Wednesday, June 17, 2015

Los Vengadores, La Era De Ultrón

Peligrosa robotización
Invención vs. inventor

Ricardo Martínez García

Más allá del alarde de efectos visuales digitales, de trepidantes combates entre los Vengadores y una serie de enemigos, primero humanos y luego robóticos, la nueva cinta de la franquicia, Los Vengadores, La Era de Ultrón (15), de Josh Whedon, propone algunas ideas sobre los peligros de la automatización, en torno a temas que de por sí son complejos para el discernimiento puramente humano.

Luego de comabtir contra una sociedad criminal secreta llamada Hydra, los Vengadores se toman un respiro. Tony Stark, en su idealista intento por preservar la paz mundial, proyecta el diseño de un robot capaz de pensar por sí mismo. Pero un descuido provoca el caos y posteriormente una destrucción atroz en algún país de Europa oriental.

El robot autónomo llamado Ultrón (con la voz de James Spader), al tomar conciencia de un modo obscuro -una conciencia que se forma y permanece al parecer en la realidad virtual de internet, algo como lo visto en la cinta Ella (13), de Spike Jonze-, planea la destrucción de la humanidad, contraviniendo de este modo las tres leyes de la robótica planteadas por Issac Asimov, pues su programación es para preservar la paz mundial, por encima de la propia humanidad.

La trama de la cinta introduce algunos pequeños nuevos elementos personales de los Vengadores, en un intento por mostrarlos más humanos. El Capitán América (Chris Evans) le recuerda al doctor Banner (Mark Ruffalo) que él es experto en tardarse demasiado, cuando observa el naciente romance del doctor con la bella Natasha Romanoff, la Viuda Negra (Scarlett Johansson), y en referencia a aquel baile no consumado con la agente Carter.

La visita a la familia de Clint Barton, alias Hawkeye, representa un descanso, un refugio para los agotados Vengadores, pero a la vez es un recordatorio de las razones por las cuales deben luchar contra Ultrón.

El intento de Ironman por llevar a cabo un programa que les permitiera a los Vengadores tomarse unas vacaciones, o evadir al menos por un tiempo sus responsabilidades de súper héroes ante las amenazas de los malos, da por resultado un descuido, casi fatal, en el desarrollo de sus propias creaciones. Este intento representa una alegoría fílmica de lo que la ciencia humana puede contener de destructiva en sí misma.


La inclusión de nuevos personajes como La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), Quicksilver (Aaron Taylor-Johnson) y de Visión (Paul Bettany) son las novedades que presenta secuela, la más reciente de la saga de los Vengadores.

Crímenes ocultos

Infancia y guerra

El peso de la ideología


Ricardo Martínez García.

La cinta Crímenes Ocultos (15), está basada en el libro de Tom Rob Smith, Child 44, que corresponde al título original de la película. Se trata de un niño huérfano, producto de las situaciones sociales generadas en Rusia, luego de la Revolución Bolchevique y sus consecuencias, pues al consolidarse Stalin en el poder, realizó un barrido de opositores a sus políticas industrializadoras, conocido como la Gran Purga, en 1930, lo cual dio como resultado una gran cantidad de niños huérfanos. Tal es la historia al menos, que se cuenta al inicio de la cinta.

Dirigida por Daniel Espinosa, la película se centra en un niño que logra sobrevivir al orfanato, volverse soldado y convertirse en un propagandístico héroe de guerra. Este soldado, Leo Demidov (Tom Hardy) se convierte en un policía del estado. Consigue casarse con Raisa (Noomi Rapace) y ambos viven en un denso y adverso ambiente político.

La trama poco a poco nos deja ver algunos aspectos del terror, el control, la censura o la completa intolerancia a cualquier otra verdad que no sea la que emiten las instituciones políticas, dominadas por una ideología que defiende a ultranza al régimen comunista. “En el paraíso no hay asesinatos” es una frase que se enarbola como bandera de identidad de lo que supuestamente es el régimen comunista instaurado por Stalin: un paraíso. Lejos de eso, sí que había asesinatos, pero en la versión oficial son convertidos y reportados como meros accidentes.

El descontento y la descomposición social que va generando esa ideología apologetizadora del comunismo ante un decadente capitalsmo (que también tiene sus propios pecados), produjo más dramas de las que es capaz de evocar la cinta.

La denuncia social implícita se vuelve un motivo de reflexión, ante las nuevas formas de ideología y de propaganda que nos han tocado vivir en esta era de la globalización, pero se va diluyendo conforme avanza la película, enfocada ya en el caso detectivesco que desarrolla Leo, quien logra la colaboración de un general retirado, Mikhail Nesterov (Gary Oldman), en la búsqueda del llamado carnicero de Rostov. Tal búsqueda los llevará a descubrir graves secretos.


Las actuaciones de Rapace y de Hardy son de lo mejor de la cinta, la cual, luego de un inicio más o menos histórico confuso, se consolida como un thriller, que va ganando en emociones conforme se acerca al final. Raisa se da cuenta de que su esposo Leo es diferente a los demás miembros de la policía estatal, cuya sola presencia generaba temor a los que los trataban. Buena cinta para un fin de semana.