Wednesday, May 28, 2008

Tus Santos y Tus Demonios

Vida y Obra de Dito Montiel
Ricardo Martínez García

Vidas juveniles desperdiciadas, destinos sin esperanza, desorientación y confusión en las más tristes calles del barrio de Queens en la Nueva York de los años ochentas, son algunos de los ingredientes de esta película dirigida, escrita y casi protagonizada por Dito Montiel en persona.

Dito (Orlandito Montiel, 1970, más conocido y reconocido como compositor que como escritor o cineasta) prefirió que Shia LaBeouf y Robert Downey Jr. interpretaran al Dito adolescente y adulto respectivamente, con lo que logró que su persona fuera caracterizada por dos de los actores más emblemáticos de sus propias generaciones.

A diferencia del hiperrealismo utilizado por Gus Van Sant en su cinta Paranoid Park en la que muestra el micromundo de algunos patinetos de Portland desde la perspectiva de un adolescente abrumado por una muerte involuntaria y cuya narración, que de tan cotidiana y real resulta obtusa, tal como es la vida, Montiel muestra una interesante pero ligeramente pretenciosa película (con un toque hagiográfico en el sentido de “halago al biografiado”, pero es válido: es su película, su guión, su libro, etcétera) en la que contrasta la dicotomía entre el adolescente con familia y vida “funcional”, como es el propio Dito (LaBeouf, en un papel ajeno completamente al de Mutt Williams en Indiana Jones 4), y sus amigos Antonio y Guissepe (el ex modelo y ahora actor Chaning Tatum y Adam Scarimbolo) con un padre abusivo y golpeador.

Dito es un chavo que puede tener una vida normal, con sus padres Monty y Flori (los veteranos y excelentes Chazz Palminteri y Dianne Wiest), pero sus amigos de la calle y de la escuela influyen, para bien o para mal, en sus acciones y decisiones.

No hace falta ser un adivino para saber que las alocadas vidas de estos jóvenes tarde o temprano acabarán mal. Por ejemplo, un chavo puertorriqueño comienza a molestar a Dito hasta que le da una paliza. Antonio, el amigo grandulón y gandalla del grupo, arde en deseos de vengar a Dito, a pesar de que éste no entiende el por qué de su afán, sobre todo cuando recién velaran a Guissepe, quien murió estúpida o suicidamente esperando escuchar de labios de Antonio que su vida sí le importaba, cosa que ni siquiera en la inminencia de su muerte Antonio logra decir.

Una venganza lleva a la otra, de lo que resulta la muerte de Mike –amigo de la escuela de Dito, con quien trabajaba paseando perros, y con el que esperaba irse a California-, muerte que no le impide finalmente irse y forjar una vida como escritor, abandonando a su familia, a su amigo Antonio, a Laurie, su novia (Melonie Diaz) y a su ciudad.

El argumento se nos presenta en forma de flashbacks perfectamente integrados. Dito como adulto es un relativamente exitoso escritor pero que no ha logrado conciliar su vida con aspectos del pasado que le hieren más de la cuenta.

La enfermedad de su padre y las llamadas de su madre hacen que finalmente Dito regrese a Nueva York, a esas desconchadas y tristes calles que hablan de la deprimente decadencia de ciertas zonas de la más cosmopolita de las ciudades del mundo.

Su regreso parecería ser la conclusión natural de la cinta, pero queda la sensación de ser una obra inacabada.

La cinta está basada, al menos parcialmente, en el libro de Montiel A Guide to Recognizing Your Saints publicado en 2003, título que le da nombre a la cinta. En el libro se habla de algunas anécdotas esenciales que no aparecen en la película, como la descripción de las giras realizadas con su banda Gutterboy, así como de su breve carrera como modelo de Versace y Calvin Klein.

Si la cinta es de carácter biográfico, entonces no se entienden tales omisiones, a menos que se prepare una segunda parte, pues hubiera sido interesante que el Dito director mostrara ese lado musical del Dito músico, o la historia acerca de su carrera con la banda de hard punk Major Conflict y del contrato de un millón de dólares que Geffen Records le ofreció en 1989 a su recién formada banda Gutterboy, contrato estratosférico en aquella época para una banda que se consideraba underground, y su posterior y absoluto fracaso, lo que dio origen a que la llamaran “una de las bandas fracasadas más exitosas de la historia”.

Montiel grabó en octubre del 2006 un disco titulado “Dito Montiel”, el cual cuenta con letras reflexivas e interiorizadas, y dicen que la música suena a Thom Yorke o a Jakob Dylan, que es otra manera de decir que suena a Radiohead o a Wallflowers. Habría que escucharlo, pero creo que ya es demasiado Montiel. Lo dicho, la hagiografía en sentido de autohalago.

Wednesday, May 21, 2008

Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal

¿Será el fin del famoso arqueólogo?
Las Asombrosas Aventuras del Eterno Trotamundos Indiana Jones
Ricardo Martínez García

Dos son las cosas más sorprendentes de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal: en primer lugar, la increíble vitalidad que Harrison Ford (1942) inyecta a su famoso personaje del doctor en arqueología Henry “Indiana” Jones Jr, puesto que no parece un sexagenario para nada, a excepción de algunas arrugas de su rostro (Ford siempre ha sido de rostro duro), pero el actor tiene un físico envidiable.

En segundo lugar, la manera en que Spielberg le saca todo el provecho posible a una historia característica de George Lucas (a partir de la cual David Koepp escribió el guión) quien, junto con Spielberg, ha explotado todas y cada una de las fórmulas del éxito comercial cinematográfico.

La saga de Indiana Jones con sus tres películas anteriores alcanzó ingresos, tan solo en taquilla, por casi quinientos millones de dólares.

“Ya nada puede sorprenderme, soy un hombre de ciencia” dice el más famoso arquéologo del mundo, encarnado por Ford, en El Templo de la Maldición, frase por demás contundente y que puede utilizarse para referirnos al argumento de esta nueva película.

Es el año es 1957 y una militar rusa, la coronela Spalko (la siempre extraordinaria Cate Blanchet) decide obligar a Indiana a ayudarle a buscar una mítica calavera que supuestamente otorga poderes ilimitados. Pero el cráneo parece ser de un ser extraterrestre, uno de los varios que habrían llegado a la Tierra a enseñar a los pueblos indígenas de Mesoamérica algunas cosas muy útiles como la agricultura y la construcción de magníficos edificios, todo en la mejor tradición narrativa de la revista Duda, Lo Increíble es la Verdad.

Independientemente del argumento -con pirámides mayas en pleno Amazonas, en un lugar que supuestamente es El Dorado, sitio que otros arqueólogos más serios pero menos conocidos ubican en California-, la historia está tan bien manejada y cuenta con un ritmo tan ágil que el resultado es francamente divertido, con todo lo palomera que se quiera considerar.

Los sarcásticos diálogos entre los protagonistas ofrecen una serie de puntadas que difícilmente dejarán de arrancar carcajadas en los espectadores, como aquellos en los que Indiana platica con el joven Mutt Williams (Shia LaBeouf) y éste le dice muy quitado de la pena que dejó la escuela porque “no era lo que le gustaba”, a lo que Indiana le contesta empáticamente que no deje que nadie lo convenza de lo contrario, pero posteriormente al enterarse de que es su hijo, de inmediato lo regaña y le exige continuar sus estudios, justificando que antes “no sabía que era tu padre”.

Intriga, situaciones de peligro mortal, traiciones de supuestos amigos, avaricia, objetos perdidos, recuperados, robados y vueltos a recuperar, romance y aventuras, muchas aventuras, son los ingredientes que han caracterizado a esta exitosísima saga de aventuras.

El director de esta serie, Steven Spielberg, es un cineasta que a diferencia del también director George Lucas y sus cintas de ciencia ficción como las Guerras de las Galaxias, ha incursionado en diferentes géneros fílmicos con iguales o mejores resutados que en sus cintas de acción, como por ejemplo en La Lista de Schindler (93) Salvando al Soldado Ryan (98), Inteligencia Artificial (01) o en la aclamada Munich (05), para mencionar algunas.

Las anteriores entregas de esta serie, Los Cazadores del Arca Perdida (81), Indiana Jones y El Templo de la Maldición (84) e Indiana Jones y la Última Cruzada (89) son películas caracterizadas visualmente en mayor o menor medida por mostrar escenografías artificiales, muy de estudio, con abundancia de tablarroca y cartón piedra, así como complicadas construcciones en carpintería (como la especie de montañita rusa que se aprecia en la segunda cinta) y una estupenda iluminación, nada mal para su tiempo, pero cuya cuarta entrega es sin duda la mejor de ellas, excelencia conseguida en parte gracias a los avances tecnológicos en los efectos especiales. No en balde han pasado casi veinte años desde La Última Cruzada.

Los efectos especiales no llegan a ser demasiado excesivos en su uso, a excepción de la escena final de la destrucción de la pirámide, efectos que por otra parte no son más numerosos que los vistos en la también espectacular cinta El Tesoro Perdido, el Libro de los Secretos (Turteltaub, 07), protagonizada por Nicolas Cage, quien al parecer desea convertirse en el heredero fílmico de Indiana, si es que el joven Shia LaBeouf lo deja.

La cinta podría verse como el final de la serie, puesto que el aventurero, mujeriego y trotamundos Indiana parece establecerse de fijo en el mundo académico, pero lo más preocupante para su estilo de vida es que reconoce a su hijo (¡ojo Creel!) y termina por ¡casarse con su eterna novia Marion (Karen Allen)!

Monday, May 12, 2008

The Well, de Chava Alberstein y The Klezmatics, a diez años

World Music que abreva del pozo judío o Música Judía que abreva de la World Music

Ricardo Martínez García

La cantante israelí Chava Alberstein (1946) produjo en 1995 un documental sobre poetas Yiddish del siglo XX titulado Too Early to Be Quiet, Too Late to Sing. De ese trabajo fílmico surgieron una serie de canciones que adaptaban algunos de esos grandiosos poemas con música compuesta por la cantante, y que en colaboración con el grupo The Klezmatics grabó en el disco The Well, publicado en 1998.

Todas las canciones del disco están cantadas en yiddish oriental, lengua resultante de la mezcla del alto alemán (que a su vez es un conjunto de dialectos germánicos medievales sin homogenizar), el hebreo y algunas lenguas eslavas, mezcla cambiante según el lugar y el tiempo, que generó dos tipos de yiddish: el oriental y el occidental.

Alberstein nació en el puerto fluvial de Szczecin, Polonia, pero a la edad de cuatro años sus padres se mudaron al recién formado estado de Israel (1948). Ahí ha vivido y hecho su fructífera carrera musical, que ha producido más de cincuenta grabaciones, la mayor parte de ellas cantada en hebreo, armada con su guitarra acústica y una voz potente y de gran presencia.

El mismo año del 98, pocos meses antes de The Well, Alberstein lanzó para la compañía discográfica Shanachie el disco Crazy Flower: A Collection, el cual, como The Well, es un muestrario de estilos folclóricos tomados de varias partes del mundo.

Se ha dicho que las composiciones de estos dos discos son un muestra del enorme rango de influencias que enriquecen el trabajo de Alberstein, que van del klezmer y la música tradicional judía a la chanson francesa o al folk americano, pasando por el peculiar estilo musical generado en Europa del Este, con influencias a su vez de música gitana, turca, balcánica y árabe.

Piezas como Di Goldene Pave (El Pavo Dorado) , Kh´vel Oyston Di Shikh (Me quitaré los zapatos) o Di Krenitze (El Pozo) son botones de muestra de la fuerza interpretativa de Alberstein, así como de la mejor forma de adaptar las influencias musicales a las cuales ha permanecido en contacto. El booklet del disco cuenta con la traducción del Yiddish al inglés, por lo que si no se habla la lengua germano-hebraica, al menos puede ser entendida con la hasta ahora todavía lengua universal originaria de Inglaterra.

Lo cierto es que al escuchar estos discos también se puede llegar a pensar que la música de origen judío ha influido y se ha dejado influir; o que ha crecido paralelamente y con-fundiéndose, con la mencionada música que se genera en el Este de Europa, y que se refleja en los citados estilos de la música como el del cabaret alemán, en la chanson francesa, en el tango y en el folk norteamericano.

Escuchar la voz y la música compuesta por Alberstein y los músicos de The Klezmatics remite a otras voces y estilos como los de Ute Lemper, Taraf de Haidöuks, la No Smoking Orchestra de Emir Kusturika, Goran Bregovic, Eleni Vitali y otros. Música klezmer, gitana, turca, alemana, balcánica, etcétera, confluyen armoniosamente en los discos citados de Alberstein, y otro tanto les sucede a los otros grupos y cantantes mencionados. Así es la fusión de la música, expresión de la fusión de los grupos sociales que conviven y se aproximan, tal vez no políticamente pero sí culturalmente.

Incluso en México el klezmer toma ciertos estilos musicales que se consideran “propios” del mexicano. Tal es el caso de la música compuesta por Jacobo Lieberman e interpretada por The Klezmatics para la película de Alejandro Springall Morirse está en Hebreo (07), en donde se hace gala de una fusión klezmer-mariachi que ofrece una gozosa síntesis de ambas.

Chava Alberstein se presentó en México en octubre del 2004, dentro del marco del XXXII Festival Internacional Cervantino en Guanajuato en el Teatro Juárez, presentación a la que muy desfortunadamente no tuve forma de asistir. El boletín emitido en esa ocasión por el propio FIC señalaba que la música de Alberstein “transita la historia de su pueblo y (en donde) hay constantes referencias a las aspiraciones de paz en un mundo que padece la pobreza, la soledad y la pérdida constante de su humanidad. Sus temas, que no militan políticamente ni tratan de defender causa alguna, tienen mas bien un carácter reflexivo”, a lo cual yo añadiría poético, de amor por la naturaleza, por el creador y dador de vida.

De esta manera es como Chava Alberstein es una de las cantantes y compositoras más destacadas de la llamada World Music, y lo mismo se puede decir de The Klezmatics.

Friday, May 09, 2008

¡Aquí falta Algo!


Ricardo Martínez García

El filósofo griego Tales de Mileto (siglo VI a. C.) propuso que el principio de todo es el agua. Probablemente Tales se refería al agua como el principio que hace posible la vida, y no se puede estar en desacuerdo con él: sin agua la vida es impensable.

En la actualidad nos encontramos ya con un problema verdaderamente grave y alarmante: la escasez del agua (tema de la imagen) afecta a todo el mundo. Ya no es necesario vivir en un desierto para ver y comprobar la falta de agua, algo que debería preocuparnos a todos (a mí sí que me preocupa).

El crecimiento acelerado de la población en algunos países, el mal uso del agua (sea por su abundancia o porque tradicionalmente ha sido relativamente barato obtener y distribuir agua para las grandes urbes), la contaminación y la sobreexplotación de los mantos acuíferos han generado una terrible escasez del agua, que pronto será verdaderamente un peligro social.

En la Ciudad de México hay delegaciones y colonias, específicamente, en las que el agua se dosifica o se raciona. En algunos lugares de la delegación G. A. Madero, como en la colonia San Felipe de Jesús (lugar donde habito), sólo hay agua algunas pocas horas del día, mientras que en otras zonas de la ciudad cuentan con agua de manera permanente, y en el caso opuesto, hay lugares donde no se cuenta en absoluto con el servicio de agua potable.

La foto que propongo para participar en el Concurso de Fotografía Agua, Tesoro de tu Ciudad, intenta mostrar metafóricamente que el agua es la fuente de vida, y que una fuente sin agua es un sinsentido. Las figuras que aparecen en esta fuente, ubicada en la Alameda Central, casi a la salida de la estación del metro Bellas Artes, son unas mujeres que vierten el contenido de sus jarras en una fuente. Pero el agua se ha agotado, la fuente está completamente seca, algo con lo que no contaba su escultor.

El agua es fuente de vida, pero se nos agota; sin agua no hay vida. Cuidémosla, es responsabilidad de todos. Ése es el mensaje que quisiera transmitir mi imagen titulada “Aquí falta algo”.