Sunday, January 31, 2010

Enamorándome de mi ex


Pasiones otoñales divertidas

Ricardo Martínez García

Meryl Streep es tan buena actriz que en cualquier género cinematográfico se ve desenvuelta y muy natural. No por nada es considerada una de las más grandes actrices en la actualidad. Tal es el caso de su trabajo en la tragicomedia romántica de Nancy Meyers, en la cual comparte créditos con Alec Baldwin y Steve Martin.

Es una tragicomedia porque mientras reímos con las situaciones jocosas que se presentan en la vida de Jane (Streep) al tener que lidiar con un reencuentro con su ex esposo Jake (Baldwin), por otro lado la vemos sufrir y debatirse con el conflicto que le genera el saber que aunque su ex es alguien todavía importante para ella, la relación que tenía a nivel individual con él se ha terminado mucho tiempo atrás.

La vemos sufrir las dudas, las inseguridades propias de quien ha perdido la práctica de salir y divertirse con alguien, y que cuando las circunstancias lo permiten, se da el lujo de vivir algo que ella desea pero que no sabe qué final tendrá. Es complicado, como ella le dice a su terapeuta.

Jake es un hombre maduro y en la antesala de la vejez que logró fundar una nueva relación con la joven Agness (Lake Bell) y tiene un niño de cinco años. Pero esto no lo hace feliz y luego del reencuentro casual con su ex intenta regresar a la relación que tuvo con ella. Ambos lo intentan pero las inercias de tantos años presentan sus circunstancias propias haciendo que todo sea “complicado”.

Una nueva oportunidad se abre para Jane cuando conoce a Adam (Steve Martin) pero entre que sí y que no regresa con Jake hay una enorme ambigüedad que tiene que ser resuelta. ¿Quién no se ha visto en una situación humana así? Meyers presenta una cinta aparentemente ligera pero de la cual el espectador puede sacar temas de reflexión de manera divertida y madura.

Sherlock Holmes


Guy Ritchie se pone clásico

Ricardo Martínez García

El Sherlock Holmes de Guy Ritchie es un ejercicio fílmico de un cineasta que ha logrado alcanzar su madurez, y lo hace con un tema clásico de la literatura popular británica, desde su visión particular pero sin dejar de lado la esencia del genial personaje creado por sir Arthur Conan Doyle.

El método detectivesco fundamentado en la observación y en la deducción, tan desarrollado por Sherlock Holmes y que es un elemento esencial en el personaje literario llevado a extremos próximos a la grosería de tan exactos, es respetado por Ritchie, no así algunos excelentes elementos ambientales o escenográficos, pero esto en la cinta del ex de Madonna se agradece, pues con ello logra un trabajo redondo: es entretenido, hay un misterio que resolver, los personajes protagónicos corren aventuras y romances y finalmente los malos no se salen con la suya.

El intercambio de diálogos entre Holmes y su inseparable compañero Watson (Robert Downey Jr. y Jude Law, ambos en una de sus mejores interpretaciones) son divertidos e ingeniosos, así como la picardía de Irene Adler (Rachel McAdams, preciosa y audaz ladrona objeto amoroso de Holmes), lo que hace que sean personajes simpáticos y con los cuales el espectador se identifica plenamente.

Holmes y Watson a ratos parecen dos esposos que se llevan tan bien que a cada rato quieren separarse pero sin lograrlo, se conocen tan bien que es un gusto verlos interactuar. No son como los personajes sobrios que dibuja Conan Doyle sino son mucho más intensos, algo que los puristas han rechazado. Ritchie adereza de modo muy lúdico la esencia de los relatos de Conan Doyle y ofrece un producto divertido, ameno, atractivo para las grandes audiencias que no necesitan haber leído los relatos detectivescos originales para disfrutarlos. Incluso aquellos que sí los hayan leído podrán ver que la transformación mantiene la esencia del personaje y la recreación es más que buena. No deje de verla si le gustan las cintas de detectives al estilo clásico.


Wednesday, January 20, 2010

Actividad Paranormal


Terror a Cuentagotas
Ricardo Martínez García
Prácticamente sin efectos especiales y con un estilo fílmico que combina el video casero con la autofilmación testimonial que evoca a películas como La Bruja de Blair o Cloverfield, la cinta Actividad Paranormal, del cineasta de origen israelí Oren Peli del 2007, pero apenas estrenada en México, muestra un manejo de los tiempos y las circunstancias bastante efectivo para generar terror, a pesar de tener una trama relativamente sencilla.

Katie (Katie Featherson) y Micah (Micah Sloat) son una joven pareja que vive en una cómoda residencia. Katie expresa un sentimiento de estar siendo acechada, o de que escucha pequeños ruidos en la noche, y Micah decide comenzar a filmar lo que acontece en su dormitorio.

Pequeños ruidos o movimientos inexplicables son registrados al principio en la videograbadora, pero ante la insistencia de Micah por que la entidad o lo que sea se manifieste, poco a poco van creciendo de intensidad las cosas inexplicables.
En la casa de Micah ocurren cosas extrañas: Katie se levanta por las noches y se queda inmóvil en el mismo sitio por largo tiempo, se escuchan ruidos que los despiertan, una ouija se mueve solita. Cualquiera de estas manifestaciones son cosas algo más que suficientes para salir corriendo, pero Katie cree que no puede irse porque el fantasma o lo que sea la persigue a ella, no a la casa. Un psiquiatra los visita y aconseja que vean a un demonólogo pero no encuentran el modo de comunicarse con él. Así se gesta el desenlace.
El correcto manejo del ritmo de las acciones (todas transcurren dentro de la casa), muy bien dosificado, genera ansiedad y muchas expectativas, las cuales se cumplen dramáticamente para la pareja (y el espectador). Al parecer el hecho de que Micah comenzara a filmar fue el detonante para que un ente que era provocado y retado a manifestarse finalmente lo hiciera. Un par de escenas son de verdadero escalofrío. No deje de verla si le gustan las cintas del género.

Tuesday, January 19, 2010

El vengador


Inteligencia desbordada

Ricardo Martínez García

Gerard Butler, el excelente actor escocés de cintas como 300 y Rocknrolla, hace una dupla explosiva con el no menos talentoso Jamie Foxx en este thriller jurisprudencial que ataca cierto aspecto del sistema de justicia en los Estados Unidos, El Vengador (Law Abiding Citizen, F. Gary Gray, 09)

Clyde Shelton (Butler) es aparentemente un ciudadano ejemplar con una familia normal y todo. De pronto sufre en su casa el ataque de unos delincuentes que violan y matan a su esposa e hija. Sobreviviente del ataque, y luego de la captura de los delincuentes, Shelton acude a los tribunales solo para ver cómo el fiscal del caso Nick Rice (Foxx) hace un trato con uno de los delincuentes, el más culpable, para que el caso se amarre, aunque eso signifique que no se paguen debidamente los crímenes. La lógica del fiscal es que al hacer el trato se logra castigar a los dos delincuentes pero no cuenta con la idea de justicia de Shelton. Eso lo lleva a planear una venganza meticulosa que incluye aún al fiscal del caso.

El personaje de Butler es sumamente listo, todo un genio, pero llega un momento en que en el afán de aleccionar al sistema de justicia, pierde piso y va más allá de lo que originalmente era su idea. Hace grandes demostraciones de su genio pero no se da cuenta de que su lucha destructiva no conducirá al mejoramiento del sistema de justicia. No puede luchar contra todo el establishment porque eso es ir en contra de la propia sociedad. No es como el personaje de Charles Bronson en El Vengador Anónimo, que toma la justicia por su cuenta. Shelton en su egocentrismo quiere poner en su lugar a todo el sistema de justicia.

El fiscal Rice es un personaje que solo hace su trabajo, aunque le queda claro que en ciertos casos no se trata de ganar o ganar, sino de buscar justicia realmente, aunque el sistema proteja a los delincuentes, y eso lo aprenderá del modo más duro.

Al final la cinta se cae un poco debido a esa compulsión increíble de Shelton de llevar hasta sus últimas consecuencias su venganza irracional. La cinta entonces se vuelve predecible y da una vuelta de tuerca: el astuto fiscal es el que finalmente nulifica a Shelton. El corolario de esta cinta así parece ser que la practicidad se impone sobre la genialidad. ¿Será así en la vida real?

Amor sin Escalas


Despidos al por mayor

Ricardo Martínez García

¿Será posible tener un trabajo peor que uno en el que se tenga que despedir a otros?, bueno, ése es el trabajo que le permite a Ryan Binghan (George Clooney interpretándose casi a sí mismo: simpático, ocurrente, soltero empedernido, un ente solitario pero casi nunca triste) viajar por todo el territorio norteamericano y acumular cientos de miles de kilómetros, lo cual lo hacen acreedor a ciertos insospechados privilegios, además de que su vida cotidiana es como un manual de viajero frecuente.

Jason Reitman, el director de Amor sin Escalas (Up in the air, 09) logró cierta notoriedad a raíz de su trabajo en Juno, con un excelente guión de Diablo Cody y la extraordinaria actuación de Ellen Page. Con esta cinta refuerza su idea de que odia las historias con mensaje, aunque tal vez más bien sea posible encontrar un antimensaje.

En época de crisis debidas a guerras o depreciación de la vida económica, ciertas cintas trágicas o de terror, dicen los entendidos, logran de algún modo encauzar parte de las percepciones negativas de la población en general hacia salidas menos traumáticas. Así, las películas se vuelven en cierto modo catárticas. La cinta de Reitman que nos presenta en esta ocasión le queda como anillo al dedo a los mexicanos, que en este mes de enero ven cómo el gobierno federal, encabezado por Felipe Calderón, que en campaña se vendió como un candidato que impulsaría el empleo, no solo no ha generado nuevos empleos sino los que hay los va acabando poco a poco, para no hablar de los aumentos en impuestos y en productos básicos.

El espectador ve cómo se desenvuelve el profesional del despido Ryan y su compañera novata Natalie (Anna Kendrick) y no puede hacer menos que identificarse con aquellos que son despedidos. A modo de consuelo (que no carece de cierta gracia) estas aves de mal agüero les muestran ciertas estrategias a los nuevos desempleados con el fin de que vean su despido más como una oportunidad de crecer (que sin duda lo puede ser) que como una calamidad en su vida. De modo que el darwinismo social se impone como explicación de los que sobreviven a ese ambiente adverso, pero no todos lo logran, lógica y naturalmente.

Cuando Ryan conoce a su contraparte femenina, en uno de sus tantos viajes, se encuentra en efecto con su propio reflejo, pero en la jugada del amor sin darse cuenta sale perdiendo. No deje de verla, si su ánimo anda volando bajo.

El Conquistador


Historias Universales

Ricardo Martínez García

No es la primera vez que la vida de Gengis Khan, el gran conquistador mongol que vivió en el siglo XII de nuestra era, es llevada a la pantalla grande. En 1956 John Wayne hizo el papel del caudillo de oriente en una cinta dirigida por Dick Powell y en la que intervino en el reparto Pedro Armendáriz.

Más allá de la anécdota cinematográfica, en la cinta El Conquistador (Tayna Chingis Khaana, 09) del director ruso Andrei Borissov se muestran las situaciones tradicionales de las tribus mongoles que en realidad no son tan diferentes a las de otras tribus del mundo.

Los líderes de esas tribus nómadas de la salvaje y extensa estepa al norte de China, a veces prósperas y a veces paupérrimas, siempre están a un paso de caer en desgracia. Las traiciones de las que son objeto, las envidias y la infidelidad, aunadas a los resentimientos que sus propias personalidades van generando, hacen que sus familias pasen de ser la familia principal en su sociedad a ser los perseguidos y humillados.

Otras historias no menos universales están presentes aquí, como la de los amigos que se vuelven hermanos y que alguna vez se juraran fidelidad mutua, de pronto las circunstancias o la ambición los lleva a luchar entre sí, como en el mítico relato bíblico de Caín y Abel. Esto es lo que en parte nos muestra la cinta de Borissov, que hace un relato épico del tezón y la fortaleza de quien se volviera el Kahn de todos los mongoles, gobernando en un territorio casi tan vasto como el que conquistó Alejandro Magno quince siglos atrás.

La excelente fotografía y ambientación hacen de esta ejemplar cinta rusa un contraste muy agradable respecto a cintas como Gladiador o la vieja Espartaco, que son completamente propias de una tradición occidental. Oriente también tiene sus héroes y uno de los mayores es este Gengis Kahn. Si la ve exhibiéndose en alguna sala no deje de verla.