Tuesday, March 31, 2009

La Pantera Rosa 2


Clouseau entra en acción nuevamente


Ricardo Martínez García


Ver a actores como Alfred Molina, Andy García, Jeremy Irons y Jean Reno haciendo de patiños involuntarios de Steve Martin resulta extraño en La Pantera Rosa 2, película cuyo famoso personaje central del inspector Clouseau hiciera famoso el británico Peter Sellers, primero en 1963 y luego en 1976.


Estos magníficos actores parecen desaprovechados y fuera de lugar en esta cinta dirigida por Harald Zwart. Su presencia en el filme parece obedecer más a su posible amistad con Martin que a la improbable atracción que tuviera sobre ellos el aparecer en esta versión que queda bastante lejana de la serie original del director Blake Edwards.


La cinta no deja de tener sus momentos graciosos, chuscos, como cuando Clouseau interroga al Papa, le habla descaradamente y supone que tiene esposa para finalmente disfrazarse de él, o como cuando quema por segunda ocasión un restaurante en Roma, lugar en el que conquistaba a la bella Nicole (Emily Mortimer).


 Es curioso que siendo un inspector de la policía francesa, Jacques Clouseau haya sido interpretado por dos actores anglosajones, en una especie de versión inversa de aquellos cuentos e historias detectivescas al estilo de Gilbert K. Chesterton y sus personajes del padre Brown y su contraparte francesa, el poco avispado inspector Valentin, siempre obsesionado por atrapar al famoso ladrón Flambeau.


La Pantera Rosa es un enorme diamante objeto de la codicia de los ladrones internacionales, custodiado por Clouseau, quien se toma su salvaguarda como algo personal. Pero eso es solo porque él se sabe el único capaz de garantizar su seguridad. Tal prestancia ocasiona la envidia de su jefe, el inspector Dreyfus (John Cleese, quien toma el lugar dejado por Kevin Kline en dicho personaje). Dreyfus rebaja a Clouseau al encomendarle la “grandiosa” tarea de multar a autos en la calle. Pero no sabe que aún en esa actividad Clouseau se las ingenia para acumular pistas que luego utilizará para dar con el culpable del robo de la joya.


La Pantera Rosa 2 es una comedia mediana, hecha para el lucimiento de Martin, por lo que si usted gusta de su humor (que lo tiene a ratos), pasará momentos agradables aunque no muchos, gozando además de la belleza de la actriz Ashwarya Rai, originaria de la India y Miss Mundo 1994.


Harald Zwark es el cineasta noruego responsable de las cintas Cody Banks, Agente Secreto 1 y 2, y cuyo siguiente proyecto es una nueva versión del Karate Kid, con Jaden Smith (hijo de Will Smith) y Jackie Chan.

Friday, March 20, 2009

El casamiento de Raquel

Ricardo Martínez García

El director neoyorquino Jonathan Demme ofrece en El Casamiento de Raquel una visión introspectiva de las relaciones humanas y familiares centradas en un personaje atribulado –Kym- interpretado de manera más que aceptable por Anne Hathaway, quien fuera nominada como mejor actriz en la pasada ceremonia del Oscar.

Demme es un director polifacético que maneja muy bien diferentes géneros, como cuando dirigió El Silencio de los Inocentes (91), que lanzó al estrellato de manera permanente tanto a Jodie Foster como a Anthony Hopkins, o cuando llevó a la pantalla grande el documental musical Stop Making Sense, concierto de los Talking Heads dado en 1984, o el drama social protagonizado por Tom Hanks, Philadelphia (93).

En El Casamiento de Raquel prevalece una visión intimista de algunos detalles domésticos relativos a los preparativos de una boda. La historia a veces se detiene demasiado en ciertos detalles, con gente conviviendo, riendo, cantando, bailando, celebrando. Tanto los preparativos como la celebración de la boda se transforman en verdaderas fiestas en las que si el espectador no logra sentirse como un invitado más que participa de ella, entonces se sentirá como el intruso al que no le interesa nada de lo que atestigua.

El contrapunto a esta alegría y felicidad lo da la personalidad de Kym (Hathaway), joven adicta en rehabilitación que sale del sanatorio exclusivamente para participar en la boda de su hermana Raquel. En el transcurso de los preparativos queda claro que Kym tiene una personalidad conflictiva, que su familia no está contenta con ella y que ella misma tiene serios asuntos que resolver consigo misma.

El estilo cinematográfico de la cinta la ubica muy cerca del movimiento llamado Dogma 95, movimiento impulsado por directores como Lars Von Trier y Thomas Vinterberg: escenarios naturales sin iluminación artificial, filmados con una cámara al hombro, lo cual le da un carácter nervioso a la narración, y una musicalización sin efectos especiales, son algunas de las características de dicho movimiento que se pueden apreciar en esta cinta.

En lo que sí se regodea Demme es en el carácter multicultural de la convivencia familiar y social –con escenas muy bohemias- y de la música que ambienta tanto los preparativos como la boda misma: del folk anglosajón pasa al reggae y luego a la batucada, pasando por Neil Young, en una especie de mosaico en donde se entiende muy bien gente de varias razas en paz y armonía, siendo como es una boda interracial.

Sin llegar al nivel de drama de Festen (98), o al de la cómica alegría de Casarse está en Griego (Joel Zwick, 02), El Casamiento de Raquel es una cinta muy humana, pero que sale fuera del modelo hollywoodense de acción y distracción, por lo que si usted espera una cinta de entretenimiento más que una que invita a la reflexión, entonces esta película no será buena elección.

Wednesday, March 18, 2009

La Duda


Duelo de Actuaciones
Ricardo Martínez García

La estupenda actriz Meryl Streep hace el papel de una monja que se toma su papel de supervisora de las buenas conciencias muy en serio en la cinta La Duda. Es el problema de confiar demasiado en los propios juicios, sin importar que éstos en realidad sean prejuicios.

A pesar de reconocer que no tiene más pruebas que su fecunda imaginación, y que ella confunde con “experiencia”, la madre Aloysius Beauvier (Streep), directora de una escuela católica en el barrio neoyorquino del Bronx, es alertada por la joven e ingenua hermana James (Amy Adams) de una relación posiblemente “inapropiada” entre el sacerdote y maestro de la escuela, el padre Flynn (Phillip Seymour Hoffman) y el único estudiante negro en la escuela, el jovencito Donald Miller (Joseph Foster II), a partir de su cercanía.

El padre Flynn se ve de pronto confrontado con la madre Aloysius a causa de lo que ella cree firmemente que es un caso de pedofilia, y se empecina de la manera más odiosa y cerrada en su idea, lo cual la hace ver como una mujer intransigente e intolerante.

Sin duda lo que Sydney Pollack dijo alguna vez de Meryl Streep acerca de que ella es la mejor actriz de finales del siglo XX (y principios del XXI naturalmente) con el paso de los años se reafirma. Luego de verla no hace mucho bailar y brillar alegremente como una adolescente efervescente en Mamma Mia!, ahora la vemos como una rígida y obtusa monja que se aferra a su autoconvicción y a su inflexibilidad (casi anticristiana) y se dispone a desterrar de la escuela a su cargo al padre Flynn, quien mejor opta por hacerse a un lado al ver la determinación de la monja de cumplir lo que ella considera su misión.

El espectador atestigua que aunque la madre superiora es severa, no por eso pierde su humanidad. Así la vemos ayudar a una anciana y casi ciega monja a encontrar su cuchara a la hora de la comida, o intenta dirigir a sus hermanas en lo que ella considera correcto. Pero aún a la hermana James la intenta convencer de que hay que sospechar de todos (en especial del padre Flynn) examinar por qué se dicen ciertas cosas en el sermón, a quién va dirigido, sin ocurrírsele que es precisamente a ella a quien va dirigida la homilía del padre.

No es sino hasta que ve consumada su amenaza de expulsar al sacerdote que ella comienza verdaderamente a dudar. Claro, una vez hecho el daño.

Phillip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis no se quedan atrás y ofrecen un trabajo histriónico y dramático de muy alta calidad en esta cinta de muy grato sabor a tablas.
John Patrick Shanley es el director de esta cinta, pero además es un reconocido autor y guionista que alcanzó la fama con el guión para la película Hechizo de Luna, (Moonstruck), protagonizada en 1987 por Cher y Nicolas Cage y por la cual ganó un Oscar al mejor guión; la obra para teatro titulada Doubt, la cual él mismo adaptó para la pantalla grande, es una ratificación a su talento, aunque sólo alcanzó nominaciones de la Academia y de algunas otras organizaciones, lo cual es injusto dada la profundidad de emociones y reflexiones que plantean sus personajes.

Saturday, March 14, 2009

El Transportador 3



La mafia diversifica actividades


Ricardo Martínez García


Las actividades de la mafia internacional se han diversificado tanto que ahora hasta realizan gestiones para desembarazarse de sustancias altamente tóxicas y recibir jugosos beneficios.


Tal es el eje de la historia en El transportador 3, cinta de acción dirigida por Olivier Megaton, producida por Luc Besson y protagonizada por Jason Statham, un excelente heredero de actores del tipo de Silvester Stallone o Arnold Schwarzenegger, pero mejor actor que ellos.


Una joven de nombre Valentina (Natalya Rudakova) es raptada de una fiesta por una banda de mafiosos de Ucrania, con el fin de presionar y chantajear a su padre, un importante funcionario, para que autorice la entrada a ese país de material de desecho sumamente peligroso.


Frank Martin (Statham), oficial capacitado especialmente en el transporte de personas, es obligado a llevar a Valentina a un lugar que sus secuestradores determinan. En el transcurso, Valentina se enamora de él, venciendo su inicial reticencia y falta de cooperación.


Como buen hombre de acción, Martin logra al fin entregar el “paquete”, solo para verla entrar en una situación de riesgo mortal.


Al principio la cinta parece no tener ni pies ni cabeza (sobre todo si uno no vio las dos cintas anteriores a esta serie), pero conforme avanza la trama, se deja ver que se trata de la viejísima práctica de la delincuencia organizada del chantaje: si firmas esos documentos entonces te devuelvo a tu hija.


Lo que deja en claro la cinta es que las asociaciones mafiosas, en el este de Europa o en cualquier parte del mundo- sólo pierden en estas películas, en las que el héroe es un hábil policía, ayudado por sus amigos. Pero en la realidad, eso sólo ocurriría si el mafioso en cuestión fuera alguien que trata de actuar por su cuenta y sin el respaldo de un cártel o familia importante. De otro modo, ellos tienen formas de hacer que se haga lo que se tiene que hacer. Ejemplos de ello se pueden encontrar en Gomorra, el libro que hizo de Roberto Saviano una celebridad pero también un periodista protegido constantemente por la policía.


En general, es una cinta de acción bastante disfrutable, con Statham haciendo alarde de su ejercitado cuerpo, pero que en términos de trabajo histriónico queda por debajo del nivel que mostró en El Robo del Siglo (08). Si le gustaron las anteriores entregas de esta serie, seguramente disfrutará de la cinta.

Monday, March 09, 2009

Watchmen

El Fin Justifica los Medios (¿o los Miedos?)

Ricardo Martínez García

Entender el tremendamente retorcido argumento de la nueva cinta de Zack Snyder, Watchmen (09), que es más que una película de entretenimiento por sus implicaciones y por el público al que va dirigida, requiere que la miremos desde adentro de la historia misma, como cualquier espectador común, pero también hacerlo desde afuera, como un espectador crítico.

La estructura argumentativa en la que se desarrollan los llamativos personajes –que es la visión que se pretende crear en el espectador a partir de su identificación con ellos-, puede ser examinada a partir de la forma en que se va construyendo la historia particular de cada uno de estos súper héroes venidos a menos (y en esto hay cierta semejanza con los personajes de la cinta infantil Los Increíbles [04] de Brad Bird, en la cual son obligados al retiro, luego de operar “normalmente” en la sociedad, al no quedar claro si ayudan o destruyen más de lo que ayudan), todo dentro de un contexto que pretende apegarse a elementos históricos como la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la extinta Unión Soviética, en la que el peligro de extinción completa está latente por ambos lados.

Cada personaje de Los Vigilantes es presentado, como en una especie de biografía comprimida, a partir de flashbacks y la narración del propio personaje, con sus trajes que rayan entre lo estrambótico y lo ridículamente ochenteno. La conmovedora historia y casi confesión de Rorschach (Jackie Earle Haley) es tal vez la más impactante y representa visualmente el motivo más probable por el que esta cinta tenga clasificación C, aunque claro, las formas insolentes que tiene El Comediante (Jeffrey Dean Morgan) para tratar con la gente, y especialmente con algunas mujeres, lo ubican como otro elemento para tal clasificación. A pesar de esta situación, es precisamente Rorschach el personaje que probablemente al final se ganará la empatía de los espectadores.

Las historias del Dr. Manhattan y de Ozymandias (Billy Cudrup y Matthew Goode) confluyen –por los caminos de la ciencia y el de la manipulación política- en la lucha por encontrar la forma de evitar el cataclismo nuclear que la rivalidad de las dos súper potencias pudiera detonar en la humanidad (y el grado de paranoia que esa posibilidad generó en algunos sectores de la población, gracias a las estrategias políticas de los líderes de las dos naciones), pero de un modo tan extravagante que pocos pudieron haber sospechado.

El poder de estos dos Watchmen es tan grande que, como buenos americanos, pueden hacer literalmente lo que se les da la gana: uno es como un dios, tocado accidentalmente por las enormes fuerzas internas de la naturaleza, y el otro es poseedor de “la más grande inteligencia” entre los hombres, además de disponer de una fortuna inmensa.

El lado humano de los Watchmen lo representan Silk Spectre II y Nite Owl (Malin Akerman y Patrick Wilson) quienes viven un tórrido romance (con escenas suficientemente explícitas para la C de los censores) luego de que la Silk rompe con Jon (Dr. Manhattan), el cual se deshumaniza cada vez más. Y son precisamente ellos los que intentan reconstruir al grupo de Vigilantes y volver a su misión de héroes de la ciudad.

La estructura argumentativa vista desde afuera nos permite observar algunas situaciones extrañas, tales como la descontextualización histórica en la que se ubican los hechos. Si bien en 1985 estaba vigente la Guerra Fría, no lo es que gobernara Richard Nixon, quien salió de la Casa Blanca en 1974 luego del escándalo del Watergate. Gobernaba en ese entonces el ex actor Ronald Reagan. Tal vez ubicar a Nixon como presidente en el 85 solo enfatiza el cinismo y la corrupción de los políticos encumbrados en las esferas del poder en los Estados Unidos. Pero no eran los únicos.

Tanto el Dr. Manhattan como El Comediante aparecen como soldados luchando en Vietnam, guerra que ellos increíblemente asumen que ganaron. Cada uno representa una postura paradigmática: El Comediante como el soldado cínico y violento, criminal de guerra que no parpadea para matar a una mujer vietnamita que le exige hacerse cargo del bebé que espera. Y el Dr. Manhattan como el súper hombre que asusta a los efectivos del Viet Cong con su sola espectral y gigantesca presencia, pero que con su indolencia e indiferencia no hace nada por evitar que su compañero cometa sus crímenes, limitándose a atestiguarlos.

El subconsciente del pueblo norteamericano pareciera proyectarse por derroteros fantásticos en estas historias de súper héroes, negándose a ver la realidad histórica tal como es. Es como si sublimaran su frustración histórica con la creación de personajes míticos (en este caso por la pluma de Alan Moore y Dave Gibbons) que representan sus deseos reprimidos o anhelados: un héroe que posee la visión del pasado y el futuro luego de alcanzar la habilidad de desatar fuerzas nucleares, otro que vive su vida heróico-trágica como una gran broma, y uno más cuya infancia llena de abusos no lo conducen a ser un asesino en serie sino a ser el más coherente de los súper héroes, y a acuñar una frase: “no se pueden perder los principios”; tal frase y su deseo de cumplirla hasta el final solo lo conducen a la aniquilación. Lo trágico es que dicha aniquilación tiene que venir de manos de quien debería ser su mejor amigo.

El mensaje final de la cinta pareciera ser entonces que la humanidad sólo sobrevivirá de la locura destructiva de aquellos que se sienten los amos del universo sólo si éstos mismos la engañan con artilugios y triquiñuelas que identifiquen al enemigo con entidades que no existen como tales (¿comunismo, terrorismo, narcos, choque de civilizaciones?).

Wartchmen es una película entretenida pero que no tiene como fin último entretener, como en el caso de Los Increíbles o Los Hombres X, (pues tiene un tufillo a propaganda política de la peor derecha, que supone al pueblo incapaz de tomar sus propias decisiones) sino ofrecer una visión adulta de la política social norteamericana en la cual el fin último justifica los medios, aún a costa de los verdaderos amigos. En todo caso, ¿quién vigilará a Los Vigilantes, quién les dio esa misión (hablando también de esos minuteman fronterizos cazadores de indocumentados)?