Saturday, January 31, 2009

Una Familia Genial

La gente inteligente debería arreglárselas siempre bien

Ricardo Martínez García

Noam Murro, director de origen israelí conocido por sus creativos trabajos para el mundo de la publicidad, presenta en Una Familia Genial (Smart People, 08) una ácida y difícil comedia familiar protagonizada por un envejecido Dennis Quaid y la siempre tierna y linda Ellen Page.

Al principio la película tiene un aire denso y un tanto forzado. El distante y casi enajenado profesor universitario de literatura Lawrence Wetherhold (Quaid) se encuentra con que ninguna casa editora quiere publicar su libro más reciente. De carácter amargado, gruñón y un tanto rebelde, tiene que lidiar con su hija adolescente igual de ácida que él, sin amigos y fungiendo como la verdadera ama de casa, ante la viudez de su padre. Además está su hijo –el más sobrio de todos- y su hermano adoptivo (Thomas Haden Church), un vendedor de tarjetas telefónicas sin mayores aspiraciones que vivir al día sin demasiadas complicaciones.

La trama y el manejo de los personajes no deja de recordar en ciertos momentos a otras familias peculiares que salen a flote de los mejores modos, tal como en las cintas Miss Pequeña Sunshine o Juno (el personaje de Page parece el mismo de Juno, solo que sin estar embarazada). Por otra parte, hay breves pasajes que de tan desolados recuerdan esa América profunda retratada en filmes de ambientes deprimentes como Stroszeck (Herzog, 77) o en My Own Private Idaho (Van Sant, 91).

El panorama de sórdida cotidianidad americana comienza a cambiar cuando Wetherhold inicia un romance con su ex alumna y doctora Janet Hartigan (Sarah Jessica Parker), quien quiere con el profesor pero no está dispuesta a lidiar con su a veces pedante egolatría y ensimismamiento.

La historia atraviesa por momentos de dudas, torpezas, inseguridades, incomunicación pero también de comprensión y generosidad por parte de los personajes menos pensados, hasta que la trama llega a buen puerto. Cuando finalmente los personajes comienzan a caerle bien al espectador, la película llega a su fin.

El mensaje de la cinta de Murro –que deja un buen sabor de boca- es que aún la gente más inteligente no deja de cometer torpezas, pero siempre será gente inteligente como para arreglárselas bien, sin importar si es doctor en literatura o vendedor de tarjetas telefónicas.

Sunday, January 25, 2009

El Espíritu


Una Novela Gráfica Filmada.
Ricardo Martínez García
Frank Miller, director y escritor de libros como Sin City 1 y 2, además de guionista de cintas como Robocop 2 y 3 y colaborador de Robert Rodríguez, presenta El Espíritu (The Spirit, 08), inspirada en el personaje de Will Eisner, creador de las llamadas “novelas gráficas”, con una estética parecida a la de Sin City pero con un toque que remite aún más al cómic del cual está basada.

La visión estética de la cinta muestra a los personajes y a Ciudad Central en fuertes contrastes de blanco y negro (ahora al estilo de las revistas en las que aparecían estas historias, pues antes las historias eran dibuadas con encuadres inspirados en el cine) y uno que otro toque de color –que hace resaltar corbatas, tenis, manchas de sangre-, combinando elementos antiguos y modernos como autos y vestimentas de mediados del siglo XX con computadoras y celulares.
La historia es bastante sencilla: cuenta con un villano frankesteniano llamado Octopus (Samuel L. Jackson, arriesgándose con un personaje llamado igual que el que aparece en el Hombre Araña y que es representado por Alfred Molina), quien realiza experimentos de índole genéticos y usa como conejillo de indias a El Espíritu (Gabriel Macht) quien antes de morir se llamaba Denny Colt y luego se convertirá en el nuevo héroe de la ciudad que regresa de la muerte gracias a las sustancias que le inyecta Octopus, quien también se inyecta la sustancia sobre sí mismo (de manera parecida al Duende Verde en El Hombre Araña, interpretado por Willem Defoe) convirtiéndolos en algo parecido a seres inmortales.

No conforme como lo anterior, Octopus desea conseguir una antigua vasija que contiene supuestamente la sangre de Heracles (mejor conocido como Hércules), la cual le dará poderes extraordinarios a quien lo tome. Las alusiones a la mitología y el mundo griego es de lo más interesante en la cinta.

En esta cinta se repiten ciertos patrones dramáticos y narrativos que fueron ampliamente desarrollados por Stan Lee y sus colaboradores en la creación de sus personajes -mucho más conocidos que los de Eisner- para la Marvel en sus cómics.
En lo que sí hay novedad es en la inclusión de dos mujeres de fuerte personalidad: Eva Mendes como la súper sexy y ambiciosa Sand Saref, nombre que es un guiño al mundo editorial y a las fuentes tipográficas, y quien logra lo insospechado: su personaje eclipsa totalmente al de Scarlett Johannson, la aparentemente recatada y tímida Silken Floss, socia de Octopus. La hace ver como una adolescente jugando a ser una villana coqueta y audaz.

Seychelle Gabriel, por otra parte, es la hermosa actriz que da vida a la juvenil Saref cuando era novia del joven Espíritu (Johnny Simmons) y que muestra que sí hay mujeres que declaran abiertamente lo que quieren: joyas, mansiones, autos.

La contraparte de Sand Saref es la doctora Ellen Dolan (Sarah Paulson), novia o esposa de Danny Colt y quien probablemente sabe que El Espíritu es su Danny, quien también fue novio de Sand Saref. Ellen es la abnegada mujer que siempre está atenta para auxiliar al Espíritu, pues sólo ella “conoce su cuerpo y el modo en que funciona”, o al menos eso le dice a su padre, el Comisionado Dolan (interpretado por Dan Lauria, el famoso papá de Kevin, el de Los Años Maravillosos).
La recreación de un héroe sin poderes especiales, pero héroe al fin no es novedad, y la cinta seguramente será disfrutada por los seguidores de las novelas gráficas de Eisner. Pero quien ha disfrutado con cintas como Hombres X, El Hombre Araña, o Los Cuatro Fantásticos, probablemente se sentirá un poco decepcionado.

Saturday, January 17, 2009

A la Orilla del Cielo


Amor y Sacrificio


Ricardo Martínez García


Por fin se exhibe en el circuito comercial de cines de la Ciudad de México la celebrada cinta de Fathi Akin A la Orilla del Cielo, ganadora en el Festival de Cannes en 2007 tanto en la categoría de Mejor Guión como en el Premio del Jurado.


Director nacido en Alemania pero de raíces turcas, Akin (73) expone en sus trabajos fílmicos (como en A Man`s Fear of God, Crossing the Bridge: The Sound of Estambul y otras) ciertas preocupaciones por los problemas sociales generados por las guerras, las relaciones raciales, la inmigración, así como las fuertes paradojas que dichos problemas y relaciones generan.


A la Orilla del Cielo (Auf der Anderen Seite, 07) es un drama humano fuerte y complejo pero expuesto de manera sencilla, en el que abundan las ironías del destino, cruces de caminos ignorados, casualidades que son las que conforman la vida cotidiana de Nejat, un profesor universitario de origen turco que da clases de alemán en Alemania, y de su padre retirado Ali, quien decide invitar a vivir con él a Yeter, una dama de la vida galante, quien a su vez tiene una hija que la cree dependienta de una zapatería.


Las cosas se complican cuando ocurren los imprevistos: Ali accidentalmente da muerte a Yeter, y va a dar a la cárcel. Nejat reniega de su padre (con el que había vivido toda su vida) y se da la tarea de encontrar a la hija de Yeter, Ayten, para lo cual viaja a Estambul en su busca. Dicho viaje le cambia la vida en varios sentidos.

Akin enfatiza el papel de la muerte y del amor en las paradójicas situaciones de la vida. Pareciera que al perder a alguien por muerte o prisión, se gana a alguien más.


Los cambios de escenarios, de Alemania a Turquía, o de escenas domésticas de familias alemanas o turcas ofrecen una riqueza enorme en la expresión de las relaciones humanas. Incluso Akin se permite algunas observaciones políticas en voz de Ayten, quien es activista por los derechos humanos en Turquía –gobierno que la considera terrorista- y que por ninguna razón acepta la entrada de Turquía a la Unión Europea.


Por amor se cometen las más grandes locuras, los más grandes sacrificios, y eso lo constata tanto Nejat como Ayten y la novia de ésta, la alemana Lotte, quien abandona todo con tal de ayudarla. Dicho amor le da sentido y sustancia a su vida, lo cual no puede entender su madre. Por circunstancias absurdas (lo mismo que en el caso de Yeter), Lotte pierde la vida, y su madre decide continuar con el apoyo que su hija le daba a Ayten.


En Turquía se conmemora en enero la festividad del Kurban Bayram, o Fiesta del Sacrificio, que recuerda la ocasión en que Ibrahim (Abraham en la tradición hebrea) estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Ismail a petición de Dios, con el propósito de probar su fe. La casualidad hace que la madre de Lotte, Susanne, que se encuentra en Estambul a causa de su fallecida hija y de su deseo de seguir con la ayuda a Ayten, se reúna con Nejat (ambos sin saber los nexos que los unen) el día de esta celebración y presencie cómo la gente acude a la mezquita.


Susanne le pregunta a Nejat el motivo de la reunión y éste se lo explica. Nejat entonces recuerda que su padre Ali, al ser cuestionado sobre qué haría si Dios le pidiera el sacrificio de Nejat, Ali respondió que haría de Dios su enemigo si le pidiera tal cosa. En ese momento le cae el veinte a Nejat y decide reconciliarse con su padre, el cual había sido deportado desde Alemania.


Al ir a buscar a su padre a un pueblo costero, Nejat pasa por un poblado llamado Filyos, lo cual es un pequeño guiño del director a todos los que somos hijos y contamos todavía con nuestros padres. Cuando llega al lugar donde se supone está su padre, el cual salió a pescar, Nejat simplemente se sienta a esperarlo, a la Orilla del Mar.


Se trata de una película que no debe perderse, si gusta de dramas humanos sin concesiones ni sentimentalismos, profundos e inteligentes, y que además muestra que nuestros mayores enemigos son nuestros propios prejuicios.

Tuesday, January 13, 2009

Australia

Un Western muy Meridional

Ricardo Martínez García

Luego de dirigir a Leonardo Di Caprio y Claire Danes en la ecléctica versión de la obra Romeo y Julieta de Shakespeare y de trabajar dirigiendo el musical Moulin Rouge protagonizado por su paisana Nicole Kidman, ahora Baz Luhrmann entrega una cinta de corte western pero ubicada en su país natal, Australia.

Es una cinta que narra la historia de una noble inglesa que se tiene que hacer cargo de un rancho de su propiedad ubicado en el lejano país meridional de Australia. Para salvar dicha propiedad del desastre de ser absorbida por un ambicioso terrateniente, tiene que trasladar a un enorme número de cabezas de ganado hacia el puerto de Darwin, en plena Segunda Guerra Mundial y poco antes de un ataque por parte de la Fuerza Aérea Japonesa.

Nada más llegar a Australia la delicada Lady Sarah Ashley (Kidman) comienza a depender de señor Drover (El Capataz, un excesivamente varonil Hugh Jackman) con quien pronto se verá cada vez más relacionada.

Lady Sarah es una dama inglesa decidida, valerosa pero ignorante de lo que se le viene encima. Ante sus evidentes abusos corre a su capataz, el cobarde y ladrón Neil Fletcher (un excelente villano interpretado por David Wenham) quien es responsable de la concepción con una aborigen del niño Nullah (Brandon Walters, con la actuación revelación de la cinta) y a quienes maltrata sin miramientos.

El amor que surge entre lady Sarah y el señor Droven es bastante predecible pero no por eso menos eficaz entre los espectadores, sobre todo en aquellos que contamos con un corazón de pollo.

Siendo una película de carácter épico, puesto que no cualquiera arrea dos mil cabezas de ganado durante días enteros, ayudado por un equipo de vaqueros inexpertos compuesto por tres mujeres, un anciano y un niño (y un poco de magia, hay que decirlo), y con la necesidad de cruzar un desierto mortal, sorprende que en algunas escenografías no se utilicen locaciones naturales (como en gran parte de la cinta) sino que es notoria la artificialidad propia de los estudios. Tal es el caso de las escenas de la acampada al pie de unos acantilados, cuyos fondos hacen recordar los usados por el director Vicente Orona en la cinta Los Gavilanes, cuando Pedro Infante y Lilia Prado se encuentran en pleno “cerro”. Así más o menos se ve ese escenario pero ahora con la Kidman y Jackman.

Del mismo modo son notorias las escenas de animación digital en las que cientos de reses se encaminan directo a un desfiladero, lo cual era lo más recomendable dada la naturaleza de la situación.

Lo mejor de la cinta es la conmovedora relación que se gesta entre Sarah y Nullah, la cual ofrece tanto el dramatismo como la parte sentimental, así como el respeto a las tradiciones autóctonas, dadas las condiciones en las que se da dicha relación. En Australia, como en muchos otros lugares del mundo que han conocido la colonización por parte de pueblos europeos, los habitantes autóctonos se encontraban en su propia tierra como extraños, los prejuicios raciales generaron problemas en ambos lados y la hipocresía social se hacía de la vista gorda ante algunos actos bajos de miembros de la raza conquistadora. Tal es el caso de Nullah, que al ser hijo del blanco Fletcher y de una negra, no sabe cuál es su lugar en el mundo, hasta que lo rescata su abuelo, tanto de los peligros reales como de los de su aparente falta de identidad.

Dicen que a Nicole Kidman no le gustó cómo quedó la cinta finalmente, pero creo que hay muchas películas mucho más malas y menos disfrutables que este western australiano. Vale la pena verla.

Rocknrolla


La Fascinación Cinematográfica por la Delincuencia
Ricardo Martínez García

Si hay algo que tienen en común cineastas como Guy Ritchie, Quentin Tarantino, Roger Donaldson o David Mamet (solo para mencionar a mis preferidos), es la fascinación, el gusto que sienten por el mundo del hampa, de la delincuencia y el bajo mundo del crimen para reflejarlo en complejas y divertidas tramas.

Cintas como Perros de Reserva (o Pulp Fiction), Lock, Stock and Two Smoking Barrels, El Robo del Siglo o Asalto ofrecen diferentes visiones del universo del hampa, dependiendo del reflejo de la personalidad de cada uno de esos grandes directores.

En México se exhibió hace poco Revolver (06), pero ahora se encuentra en cartelera Rocknrolla, el más reciente trabajo de Guy Ritchie cinta que probablemente reivindica un poco su trabajo luego de la irregular y casi fallida cinta anterior.

Los excéntricos, salvajes y a veces divertidos personajes creados por Ritchie siguen siendo del tipo de grandes corruptos como el mafioso Lenny Cole (un estupendo y veterano Tom Wilkinson), y su lugarteniente Archy (el casi gemelo de Andy García, Mark Strong) que se pasan la vida negociando por debajo del agua con concejales o funcionarios públicos no menos corruptos para conseguir muy ventajosos cambios de uso de suelo con el fin de construir bienes inmuebles -algo con lo que posiblemente estén familiarizados ciertos funcionarios de las delegaciones Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y otras en la Ciudad de México- o entrevistándose con poderosos inversores rusos asentados en Londres que desean gastar un poco de dinero para conseguir los permisos correspondientes.

Ese escaso dinero ruso puede llegar a sumar tranquilamente unos catorce millones de euros, los cuales son escamoteados a instancias de la ambiciosa contadora al servicio del multimillonario Obamavich (Karel Roden), la bella Stella (la morenaza y delicada actriz Thandie Newton, novia de Tom Cruise en Misión Imposible), encargando el robo del dinero a un trío de despistados e ineptos delincuentes encabezados por el señor “Uno Dos” (el muy versátil Gérard Butler, famoso por El Fantasma de la Òpera y por 300) y sus socios El Guapo Bob (que al salir del clóset y a punto de entrar en prisión logra que Uno Dos haga algo con él, y de lo cual éste no quiere que nadie se entere) y el fortachón Mumbles.

También está el hijastro de Cole, el clavadísimo yonky Johnny Quid, un frustrado músico del punk que finge su muerte (“un rockero muerto vale mucho más que uno vivo”) y que es quien introduce el elemento caótico en todo el sistema corrupto productor de grandes cantidades de dinero al robar un cuadro.

No todo en la cinta de Ritchie es ficción: en Madrid, Londres y algunos otros lugares de Europa de vez en vez estallan casos de la vieja “corrupción urbanística” (o de cualquier otro tipo) involucrando a funcionarios públicos, alcaldes, concejales o munícipes que se encargan de conseguir como sea -y cobrando enormes comisiones- permisos para que empresas gigantes construyan viviendas o edificios en lugares donde estaba prohibido. Gente como Pedro Antonio Torrejón, Joaquín Tejeiro, Antonio Reino, María de la Poza, José Luis Tello, y otros son algunos funcionarios españoles que han sido señalados por haberse beneficiado con negociaciones turbias de ese tipo (ver http://www.elmundo.es/especiales/2006/11/espana/corrupcion_urbanistica/mapa/madrid.html).
También están esos personajes rusos mafiosones inmensamente ricos que son una clara alusión a gente como el multimillonario Roman Abramovich, conocido por ser el dueño del equipo Chelsea de la Premier League, y por su afición a las obras de arte; hasta el nombre del personaje en la película es parecido. ¿Acso le sabrán algo al señor Abramovich?

La cinta de Ritchie cuenta con gran cantidad de ingredientes audiovisuales manejados a veces a gran velocidad, como la voz en off de Uno Dos que al inicio de la película nos explica el contexto e introduce a los personajes, así como los delirantes diálogos (los subtítulos cambian tan rápido que se hace recomendable no leerlos sino tratar de entender directamente el inglés si es que no resulta demasiado callejero para ser entendible) o las escenas de acción; otras veces dichos elementos son presentados con marcadas pausas para enfatizar un estado subjetivo (como cuando Johnny Rocknrolla se droga y sufre los efectos en un inmundo y sórdido lugar que comparte con otro yonqui), o como cuando unos guaruras casi indestructibles e incansables realizan una aparatosa persecusión a la banda de Uno Dos en una hilarante parodia de Terminator.

El universo de los personajes de Ritchie, cínicos, toscos, listillos pero leales a su manera, es a ratos bastante parecido a los de Tarantino, logrando imprimirles un sello particular, aunque ambos carecen de la sutileza y elegancia de los creados por Mamet, que está al otro extremo de ellos (sobre todo por ejemplo en la elegante, pulcra e inteligente Asalto, en donde se lucen Gene Hackman, Delroy Lindo y Danny De Vito), siendo sus personajes de más clase si se puede decir así, no obstante su misma profesión.

Mención aparte merece el soundtrack de la cinta, con grupos como The Clash, The Hives, The Scientists, The Subways, The Sonics, y gente como Lou Reed, Kim Fowley, Steve Isles y otros. Afortunadamente Ritchie tiene buena intuición musical: nada del repertorio de su ex Madonna y sí piezas como la poderosa I´m a Man de Black Strobe.

El baile desenfadado, al principio un tanto epiléptico pero poco a poco con más ritmo y cadencia que se discuten Stella y Uno Dos (bailando Waiting for a Train, de Flash & The Pan, mientras acuerdan someramente la forma de realizar un asalto) y el romántico baile de éste con El Guapo Bob son de antología y representan dos de las escenas más divertidas.

Rocknrolla es una película veloz, entretenida, compleja, a ratos ininteligible y estrambótica pero con todo el sello creador del memorable Guy Ritchie de principios de los noventa, fascinado por el mundo de la delincuencia, en donde también caben las drogas, un poco de sexo y mucho rock and roll.

Por cierto, pronto veremos el trabajo de Ritchie dirigiendo a Robert Downey Jr. y a Jude Law en la esperada nueva versión de las aventuras de Sherlock Holmes y su inseparable amigo el Dr. Watson. La pregunta es ¿podrá Ritchie mantener su estilo y gusto de filmación en una cinta como esa, de corte tan clásico, tal y como son los personajes creados por Arthur Conan Doyle?