29, 2007

La Leyenda del Tesoro Perdido 2

Fantasía arqueológica déjà vu
Ricardo Martínez García

Nicolas Cage da vida en La leyenda del Tesoro Perdido: El libro de los Secretos al arqueólogo Ben Franklin Gates, quien debe encontrar las pruebas de que un antepasado suyo no formó parte del grupo de personas que planificaron y ejecutaron el asesinato del presidente Abraham Lincoln, lo que lo llevará a las aventuras más inverosímiles pero muy bien presentadas fílmicamente.

El referente más próximo de esta cinta es la saga de Indiana Jones, protagonizada por Harrison Ford. La estructura narrativa es muy parecida: hay un arqueólogo cazador de tesoros que, en aras de limpiar el buen nombre de un antepasado, (en Indiana Jones y el Templo del Destino (Spielberg, 84) el motivo de las aventuras –que transcurren en la exótica India- es encontrar una piedra sagrada), se enrola en una serie de aventuras que incluyen el secuestro del presidente de los Estados Unidos.

La cinta, dirigida por Jon Turteltaub, presenta a un Nicolas Cage mucho más suelto y natural de lo que nos tiene acostumbrados, excepción de contadas cintas, como Salvaje de Corazón de David Lynch.

Lo mismo se puede decir del espectacular trabajo de producción, que es responsabilidad de Jerry Bruckheimer, uno de los productores más destacados en la industria del cine y la televisión de su país.

El principio del filme es un poco confuso, con tantos nombres históricos manejándose (que son el pretexto de la cinta), pero luego queda claro que de lo que se trata es de hallar un tesoro perdido, para poder desmentir que el antepasado de Gates hubiera sido un traidor a la patria.

Entonces comienzan las aventuras, aderezadas con efectivas dosis de humor y romance y la inevitable aparición de un villano que naturalmente también quiere el tesoro, el cual, luego un viaje a París y Londres y del secuestro presidencial y complicadas pesquisas en la biblioteca del Congreso, resulta ser un bien oculto conjunto de pirámides de oro (referencia histórica al mítico El Dorado) ubicadas en el subsuelo del lago a espaldas del Mount Rushmore National Memorial, en Keystone, Dakota del Sur.

Apoyada en un reparto de primer nivel la calidad actoral está garantizada, pues cuenta con el trabajo de la extraordinaria Helen Mirren (Emily Appleton, mamá de Ben y experta descifradora), los veteranos Jon Voigt (Patrick Henry Gates, papá de Ben y cazador de fortunas), Ed Harris (Wilkinson, el villano) y Harvey Keitel (Sadusky, agente del FBI y amigo de Ben), además del de la bella Diane Kruger (Abigail Chase, ex de Ben) y de Justin Bartha (Riley Poole, colaborador de Ben y escritor de libros).

La cinta tiene un defecto: cojea en ciertas partes de la historia misma, la cual hace pensar que en tanto película de acción, las de James Bond le vienen quedando cortas.

No se puede negar la buena hechura de las escenas de persecuciones en las calles de Londres, o las escenas semiacuáticas en las pirámides de oro. Pero eso de que Gates y su equipo puedan vulnerar tan fácilmente los sistemas de seguridad del Palacio de Buckingham y de la Casa Blanca –ayudados con tecnología portátil de punta, o con los encantos de su ex- es difícil de imaginar. Lo que de plano es del todo inverosímil es el secuestro del presidente y su posterior comprensión, dadas las circunstancias en las que se produce su secuestro: se trata de limpiar el buen nombre de un compatriota.

En descargo de lo anterior, hay que decir que la cinta es de Disney y tiene clasificación A y a fin de cuentas es muy disfrutable en un día de vacaciones -palomitas incluidas- y para todo el público no exigente de un poco de realismo.

Wednesday, December 26, 2007

Miss Potter

Una Bella Biografía
Ricardo Martínez García


Beatrix Potter es una señorita madura, adorable y bella, que tiene grandes habilidades para escribir y dibujar cuentos infantiles, pero vive en una sociedad victoriana que no entiende a una mujer con inquietudes intelectuales ni ve con buenos ojos que a su edad no se haya casado –especialmente su madre- y por ello tiene que luchar para ganar cierto respeto.

Una vez más la excelente actriz tejana Reneé Zellweger interpreta un papel que le exige hablar un inglés británico, tal como lo hizo antes en El Diario de Bridget Jones y su secuela. Para algunos, en esta cinta su actuación como Miss Potter resulta afectada, pero si se han leído novelas británicas del siglo XIX y principios del XX, con autoras como Jane Austen, Mary Shelley o Virginia Woolf, su interpretación resulta mucho más creíble y sumamente fiel a la época.

La inclusión de efectos animados puede resultar extraña pero enfatiza el poder imaginativo que tenía nuestra autora, creadora del personaje Peter Rabbit.

Potter exigía gran calidad en los grabados que ilustraban sus libros, los cuales le dieron a ganar grandes sumas de dinero, beneficios que le permitieron cierto margen de acciòn. Antes había sufrido cierta decepción cuando quiso publicar un trabajo sobre los líquenes justamente por ser mujer, cosa inaceptable por los miembros de la sociedad científica de su tiempo (hecho del cual no da cuenta la cinta).

Miss Potter es una cinta dirigida por el australiano Chris Noolan, famoso por la celebrada película para niños Babe, el puerquito valiente (95), y cuenta además con el excelente trabajo fotográfico de Andrew Dunn, quien retrata bellas y magníficas escenas de la campiña inglesa.

El drama del filme se centra en el momento en que la señorita Potter, luego de conseguir editor para sus cuentos, el señor Norman Warne (el siempre solvente Ewan McGregor) y de enamorarse de él, decide casarse, pero primero tiene que aceptar ciertas condiciones que sus padres le exigen, en un principio reacios a que su hija se case con un “comerciante”, o con cualquiera que tuviera que trabajar para vivir.

En el cumplimiento de dichas condiciones, Beatrix se aleja de Norman, tan solo para dejar constancia de que a veces la infelicidad se encuentra de cualquier modo en el camino de los que se aman sinceramente. Norman muere y Beatrix encuentra consuelo y desahogo en Millie, hermana de Norman (Emily Watson, discreta pero eficaz), quien como ella, es solterona y muy abierta intelectualmente.

Una vez muerto su prometido, Miss Potter se traslada a vivir a una granja que había adquirido. Ahí se reencuentra con un amigo de la infancia con el cual contrae matrimonio años después.
Poseedora de una gran fortuna, producto de las regalías de sus libros y de la herencia de sus padres, Beatrix adquirirá otras granjas aledañas a la suya con la intención de preservarlas y evitar que se fraccionaran debido al crecimiento urbano. Luego donaría esos terrenos que se convirtieron en parques.

Se trata de una cinta muy recomendable para aquellos que gustan de ver buenas biografías cinematográficas, aderezada con momentos de comedia y de romance que harán reír a más de una pareja de enamorados.

Thursday, December 20, 2007

Los Sultanes del Sur

¡Nadie sabe para quién trabaja!
Ricardo Martínez García

Los Sultanes del Sur, dirigida por Alejandro Lozano y escrita por Tony Dalton, es la historia de una banda de ladrones que inicia con escenas bien logradas y prometedoras –tomando en cuenta la fotografía, el ritmo y la presencia de una despampanante Ana de la Reguera- pero que se diluyen poco a poco por un argumento que no acaba de cuajar y termina por ser una caricatura de sí misma.

Pareciera al principio de la cinta que estamos viendo la versión hispano-mexicana-argentina de una espectacular película sobre el robo a un banco al estilo de Fuego contra Fuego (Heat, Michael Mann, 95) y en la que hay un líder cerebral que planea perfectamente el golpe millonario, líder que en esta película es eliminado muy pronto por las intrigas de sus adversarios argentinos.

No se puede negar tampoco que en el guión puede haber –tal vez de manera involuntaria- alguna referencia a Tarde de Perros (Dog Day Afternoon, Sidney Lumet, 75), filme sobre unos ladrones ineptos que secuestran a los clientes de un banco, hacen trabajar a la policía y finalmente caen en una trampa mortal.

La referencia anterior termina cuando estos ladrones mexicanos, Sánchez, Leserio (Dalton y Silverio Palacios) y Mónica (Ana de la Reguera), comandados por el español Leo (Jordi Mollá) escapan por un hoyo excavado en el piso del banco.

La cinta conforme avanza se inclina cada vez más hacia las que se clasifican como Tipo B, es decir aquellas hechas para la televisión sin grandes pretensiones de superproducción internacional.
Los ladrones mexicanos discuten, luego del golpe y la fuga mientras viajan en clase turista hacia Argentina, si ya pueden o no celebrar su éxito (uno sólo puede celebrar tales cosas si es dueño de una curul en el congreso o si uno es gobernador y amigo de los magistrados de la suprema corte), aunque sólo uno de ellos sabe con certeza que sí.

Al llegar a su destino, Leo, el líder de los ladrones, es el primero en ser ejecutado por uno de los dos prominentes cabezas de la delincuencia organizada en Argentina (los verdaderos Sultanes del Sur), luego de un fallido intercambio de los 12 millones de dólares robados por pesos argentinos, pues hacen la transacción tan mal que pierden todo: dólares y pesos. El supuesto beneficiado es Pablito, jefe policiaco argentino, que se queda con todo el dinero, pero eso le genera problemas con El Texano, dueño de los pesos argentinos y el otro capo de importancia en Argentina. El Texano obliga a Sánchez a que recupere su dinero, tomando como rehén a Mónica. Sánchez recupera el dinero, movido por su amor a Mónica, tan solo para ver cómo todo termina en una traición.

Jordi Mollá está muy bien en su papel de Leo, es una lástima que tuviera que ser tan breve, pues su presencia le daba calidad a la cinta. El personaje de Ana de la Reguera es algo plano, no logra transmitir a la femme fatale que pretendía Dalton y que el director no pudo obtener, sólo es una mujer despampanante e inexpresiva que no conecta con sus compañeros; se extraña su natural actuación de la que hace gala en los comerciales de agua embotellada o en otras cintas.


El rol de Dalton intenta ser la de un duro y estoico, arrojado e imprudente pero demasiado poco inteligente ladrón. Eso de ir a gritarle a Pablito frente a sus hombres que es un policía de mierda y luego salir vivo de esa, sí que es increíble. Por su parte, Silverio Palacios es el único que logra hacer de su personaje, un ladrón vulgar e histérico, alguien plausible de tan común y corriente, y por lo mismo, a final de cuentas el más sorprendente.

Como película de acción, la cinta se queda como tipo B, con algunas bien logradas escenas de acción, como la de la explosión de la bodega de Pablito, pero como thriller deja bastante qué desear, pues le falta profundidad argumentativa y cuenta con un ritmo irregular.

¿Qué salió mal?, pregunta la voz en off de Sánchez al principio de la película, y parece que lo que hizo que saliera mal es confiar en uno que, por principio, no se puede confiar, o al menos así lo muestra el dicho ladrón que roba a ladrón…, pero lo que sale mal en gran parte de la cinta es el trabajo argumentativo y narrativo: no hay manera de dar credibilidad a una cinta en la que los líderes de la banda de asaltantes actúan como si no hubiera necesidad de autorización por parte de la delincuencia organizada mexicana o argentina, y de ahí los enfrentamientos con El Texano y con Pablito, ambos personajes tratados con los típicos clichés y por ello bastante desdibujados.

Tal vez lo único que rescata de una debacle a la película es el final inesperado –dado el poco material argumentativo que había mostrado el guión- en el que un moribundo Sánchez toma conciencia de momentos clave, a partir de flashes, de quién y cómo resulta ser el verdadero ganador en esta feroz lucha por el dinero. Esa parte es lo mejor del guión de Dalton: nadie de la banda sabe para quién trabaja, excepción, claro, de quien se queda al final con el dinero, que es mucho suponer del personaje.

Thursday, December 06, 2007

Bee Movie

Una Broma Seinfeldiana!
Absurda Filosofía Política para Niños
Ricardo Martínez García

La cinta Bee Movie, que podría ser considerada como un curso intensivo infantil sobre lo que debe ser la sociedad –una cuasi broma seinfeldiana-, navega ambiguamente por el mar de la ideología social contemporánea, naturalmente sin llegar a puerto seguro.

El entomólogo norteamericano Edward Wilson, profesor de sociobiología en Harvard, publicó en 1975 un trabajo de investigación, La Sociedad de Insectos y la Sociobiología: La Nueva Síntesis, que armó gran alboroto entre la comunidad científica especializada.

El doctor Wilson propuso, entre otras cosas, que la conducta animal, específicamente la de insectos como las hormigas y las abejas, responde a una especie de altruismo, el cual beneficia a los genes del individuo que la realiza. Así, la conducta social –de acuerdo con los resultados de sus investigaciones- es la que el individuo realiza de manera natural en relación con otros sujetos de su propia especie, conducta que puede considerarse generosa en la medida en que garantiza una selección natural individual que beneficia al grupo social.

En otras palabras, lo que explica Wilson es que cualquier tipo de actividad social (en las hormigas y las abejas) está dirigida por la selección natural que beneficia al grupo en general. La evolución sigue siendo en todo caso predeterminada genéticamente, y tal cosa, por supuesto, no requiere de la voluntad o deseo de los individuos sino del orden genético con el que están constituidas dichas criaturas.

El problema surgió cuando a Wilson se le ocurrió sugerir que ocurre algo muy parecido en las sociedades humanas, y de ahí el gran escándalo. ¿Cómo es posible que alguien dude de la capacidad de decidir del ser humano, o de su libertad para establecer qué se quiere ser, señalando que no sólo estamos condicionados genéticamente en nuestra constitución física sino también moralmente? ¡Porque aceptar esto último sería como aceptar que no existe la libertad de elección personal sobre lo que queremos ser en la vida!

En el libro Periodismo Canalla (96), Tom Wolfe escribío un artículo titulado “Lo lamento pero su alma ha muerto”, en el que explica con un tono jocoso las consecuencias de las propuestas teóricas de Wilson, a quien Wolfe llama Darwin actualizado.

Wolfe explica que Wilson ha señalado que el cerebro humano al nacer no es como una hoja en blanco o una tabula rasa (como John Locke afirmaba) en la que se imprimen las experiencias. Más bien es como “un negativo expuesto que espera a ser revelado”, en el que existen ya las directrices genéticas que nos determinan. Uno puede revelar muy bien ese negativo, o revelarlo pobremente (dependiendo del nivel educativo y cultural), pero no hay posibilidades de desarrollar lo que no esté en dicho negativo. ¿Qué determina lo que hay en el negativo? Los genes.

De ese modo, son los genes –resultado de la evolución- los que van marcando las acciones que constituyen nuestra historia personal, y no hay mucho que alguien pueda hacer sobre ello. Pero Wilson sostiene que la genética no solo explica cosas como el temperamento, las preferencias, las reacciones emocionales o los niveles de agresividad, sino también gran parte de nuestras reverenciadas elecciones morales, las cuales no son elecciones en absoluto de una voluntad libre, sino tendencias impresas en algunas zonas del cerebro, tal como explica, con mayor detalle, James Q. Wilson –que no es pariente de Edward- en El sentido moral (93). La supremacía del fuerte sobre el débil estaría justificada por los genes.

De la sociobiología a la filosofía política para niños

Los niños a quien va dirigida la cinta Bee Movie, coescrita y producida por el famoso Jerry Seinfeld, y a sus padres que los llevan al cine, tal vez no vean problema en que el argumento de la cinta muestre a una abeja macho que tiene reticencias a ser lo que su naturaleza le dicta.

Se trata de una fábula que antropomorfiza una sociedad de abejas que viven en un mundo ideal, donde la muerte y el trabajo son lo más cotidiano, mostrándola como si sus individuos tuvieran conciencia y capacidad de elección (elecciones limitadas, pues sólo permiten elegir una función laboral, no un estilo de vida).

Bueno, pues resulta que la abeja protagonista llamada Barry Benson no desea ser una abeja que trabaje en el panal (escena que recuerda a los jóvenes discípulos de Sócrates a los cuales supuestamente pervertía –según una acusación en su contra en la Apología- haciéndoles ver que podían elegir su profesión y no limitarse a seguir la tradición laboral familiar), y pronto se le presenta la ocasión de salir del panal y entrar en contacto con los humanos.

El encuentro abeja-humanos resulta en la toma de dos direcciones por parte de Barry: como es una abeja pícara, se enamora de una humana (cosa que las mismas abejas se tienen prohibido), y como también es muy sensible socialmente, al darse cuenta de que los humanos se apropian cual parásitos del producto del trabajo de sus compañeras, entabla una increíble lucha ante los tribunales humanos para que toda esa miel en los supermercados les sea devuelta a sus legítimas dueñas.

La metáfora señala claramente al trabajo de la clase obrera y a los grandes capitalistas y dueños de los medios de producción que se quedan con las plusvalías, dejándole a sus obreros sólo las sobras llamadas reparto de utilidades.

En otras cintas como Hormiguitas (98) y Bichos (98), hay metáforas parecidas, en las que se busca la anhelada libertad (que casi siempre consiste en aceptarse como partes activas de una sociedad), pero no hay interacción directa con los humanos, como sí la hay en Bee Movie.

En un alarde de justicia imparcial que sólo existe en las películas animadas, Barry logra lo impensable: que les devuelvan a las abejas toda la miel que ilegalmente les fue recogida de sus panales.

Hasta ahí la película parecía revolucionaria y liberal, pero de pronto da el cambio de rumbo total: como las abejas viven ahora con un exceso de miel, ya no salen a trabajar, y ya no cumplen con su misión natural de polinizar las flores, por lo que éstas se marchitan y mueren.

Como la mujer de la cual está enamorado Barry es florista, éste se da cuenta de que su altruista labor por los derechos de las abejas fue contraproducente, al menos en parte, por lo que nuevamente se erige en líder de las abejas y las conmina a volver a su trabajo natural de polinizar las flores.

Una fábula se cuenta con la intención de ofrecer una moraleja. La cinta Bee Movie, que visualmente es excelente, propone la conclusión: no busques cambiar el orden natural de las cosas, pues así es como deben ser, o casi casi si naciste para maceta, del pasillo no pasarás. Edward Wilson tenía razón, o eso pareciera confirmar la película.

Tuesday, December 04, 2007

Del Punk al Indie

Las múltiples bifurcaciones del Punk
Ricardo Martínez García
Para Juan Alfonso y Heriberto

Mucho se ha hablado este año sobre los grupos fundadores del punk (palabra que significa más o menos joven rufián), a propósito de los treinta años de su auge, con grupos que lanzaron discos en el 77 como los Sex Pistols (y su nihilista Never Mind The Bollocks Here´s the Sex Pistols), los Ramones (con su desenfadado y divertido Rocket to Russia) o The Clash (con su serio e idealista pero feroz álbum homónimo).

No obstante, aún queda mucho por decir y comentar de los grupos que surgieron con este género musical –que nació como una forma de protesta contra el establishment que, para muchos, el rock había adoptado- pero que después por evolución natural o por su búsqueda experimental, generaron amplias bifurcaciones de estilos musicales, que en ocasiones los llevó a volverse parte del repudiado mainstream rockero, pero ¿quién no desea el éxito?

Grupos como The Jam, The Stranglers, New Model Army o The Fall, todos británicos, surgieron o se alimentaron de la fuente energética del Punk, pero sus carreras –largas y fructíferas en algunos casos- los llevaron a pisar sendas que provocaron el rechazo de sus primeros seguidores.

Sendas que se llaman New Wave, Glam Rock, Hardcore, Alternative Rock, Brit Pop o Indie Music y que estos grupos han desarrollado por su propio genio musical, siendo fieles a la ideología punk de crítica social y música anticomercial, pero que por sus propios méritos llegó a ser exitosa.

En la película de Julien Temple God Save the Queen (cineasta que dirigiera The Great Rock and Roll Swindle y The Filt and the Fury) se insinúa que el Punk surgió como una especie de producto del marketing diseñado por el representante (y ocasional cantante) de los Sex Pistols, Malcolm Mclaren, pero tal vez fue al revés: Mclaren vio el potencial comercial que tenía el Punk como género anticomercial y decidió aprovecharlo.

Si lo anterior fue así, se trata de una bella paradoja la que produjo Mclaren –no muy novedosa, hay que decir-. Una cosa es que el punk, como expresión musical original, se vendiera bien, y otra es que el punk fuera música diseñada para vender. En este caso como en muchos otros de la vida, el negocio es el negocio, y si se trata de canalizar o intermediar entre un producto y sus consumidores, qué más da si es música que a las buenas conciencias les suene rebelde y estruendosa, con tal de que se venda bien.

The Jam


The Jam ha sido uno de los grupos que más impacto ha tenido en el mundo del pop rock a pesar de haber producido tan sólo seis grabaciones en estudio. El trío fue poco conocido en los Estados Unidos pero en la Gran Bretaña era sumamente popular, pues su música y lírica eran eminentemente británicas.

Paul Weller, líder compositor y guitarrista de la banda, es un ejemplo de esos artistas completos –al estilo de David Byrne, Bowie o Bryan Ferry- que son demasiado prolíficos para permanecer en un solo lado. Formó en 1975 al grupo –originario de Surrey, Inglaterra- con el bajista Bruce Foxton, el baterista Rick Buckler y el guitarrista Steve Brookes, que rápidamente los abandonó.

Weller superó influencias de The Who y The Kinks para desarrollar un estilo personal del que fue claramente depositario The Jam, estilo que daba cabida a todo aquello que pudiera enriquecerlo musical o temáticamente, a través de referencias y posturas políticas.

Con sus primeros trabajos, The Jam dio muestras de entender perfectamente el espíritu punk, como por ejemplo con su álbum In the City (77), cuyas canciones suenan crudas, básicas y rápidas, con letras apelan a la capacidad de comunicación de los jóvenes y a su conciencia para rechazar la milicia.

Ese mismo año lanzaron This is the Modern World, lanzamiento apoyado por una gira en los Estados Unidos, la cual fue un rotundo fracaso. Para 1978 salió el álbum All Mod Cons, que ya configura a Weller como un compositor incisivo y sofisticado, cantando la contradicción que hay entre la libertad artística y el deseo de ganancias.

El disco Sounds Affects (80), tal vez el mejor del grupo, con exquisitas canciones como Start! (y su beatlemaniaca fuente inspiradora) o las reflexivas That´s Enterteinment y Man in the corner shop, reveló a Weller completamente como un músico maduro, con un rock pop básico, concreto y minimalista pero nunca sencillo; el disco fue trabajado arduamente por Weller y sus compañeros.

The Jam, para entonces, ya había dejado muy atrás el sonido áspero y rudimentario de sus primeras grabaciones, lo que no ocurrió con su tendencia ideológica, y se ubicaba en la vanguardia de un post punk encaminado al pop pero con mucha clase, algo que se refleja incluso en las cuidadas fotos de portada e interiores del Sound Affects.

A partir de ese enorme disco, Weller experimentó con el soul y el rythm and blues, influencias que no sólo se reflejaron en el álbum The Gift, del que se desprendió el súper hit Town Called Malice, sino en el trabajo y estilo de su siguiente grupo y proyecto musical, luego de desintegrar The Jam: The Style Council.

Con The Style Council Weller grabó ocho álbumes, y escribió varios grandes hits como Long Hot Summer y You´re the best thing. El grupo sentó las bases del rock pop más exitoso, algo que lo aproxima, entre otros, con The Smiths, por un lado, y con OMD y Duran Duran, por el otro.

Los Estranguladores

En sus inicios, The Stranglers, grupo que se formó en Chiddington, poblado cercano a Guildford, al sur de Inglaterra (de ahí que inicialmente se hicieran llamar The Guildford Stranglers, pero una vez que se mudaron a los suburbios de Londres se quitaron el nombre de la provincia), fue completamente un grupo punk, con fuerte influencia de The Doors.

La evolución del grupo, el cual produjo memorables piezas ochenteras como La Folie, Golden Brown o Always the sun, comenzó con un par de álbumes de 1977, Rattus Norvegicus y No More Heroes, los cuales no presentaban un punk puro, sino adicionado con un rock crudo tipo hardcore, es decir un rock punk con ritmo fuertemente marcado por la batería, riffs rápidos, canciones cortas y cantadas a gran velocidad, y prácticamente sin arreglos.

La antítesis de este rock punk hardcore estaría representada por grupos como los New Kids in the Block y otros parecidos, que hacen de los arreglos musicales su punto fuerte musical, explotando fórmulas comprobadas para producir grandes ventas.

En la búsqueda de expresiones musicales diferentes, aunada a un deseo de experimentación, The Stranglers, liderado por Hugh Cornwell, dejaron poco a poco la senda del punk mostrada en su álbum de finales de 1977, No More Heroes, caracterizado por un espíritu feroz y furioso.

Con una carrera que llega a los treinta años, no han dejado de producir grabaciones, (su último lanzamiento, Suite XVI, lanzado en 2006), hasta alcanzar un par decenas de álbumes en estudio, contando las necesarias recopilaciones y trabajos en vivo. El grupo pintó su raya del punk, pero sin renegar de él, con sus álbumes La Folie (81), Feline (83), y Dreamtime (87) que están entre sus mejores discos, mas los dos del 77.

Una vez que The Stranglers alcanzaron un estilo propio, basado en la fuerza rítmica, tal vez dejaron de innovar, lo cual les impidió ir más allá de sus propios límites, y no hay gran cosa que señalar sobre ellos en la década de los noventa y hasta ahora, en la que sus fieles seguidores siguen ahí, disfrutando de su estilo ya conocido, pero sin generar masivas afiliaciones.

El Nuevo Modelo de Ejército
 
Con un nombre como el suyo no puede uno dudar de su inspiración rebelde. New Model Army, (nombre que hace alusión al ejército anti realeza de Oliver Cromwell, el famoso Lord Protector del siglo XVII y su Commonwealth), se formó en 1980.

Se trata de uno de los primeros grupos que nacieron con la etiqueta “post punk” pero que guarda gran fidelidad al movimiento –musical e ideológicamente- como muy pocos otros.

Sus primeras producciones, como Vengeance (84) y No Rest for the Wicked (85) respiran una fuerza visceral producto de su postura política crítica a favor de la clase trabajadora británica y en contra de las directrices dictadas por, en aquel entonces, la primera ministra Margaret Tatcher.

Los siguientes discos comenzaron a forjar una sólida carrera musical y un reconocimiento a la calidad del grupo. The Ghost of Cain y su álbum homónimo produjeron memorables piezas como Stupid Questions, Ballad of Bodmin Pill, o 225 que mostraban respectivamente el enojo ante los trámites burocráticos que tenían que realizar para obtener visas de trabajo en los Estados Unidos, la angustia de la inmadurez juvenil o la preocupación por la contaminación heredada a los niños.

Muchas de las canciones compuestas por su líder y guitarrista Justin Sullivan, se cantaban durante sus presentaciones en vivo como si fueran verdaderos himnos: a todo pulmón, logrando una comunión enorme con las multitudes como se da en los estadios de fútbol. Se coreaban Small Town England, Liberal Education, Bittersweet, o Great Expectations con gran fervor y convicción.

La apoteosis del grupo llegó con el álbum Thunder and Consolation (89), mezcla del mejor rock post punk y claros destellos de folk irlandés, aportados por el violín de Ed Elain Johnson y las guitarras acústicas de Sullivan. I love the world, White Coats o The Green and the Grey son una muestra de lo mejor del grupo en ese momento.

Originarios de Bradford, Yorkshire, el grupo estaba formado, además de Sullivan, por Rob Heaton en la batería y Stuart Morrow en el bajo, quienes a lo largo de su carrera han visto desfilar entre ellos a más de una decena de músicos.

El trabajo más reciente de esta banda es High (07). A partir del nuevo milenio, Sullivan ha desarrollado como solista una sólida carrera paralela a la del grupo, carrera que ha estado marcada por un trabajo de gran calidad lírica y fusiones de Adult Alternative Rock con Folk Rock, ofreciendo una inspirada y delicada música introspectiva.


La Caída


The Fall es sin duda uno de los grupos más legendarios y prolíficos que no se ha alejado del original espíritu punk a lo largo de los años. El sello distintivo del grupo es el trabajo y la presencia de Mark E. Smith (58), único miembro de la banda inamovible desde su formación.

El estilo interpretativo de Smith, siempre con el micrófono pegado a los labios y con una peculiar voz nasal, muchas veces hace casi ininteligibles sus letras, que son generalmente amargas, cínicas, críticas, inteligentes, creativas y profundas (tan profundas que hay sitios en Internet en las que se discute su sentido) cuyo resultado es una música cruda y a veces demasiado rara.

Formada en 1976, la banda ha lanzado desde entonces entre 25 y 35 álbumes, dependiendo de si se cuente alguna recopilación como tal, o que incluya canciones o versiones nuevas y se considere álbum nuevo. Su primer disco, un EP llamado Bingo Master´s Break Out!, ubicó de inmediato a The Fall en la escena del punk como uno de los más prometedores. Para cuando llegaron sus primeros LP`s, Live at the Witch Trials y Dragnet (79) su estilo resultaba chocante para algunos ejecutivos de compañías discográficas. Ambos discos se consideran clásicos ahora.

Los miembros del grupo originalmente fueron Mark E. Smith, vocalista y compositor, en las guitarras Craig Scanlon y Martin Bramah, el baterista Karl Burns, el bajista Marc Riley y la tecladista Yvonne Pawlett.

The Fall es un grupo de esos que cuando gana un fan lo hace para siempre, y además lo hace pensar que no hay banda más grande que ellos. No son pocas las razones para tal idea pero, como siempre, en gustos se rompen géneros (¡y en géneros se rompen gustos!).

El rango musical de The Fall es tan amplio que va del más radical y crudo rock punk al melódico soft rock, pasando por el tecno, electrónico y varios subgéneros más del punk. De piezas como C.R.E.E.P, New Big Prinze, Overture from “I am a Curious Orange”, A lot of wind, hasta Sleep Debt Snatches o Petty Theif Lout.

La banda tuvo su momento más comercial cuando Smith contrajo nupcias con la guitarrista californiana Laura Elisse Salenger, mejor conocida como Brix Smith, quien aportó su bagaje en la música pop (ella lideraba la banda Adult Net) en álbumes como The Wonderful and Frightening World of the Fall, This Nation`s Saving Grace, Bend Sinister y The Frenz Experiment –del que se desprendió tal vez la más conocida de sus piezas: Hit the North- discos que dan muestra de la gran asociación que logró Mark con su esposa, de la que luego se separaría.

Por las filas del grupo han pasado ya alrededor de 30 músicos, sobre todo a instancias del propio Smith, que debe ser como un entrenador de fútbol a la hora de elegir a sus jugadores: elige sólo a aquellos que sabe que le darán exactamente lo que pide.

Durante los últimos años, The Fall ha permanecido en la escena musical con sus grabaciones en vivo, siendo su último trabajo en estudio Reformation Post TLC (07).

Actualmente Mark E. Smith, con su grupo paralelo Von Südenfed (una manera diferente de llamar a The Fall, en realidad, pues sigue siendo la voz inconfundible de Mark), que ha formado con Jan St Werner y Andi Toma, de Mouse on Mars, está de gira por Europa, con canciones tecno punks electrónicas bastante prendedoras de su disco Tromatic Reflexxions.