Monday, July 25, 2011

Insidious: La noche del demonio

Hay seres acechando

Energías negativas

Ricardo Martínez García

El enfoque de esta cinta ante el fenómeno del mal, o de lo desconocido, atrae y aterra porque ofrece una visión no tan mítica del origen de lo malévolo.

Con un excelente ritmo, gracias a un ágil guión (producto de Leigh Whannell, el mismo de Actividad Paranormal) y un eficiente trabajo de edición y musicalización, la cinta Insidious, La Noche del Demonio (2010), dirigida por James Wan, el mismo de Saw, refresca un género que estaba ya gastado, gracias al exceso de sangre y clichés utilizados para producir los anhelados sobresaltos.

La cinta recurre a algunos elementos clásicos del género, pero de manera eficaz y sin excederse. Incluso el trabajo de maquillaje se inclina por una estética más propia del teatro pero sin caer en situaciones estrambóticas. Los efectos especiales son los necesarios y logran muy bien su cometido.

Más allá de la idea de posesiones demoníacas, de casas embrujadas o de exorcismos, la cinta plantea la idea de que en el universo hay más entidades conscientes no necesariamente humanas, y que algunas de esas entidades andan a la caza de los pocos seres humanos que tienen la capacidad de visitar sus mundos a partir de los llamados viajes astrales.

No sería raro que aquellos que han leído los libros de Carlos Castaneda, aquel famoso antropólogo de la UCLA que se convierte en discípulo de un brujo yaqui de nombre Juan Matus, relacionen el argumento central de la cinta con un pasaje de El arte de Ensoñar, específicamente con la parte que describe el mundo de los seres inorgánicos y los tratos en los que entra Castaneda con el Explorador Azul.

La cinta de Wan realmente arranca algunos escalofríos, no por la imagen estilizada que presenta del demonio, sino por el buen manejo de los elementos dramáticos y visuales, así como las implicaciones argumentales.

Friday, July 22, 2011

De hombres y de Dioses

El drama de la fe.

El contraste y unidad entre la vida y la fe

Ricardo Martínez García

Un grupo de nueve monjes católicos trapenses asentados en medio de una pequeña población musulmana con la que convive y presta servicios médicos; su inserción en la vida de esta comunidad es natural y armónica. La población se ubica en Tibhirine, Argelia y la película De Hombres y De Dioses (2010) cuenta una historia basada en hechos reales.

En medio de un conflicto generado por terroristas  islamistas en 1996, que exigieron la salida de todo extranjero de Argelia, asesinando a los que no cumplieran tal mandato, los monjes del monasterio de Nuestra Señora del Atlas deciden, luego de claros indicios de peligro inminente, permanecer en la comunidad.

El director de la cinta, el francés Xavier Beauvois presenta este intenso drama a partir de las dudas y flaquezas, de la fe que se renueva y que vuelve a dudar en torno a la misión religiosa, de la simple reflexión sobre qué es la vida, qué sentido tiene la vida sin un propósito y ante la clara y evidente amenaza real de perderla.

Las inamovibles convicciones de algunos monjes y de su claridad ante las opciones que se les presentan en su contexto real discrepan con la preocupación por sus propias vidas y las de las personas de su comunidad, con las dudas y el debate interno de algunos otros.

Se trata de una película intimista, que se toma su tiempo para resaltar los detalles, de la que el espectador sale profundamente conmovido, si es que tiene la disposición de ver una cinta completamente diferente a las producciones de entretenimiento que acaparan la cartelera.

La enorme empatía que algunos de estos monjes generan a su alrededor, su vida íntima de oración y servicio, contrasta con la irracionalidad que muestra el fundamentalismo y pensamiento político radical y que permea en un momento político concreto en la historia de Argelia.

La fe, el carisma y la humanidad que emana del Hermano Luc (Michael Lonsdale, experimentado actor francés que ha participado en cintas como Ronin, El nombre de la Rosa, Agora) o del Hermano Christian, superior del monasterio (el excelente Lambert Wilson) le dan fortaleza no solo a sus hermanos monjes, sino incluso al espectador que ve el drama, a 15 años de los hechos narrados. Esta cinta ganó el Gran Premio del Festival de Cannes en el 2010. 

Thursday, July 21, 2011

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2

Adiós Harry

El triste fin de la saga

Ricardo Martínez García

Muchos adolescentes crecieron a la par que los actores de esta famosa serie de películas, y los adultos que hemos visto toda la saga extrañaremos cada verano el estreno de una nueva película de Harry Potter.

El desenlace es triste porque es el fin de un ciclo (así como muchos de esos adolescentes vieron el fin de su infancia), pero también lo es por el modo en que se resuelve literaria y cinematográficamente.

David Yates, músico y cineasta, ha dirigido cuatro de las cintas de Harry Potter: La orden del Fénix, El príncipe mestizo y las dos últimas, pero su mejor trabajo lo presenta en Las reliquias de la muerte, parte 1.

En aquella cinta se muestra con magnificencia dramática y visual la búsqueda solitaria de los tres amigos recorriendo parajes desolados, que van de un lugar a otro en la búsqueda de los horrocruxes que les permitan vencer a su enemigo Lord Voldemort. La camaradería que se rompe y se recompone, la exposición de las pasiones florecientes (como en los reclamos de Hermione a Ron cuando éste regresa para salvar a Harry en el estanque), las dudas que experimentan, la falta de fe momentánea, las flaquezas de los tres personajes y los momentos divertidos en esa Parte 1, nos los presentan en toda su humanidad. Incluso la historia de las tres reliquias de la muerte es una delicia, contada en voz de Hermione, para no hablar de su animación, que es como una película dentro de la película.

La necesidad de concluir la historia de Harry Potter, por parte de la autora de los libros, Joanne Kathleen Rowling, tal vez obedeciera más al cansancio que a un verdadero deseo de terminar con esta historia que la ha hecho muy rica, con una fortuna estimada en más de mil millones de dólares (todo esto si podemos creer que la autora es real y no un nombre ficticio que representa a un equipo de escritores que realizan su trabajo a partir de estudios de mercado, como se sugiere en un capítulo de Los Simpson).

El desenlace se siente apresurado, no muy convincente en el enfrentamiento entre Harry y Voldemort, con sus rayos de poder emanados de sus varitas como si fueran las espadas láser de La Guerra de las Galaxias, y la lucha brujeril-militar que se desata entre las huestes de ese malvado personaje y los docentes y alumnos del Colegio Hogwarts, siendo a Harry al que quiere destruir, como si fuera un  mesías, que hasta vuelve de la muerte.

¿Es acaso Harry Potter en realidad hijo del Príncipe Mestizo? ¿Qué pasa con Dumbledore, resucita o muere definitivamente? ¿Regresan Harry, Ron y Hermione a unas vidas cotidianas y sin demasiado chiste, para encaminar a sus hijos a la escuela, en la estación de trenes y verlos cómo desaparecen en una columna? ¿Dónde quedó la magia?  Triste final.

Transformers 3 El lado oscuro

Robots malos

Pirotecnia china

Ricardo Martínez García

Algunas de las franquicias cinematográficas no resisten demasiado el uso de un mismo hilo argumental por más de una película. Tal es el caso de Transformers 3 El lado oscuro, cinta dirigida por Michael Bay en la que nuevamente se presenta la lucha improbable de estos seres metálicos llamados Autobots, aliados de los humanos, y los Decepticons, que quieren apoderarse del planeta.

Si bien resultaba un tanto difícil jugar el juego de imaginación que requiere aceptar la idea de esa lucha y su relación con los humanos, en la primera cinta de la saga hubo elementos de novedad, el espectador una vez enganchado en la historia quería ver cómo terminaban las cosas para Sam Witwicky (Shia La Beouf) y su novia, la despampanante Mikaela Banes (Megan Fox), adoptados por los autobots en su lucha por defender al mundo de los malvados Decepticons (nombre muy sugerente).

Pero ahora en esta nueva cinta, ni siquiera la inclusión de actores de primera línea, como John Malkovich y Frances McDorman, la cinta logra despegar. No hay novedad, uno siente que está viendo fragmentos de otras cintas, como La Guerra de los Mundos (Spielberg, 05) o Skyline (Hermanos Strause, 10) , o lo que es peor, que se fusilan ideas de esas cintas y otras por el estilo.

El enorme despliegue de efectos especiales, como las transformaciones a toda velocidad de coches a robots o las luchas entre robots, hacen que todo sea confuso y artificioso. Funcionan bien como elaborados comerciales de coches pero nada más.

Gran parte de la cinta se ocupa en el reiteramiento de los efectos especiales, descuidando así la historia dramática, si es que la hay. El resultado es que el protagonista de las primeras dos cintas de la saga, LaBeouf, apenas si tiene importancia en la historia. Su nueva compañera, la bella pero intrascendente Carly Miller (Rosie Huntington-Whiteley) apenas si figura en la trama y es un reflejo de ésta. Y así están casi todos los actores, desdibujados, como el personaje de John Turturro, Simmons, o el de Josh Duhamel, como el teniente coronel William Lennox, interesantes y de cierta importancia en las dos anteriores películas.

Al final la cinta es como aquellos viejos fuegos artificiales chinos: mucha faramalla y efectos especiales para rellenar un vacío dramático y poco verosímil. Dichos fuegos artificiales se usaban para distraer a la audiencia, o como una cortina de humo. ¿Qué ocultará esta cinta?