Saturday, August 20, 2016

Escuadrón Suicida

Ni tan malos
En busca del guión perdido

Ricardo Martínez García

Aunque el título de la nueva cinta de David Ayer, Escuadrón Suicida (Suicide Squad, 16) alude a un grupo de personas, son los personajes de Deadshot y Harley Quinn quienes protagonizan en realidad esta cinta de antihéroes que, por ser tan malvados, son usados para combatir a una entidad, supuestamente terrorista, pero más bien una poco creíble criatura sobrenatural aún más malvada que ellos.

El enemigo ya no es el terrorismo, ahora es una bruja de estilo náhuatl liberada por accidente, como si fuera el genio de la lámpara, pero sin conceder ningún deseo, y que desea destruir a todo el mundo.

Si bien el disfrute de una cinta de ficción y de acción estriba en jugar el juego de la imaginación, haciendo algunas pequeñas concesiones a la coherencia, en esta película solo se halla el disfrute en la corroboración de que son los clichés y el uso de ciertas probadas fórmulas (como el del grupo que se forma para derrotar al enemigo, las peculiaridades de los integrantes del grupo, el sacrificio individual en aras del amor, etc.) los que guían a una historia disparatada, que explota y apuesta, en lo que le toca, por el atractivo visual perverso del personaje interpretado por Margot Robbie.

Will Smith cumple como héroe de acción, pero al actuar como el inescrupuloso asesino a sueldo Deadshot, que quiere ser también un buen padre de familia preocupado, cae en un aparentemente irresoluble dilema moral (y que es el dilema de toda la cinta: ser buenos siendo muy malos), pero que además de ello es aceptado por su hija tal como es de malvado (“papi, sé que haces cosas malas, pero aún así te amo”).

En medio de una excelente banda sonora con algunos de los mejores clásicos de grupos roqueros como los Rolling Stones, Black Sabbath, AC/DC, Credence Clearwater Revival, Eminem y The White Sripes, entre otros, se presentan a los integrantes del escuadrón suicida que la todo poderosa Amanda Waller (Viola Davis) conforma, con autorización del presidente, para combatir a los malos de Ciudad Gótica y otros enemigos de la Gran Nación, una vez que Supermán ha dejado de volar, para dar seguimiento a la película Batman contra Supermán, El Origen de la Justicia.

En el universo de personajes creados por DC Comics, seguramente hay algunos que son novedad para la mayoría de los espectadores, y la cinta los presenta tan rápidamente que resultan confusos y desdibujados. El antihéroe más detestable es el inspirado en un pandillero latino, que en su furia desata los poderes que posee. El Guasón, personaje que interpreta Jared Leto queda algo lejos de la tenebrosidad que en su momento le puso el desaparecido Heater Ledger, y por su parte Harley Quinn, que se supone está loca, su mayor chifladura es enamorarse del Guasón y fantasear con tener una vida normal con él.


La cinta resulta divertida solo en escasos momentos, y es predecible en su mayor parte. Lo mejor es la banda sonora sin duda, además de la escenografía, pero la historia, el guión, falla al reunir a estos malosos para combatir a entes sobrenaturales, a los cuales pretenden destruir con métodos convencionales de una guerra de guerrillas. El entretenimiento por el puro entretenimiento no es divertido.

Nunca apagues la luz

Vida en las tinieblas
Miedo a lo oscurito

Ricardo Martínez García

Hay entidades que aparecen cuando las luces se apagan, pero desaparecen al encenderse la luz, o al menos esa es la premisa de la cinta del director sueco David F. Sandberg, y que está basada en el corto del mismo nombre que el realizador filmó en 2013.

Rebecca (Teresa Palmer) es una joven que trata de vivir su vida de modo independiente, luego de salirse de su casa, pero cuando Martin (Gabriel Bateman) su hermano menor, comienza a mostrar signos de gran cansancio, durmiendo en sus clases, ella es llamada, ante la ausencia de su madre Sophie (Maria Bello).

Sin grandes efectos especiales, pero con un manejo acertado de la escenografía, la fotografía y la interpretación actoral (algo que comparte con las cintas de James Wan), este cineasta europeo presenta una sobria película de terror, si cabe decirlo así, en la que la tensión y el suspenso juegan un papel preponderante.

En su infancia Sophie tuvo una amiga, Diana a la que conoció cuando tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico, por problemas de esquizofrenia. Diana tenía una condición física especial, no toleraba la luz, por lo que al ser sometida a una novedosa terapia, muere en circunstancias más que misteriosas. Es a esta amiga a la que Sophie, sin saberse cómo, está ligada ya en su vida adulta, y las víctimas son sus dos hijos, Rebbeca y Martin.

En un alarde de investigación detectivesca, Rebbeca logra, con ayuda de su novio, descubrir algunas cosas sobre Diana, pero de conocer sus datos biográficos a verla cada vez que apaga la luz, hay un gran trecho.

El acoso de la fantasmagórica amiga de Sophie llega a tal grado que al parecer es incluso la responsable de la desaparición del papá de Martin, así como del de Rebecca. En la oscuridad Diana se muestra enorme, poderosa y terrorrífica, pero ante la luz, se desvanece completamente, al menos en apariencia.

Nunca queda claro de qué manera Diana quedó ligada a Sophie, pero lo que sí queda claro es que sólo con la muerte de ésta la otra desaparecería, así como la amenaza que representaba para su familia. Con amigas como ella, para qué necesita enemigas.


Se trata de una cinta bien hecha, cumple con el objetivo de ser entretenida y mantener al filo de la butaca a los espectadores. No es una cinta de la que uno salga realmente aterrorizado, sino más bien intrigado por la extraña historia de la amistad entre Sophie y Diana. Aún así, apagar las luces en casa, luego de ver la cinta, será por lo menos atemorizador.  

Truman

De frente a la vida
Dignidad ante todo

Ricardo Martínez García

Julián y Tomás son dos amigos de la infancia que se vuelven a encontrar, luego de un tiempo de no verse. Tomás (Javier Cámara) emprende el viaje desde Canadá y hasta Madrid, donde vive su amigo Julián (Ricardo Darín), quien es un actor argentino que trabaja en teatro, y con el que pasará cuatro inolvidables días.

Cesc Gay, cineasta catalán nacido en 1967, presenta en Truman (2015) una obra en la que la actitud de los personajes ante lo inexorable juega el papel central. Julián sabe que morirá pronto, y su manera de enfrentar ese hecho oscila entre lo franco cómico y lo obsesivo realista. Su amigo Tomás es su fiel compañero que acepta tal hecho y apoya a su amigo en todo momento, aunque no sin oponer cierta resistencia. 

Julián vive su vida sabiendo que se acaba y la vive de acuerdo a lo que cree está bien, pero los demás parecieran que ignoran que también su vida se va acabando poco a poco, aunque no por enfermedad (como la de todos). 

¿Es demasiado mórbido planear el propio funeral, o pensar sobre todo en el futuro de su perro, llamado Truman, por parte de Julián? Truman también ya está viejo, pero a diferencia de Julián, no puede decidir por sí mismo, así que eso lo tiene que hacer su dueño antes de su viaje definitivo.

Ricardo Darín, como siempre, imprime su sello personal e interpreta a Julián de un modo sobrio, racional, simpático y de una franqueza demasiado cruda, tal como lo amerita su situación, incluso cuando decide que, llegado el momento, no esperará a que empeore tanto que se vuelva dependiente de otros.

Javier Cámara, por su parte, realiza un trabajo magnífico, con discreción pero con fuerza y carácter en su papel de Tomás, quien, andando con Julián, termina siendo testigo de cómo reacciona la gente que lo conoce y sabe de su estado de salud. El hijo de Julián, el dueño del teatro donde trabaja, sus colegas actores, su ex esposa, etc., todo en diferentes y variados escenarios.

Dentro de la temática de enfermedades terminales, hay varias películas destacables como Antes de Partir (2014), o Ya casi te extraño (2015), y ésta de Gay por supuesto, que no cae en el sentimentalismo sino que ofrece una mirada sobria y ecuánime de una situación de esta naturaleza.


Se trata de una cinta entretenida y conmovedora, en la que la fuerza interpretativa de estos dos excelentes actores iluminan aspectos de la vida cotidiana y de la forma de afrontarlas, como la amistad, la familia, las enfermedades, las relaciones personales, etc. “Tiene sentido”, dice en un momento dado Julián.

Más fuerte que las bombas

El punto ciego de los sentimientos
La verdad de los sentimientos

Ricardo Martínez García

Gene es un profesor de preparatoria y ex actor, viudo de una fotoperiodista de gran fama, Isabelle, fallecida en un accidente de auto. Tanto él como sus hijos Jonah y Conrad, viven su duelo de maneras muy distintas.

El director noruego Joachim Trier presenta en este filme cuatro perspectivas familiares sobre un suceso vivido en común: la pérdida de la madre y de la esposa. Para cada uno este evento tiene un significado diferente, lo cual resulta patente cuando la agencia para la que trabajaba Isabelle (Isabelle Huppert) solicita permiso para buscar material fotográfico inédito en la casa familiar.

Gene (Gabriel Byrne) vive con su hijo menor Conrad (Devin Druid), quien vive introvertido pero no ajeno a su entorno. Cada vez que Gene intenta establecer alguna charla con su hijo, solo encuentra rechazo y aislamiento. El hijo mayor, Jonah (Jesse Eisenberg), está por terminar su doctorado en sociología y acaba de ser padre. Es él el que revisa el material dejado por su madre para la agencia, encontrando efectivamente material inédito que desecha por ser demasiado íntimo y revelador. Al mismo tiempo, el colega periodista de su madre Richard (David Strathairn) decide escribir un homenaje para Isabelle en el New York Times, lo cual genera cierta angustia a Gene, pues su hijo menor no sabe sobre lo que se piensa realmente del accidente de su madre.

La trama se teje con elementos cotidianos en las familias modernas, fragmentadas, indiferentes en apariencia, faltas de comunicación, cada uno intentando vivir su vida lo mejor que puede, egoísta la mayor de las veces. Los recuerdos que cada uno de ellos hilan sobre su madre ofrecen para el espectador una visión más completa que la imagen fragmentada que la que ellos se han construido para sí individualmente; la personalidad de todos es una construcción colectiva. Siendo así, no se puede hablar de que una visión personal sea más cierta que otra. La imagen que tenemos de cada quien, pareciera sugerir la cinta, es resultado de lo que hemos vivido con esa persona, más lo que otras personas comunican de ella. La verdad es consensual, como diría Adorno, o al menos el conocimiento de los otros. Pero en la cinta no hay consenso sin comunicación.

Si en su trabajo como corresponsal gráfica de guerra Isabelle fotografiaba escenas que denuncian la barbarie de los conflictos armados, la cinta denuncia esa falta de comunicación en las familias, que ocultan cosas para no lastimarse entre sí, pero el verdadero daño es precisamente no comunicarse. El trabajo periodístico de Isabelle debía generar profunda indignación, pero lejos del conflicto, sus fotos se pierden en la indiferencia de la vida social. La sola comunicación no basta para vencer la indiferencia general.


La cinta invita a la reflexión sobre la vida familiar y social, sobre la importancia de la comunicación y su valorización, y al final, sobre aquello que consideramos cierto o verdadero pero que puede no ser más que parte de un todo, del que solo conocemos una parte.

La Bruja

Fanatismo autodestuctivo
Del folklore norteamiericano

Ricardo Martínez García

Hay algunos aspectos culturales a lo largo de la historia de la humanidad que resultan autodestructivos para aquellos que comparten un específico sistema de creencias basadas en una religión. Expresiones de lo mágico, de lo satánico, mueven las acciones de algunas personas hacia fines siniestros, en una clara violación de las leyes tanto de la naturaleza como de las humanas.

A partir del siglo XVII las grandes migraciones de europeos anglosajones y protestantes a las Colonias Británicas comenzaron a poblar las extensas llanuras del norte y medio oeste norteamericano. 

Muchos de ellos arrastraban consigo una cultura de arduo trabajo agrícola, forjada en la pobreza y en la precariedad, pero además eran fieles del cristianismo protestante en sus múltiples variantes, creyentes del poder divino de Dios y de su manifiesta voluntad, así como de la real existencia de su adversario, quien constantemente los tentaba a pecar y alejarse de Dios. Eran dueños de una espiritualidad desbocada, basada en una inculta interpretación de los textos bíblicos, lo que daba pie a extrañas desviaciones supersticiosas.

En un sistema de creencias donde una acusación infantil podía tener como consecuencia ser juzgado o juzgada como practicante de la brujería y ser quemado, o ahorcado, nadie estaba seguro. Miles de personas inocentes en Europa central sobre todo, y algunas en América, víctimas de la maledicencia, la envidia, la ignorancia y la paranoia, murieron al ser acusadas de practicar la brujería y de ser adoradoras del diablo. 

Son famosas en la historia las cacerías de brujas llevadas en Alemania, así como las múltiples ejecuciones llevadas a cabo, en el lado del cristianismo católico por oficiales de la Santa Inquisición, tanto en Europa como en Norteamérica. La cacería de brujas fue algo en lo que compitieron tanto protestantes como católicos.

En este contexto se plantea la cinta La Bruja, dirigida por Robert Eggers, una narración descarnada, casi un documental sobre una familia emigrada que decide vivir en el aislamiento de un valle rodeado de bosques de la Nueva Inglaterra a inicios del siglo XVII. 

La familia trabaja en su granja, pero la normalidad se trastoca cuando desaparece el hijo más pequeño, el bebé que estaba cuidando la hija mayor Thomasin (Anya Taylor Joy) a orillas del bosque. La desaparición es tan súbita que ella no sabe a qué atribuirlo: un lobo o ¿una bruja? Se desata entonces una paranoia familiar de consecuencias nefastas.


Casi sin efectos especiales, entrevemos a una mujer que vive en lo profundo del bosque untarse el cuerpo con la sangre del bebé raptado, algo de lo que comúnmente se acusaba a las brujas, con el supuesto fin de poder volar; al final vemos a Thomasin participando de lo que parece un aquelarre o sabbat en medio del bosque, a donde llega siguiendo a Black Phillip, la cabra, con quien ha tenido una conversación perturbadora. El suspenso que se genera no es tanto la de una película de terror convencional, sino una en la que lo espantoso es la autodestrucción familiar, producto de la superstición. ¿No es eso lo que desea el diablo?

El conjuro 2

Con esto no se juega
Fe y escepticismo

Ricardo Martínez García

¿Cuántos casos interesantes guardarán los archivos del matrimonio Warren? En El Conjuro 2 (2016) el director James Wan recrea el caso de Enfield, un barrio de clase trabajadora en Londres, en la década de los 70 del siglo pasado.

La familia Hodgson, que atraviesa por grandes penurias económicas, comienza a sufrir una serie de situaciones sobrenaturales en su casa, la cual es vieja, oscura y siniestra. El espíritu de un anciano pareciera atormentar particularmente a la hija menor de la familia, a la hora de dormir y con lo que parecen pesadillas horribles.

En su afán por ayudar, los Warren, laicos devotos muy cercanos a la Iglesia católica, deciden ir a Londres a recabar pruebas de que hay en verdad una entidad demoníaca en la casa de la familia Hodgson, que amerite un exorcismo autorizado. Pero los eventos se desencadenan demasiado rápido y de modo inesperado, que hacen innecesaria esa autorización. Tales eventos se valoran o se desechan según el enfoque y las pruebas materiales, que es algo con lo que al parecer cuenta el ente demoníaco, que engaña y miente para alcanzar sus metas. Los Warren se retiran ante el aparente fraude, pero luego se dan cuenta de que cometen un error.

La cinta está excelentemente ambientada en la década de los 70, con actuaciones sólidas tanto de Vera Farmiga como de Patrick Wilson y de Madison Wolfe, quien ofrece una electrizante actuación que la coloca al lado de Linda Blair, además de una excelente banda sonora que incluye el clásico de The Clash “London Calling”.

Desde el formato del título de la película es claro el deseo de Wan de celebrar al género clásico de terror, pues tal formato es muy parecido al usado en El Exorcista. Aunque la película está muy bien hecha, desde la edición, la fotografía, la música, las actuaciones, la ambientación y los efectos especiales, su principal virtud es lograr mantener al espectador al filo de su asiento, generar el tipo de tensión tan peculiar de las mejores cintas de este género, como ya lo mostró el propio Wan en El Conjuro y La Noche del Demonio 1 y 2.

El lado débil de esta nueva entrega tal vez tenga que ver, primero, con la lógica misma de la historia, aunque claro, al ser una historia demoníaca, es probable que eso la ubique más allá de cualquier lógica. No se puede uno dejar de preguntar ¿por qué esta familia, por qué el ente demoníaco posee particularmente a Janet Hodgson?, ¿cuál fue el verdadero papel de los Warren en el caso de Amityville? Es posible que estas preguntas solo sean indicativo de que se debe ver al menos un par de veces esta cinta. Pero también es claro que si hay entes que pueden hacer lo que se ve en la cinta, no queda más que encomendarnos a Dios y pedir su protección.


Por otra parte, no deja de llamar también la atención que hay en esta cinta una estructura fílmica, un esquema previamente diseñado, que no es novedoso, pero que igual sigue atrayendo al espectador. Es claro que el esquema usado en El Conjuro (2013) es la guía para su secuela, y cuyo éxito garantiza el interés por esta segunda parte.

Friday, June 17, 2016

Volando Alto

Espíritu invencible
Querer sí es poder!

Ricardo Martínez García

Un deseo, un ideal, una meta o un reto, tal vez todo eso o algo completamente diferente es lo que motiva a una persona a perseguir algo hasta que lo consigue, a pesar de los obstáculos que se le presenten. Tal es la historia de Eddie Edwards, que nos presenta el director británico Dexter Flechter en Volando Alto (2016) la historia de un hombre con un sueño: competir en las olimpiadas, a pesar de su falta de entrenamiento y preparación, pero con un espíritu indomable.

El lema de las Olimpiadas señala que “lo importante no es el triunfo, sino la competencia”, es decir la experiencia misma de estar ahí, compitiendo con los mejores del mundo, aunque sea en las olimpiadas de invierno. Michael Eddie Edwards (Taron Egerton) tal vez no era el británico mejor esquiador saltador del mundo, pero sí es uno de los más tenaces, aguerridos, valientes deportistas y eso es lo que lo vuelve un personaje famoso. Nacido en 1963 en Cheltenham, Inglaterra, Eddie creció en una familia de clase trabajadora, su padre era yesero, pero él aspiraba a algo más. Sin ser un atleta, y gracias a su férrea voluntad, logró que el renuente Comité Olímpico de su país lo aceptara, no sin antes ponerle algunas trabas, como único participante en la prueba de salto en esquíes de las Olimpiadas de Invierno de Calgary, en 1988. Con un gran apoyo de la prensa y la antipatía de muchos competidores “serios”, Eddie apenas si logró clasificarse para esas olimpiadas y ganar algunos patrocinadores.

Pero tal vez el apoyo que logra por parte de su entrenador Bronson Peary (Hugh Jackman) fue el decisivo, el que le dio el impulso a continuar a pesar de las piedras que su padre, el comité olímpico, otros competidores poco leales, le van poniendo en el camino.
La fe de Eddie no está puesta en una instancia divina superior, sino en el deseo y la férrea voluntad de trascender en el puro terreno individual, en la tenacidad y perseverancia a prueba de casi todo. Y esto es lo que se le reconoció a Michael, quien en esas Olimpiadas de Calgary escuchó corear su nombre luego de que el presidente del COI aludiera a su vuelo, como de águila. Es conmovedor cómo los logros de Eddie logran al fin cambiar incluso la actitud de su padre, tal vez el más renuente a dejar a Eddie realizar su sueño de competir en las olimpiadas.
Taron Egerton logra una destacada actuación como Eddie, luego de su debut en la película Kingsman, sobre todo porque al interpretar a Eddie tuvo que subir de peso y colocarse unas gafas para la miopía (además de “el águila” Eddie también fue apodado como “Mr. Magoo”). Egerton logra mostrar las diferentes facetas personales de Eddie de manera convincente, desde su tencacidad, su ingenuidad y su valentía rayando en la temeridad. Por su parte Jackman hace un uso adecuado de su impacto escénico, mostrando que no solo hace bien el papel de Wolverine, sino también otros papeles, como el de este antiguo atleta, saltador en esquíes, gruñón y bebedor, pero que logra ver algo en Eddie y decide ayudarlo a entrenar.

Cabe señalar que luego de la incursión de Eddie en esas Olimpiadas de 1988, las reglas para calificar a la competencia fueron modificadas, exigiendo mayor competitividad a los candidatos, lo que hace prácticamente imposible volver a ver a otro Eddie ingresando a tales pruebas.

Milagros del Cielo

Mueve montañas
Convicción y Esperanza

Ricardo Martínez García

En el mundo actual, ya casi no hay cabida para la fe, la esperanza de que lo irreversible cambie, de que lo inexorable no suceda. Al parecer la cuestión sobre la fe sigue siendo una cuestión de enfoque: o creemos que todo es cotidiano y causal, o creemos que nuestras vidas son el resultado de una cadena de milagros que ni siquiera podemos observar, dada nuestra visión cientificista y nuestro escepticismo radical.

La directora Patricia Riggen presenta, en esta cinta Milagros del Cielo (16) un drama familiar que tiene un final feliz, pero que para alcanzarlo la familia y sobre todo Christy y Anna deben atravesar.

La familia Beam es una familia como tantas otras, que lucha por su bienestar, trabaja, invierte, acude a los servicios religiosos. Pero la situación de salud de una de sus hijas lo trastorna todo. Anna (Kylie Rogers) es la hija mediana de Christy y Kevin Beam (Jennifer Garner y Martin Henderson), quien presenta una rara enfermedad intestinal. Christy, como cualquier madre, desespera ante los síntomas que presenta su hija y que no desaparecen, lo que la lleva a enfrentarse con médicos que a su juicio no hacen lo posible por su hija. Es así como llega con el especialista pediatra Doctor Nurko (Eugenio Derbez), quien confirma los diagnósticos de que Anna sufre una enfermedad incurable, la cual solo puede tratarse en la medida de lo posible, sobre todo evitando el dolor.
Anna, al jugar con su hemana mayor Abbie (Brighton Sharbino), sufre un aparatoso accidente, lo que añade drama a su ya de por sí terrible situación.

Sin la decidida voluntad de Christy, más la bondadosa intervención de algunas personas, como la recepcionista del hospital, o de Angela, la mesera del restaurante (Queen Latifah), o las atenciones a lo Patch Adams de Nurko, no hubiera sido posible la atención que Anna necesitaba en su momento.

Más allá de esto, está la gozosa incomprensión ante un evento positivo, la sobrevivencia de Anna no solo ante su accidente, sino la reversión de lo que era considerada una enfermedad incurable. La fe religiosa de Christy no parecía especialmente fuerte, su congregación y sus feligreses se vuelven algo negativo, luego de que algunas almas caritativas le sugieren como causa de los males de Anna los pecados de sus padres o los de ella misma. A pesar de ello, es a la fe y la oración a lo que acude Christy en el momento crucial en la vida de Anna.

Anna señala, al recordar los eventos luego de su caída, haber sentido comunicarse con Dios aún sin palabras, y que éste le hizo saber que debía regresar y que estaría bien. Fuera un exceso de medicamentos para el dolor, o una auténtica y mística experiencia religiosa, el caso es que la niña recupera la salud y la vitalidad.

El guión de la cinta es una adaptación del libro que escribió la verdadera Christy Beam, en su deseo de relatar su experiencia de vida más feliz y trascendente.

Al final el mensaje de la cinta es de lo más positivo: la vida está llena de milagros cotidianos, y los ve quien quiere verlos. El escepticismo es la incapacidad para cambiar de visión y poder realizar una interpretación de los hechos de manera menos causal y más milagrosa e inexplicable científicamente.


Dios no ha muerto 2

Libertad religiosa en duda
¿Educar o predicar?

Ricardo Martínez García

La profesora Grace Wesley (Melissa Joan Hart) da clases en una preparatoria, y en una de sus clases una estudiante le pregunta sobre si lo que están viendo en historia pudiera ser compatible con lo que Jesucristo señaló en los Evangelios. Su respuesta afirmativa desencadena una lucha laboral entre ella y sus empleadores, que se convierte en un conflicto jurídico en cuyo centro está la laicidad de la educación.

Los padres de la estudiante que cuestiona a la profesora están decididos a no permitir que su hija reciba sin su consentimiento lo que a su juicio es un ejercicio de predicación de la palabra de Dios, toda vez que ellos son librepensadores y no desean ningún tipo de adoctrinamiento contrario a la ciencia. Tal es el argumento en contra de la maestra.

Un hábil y recién egresado abogado toma la defensa de la profesora Wesley, y al mostrar que la respuesta de Grace a su alumna, más allá de estar apoyada en la existencia indudable, probada e histórica de Jesús, está apoyada en sus más profundas creencias, y esto le permite ganar el caso.

La cinta pareciera mostrar que así como hay fundamentalismo religioso, también hay fundamentalismo laico, o científico, o tal vez es algo más oculto. Lo que sí es claro es que la cinta pone de manifiesto una idea de Dios que propone la idea de que la existencia de Jesús de Nazareth como hombre equivale a la prueba indudable de la existencia de Dios. 

El catolicisimo y algunas variantes del protestantismo norteamericano en efecto son partidarios de esta noción, aunque con diferencias tales que las hacen precisamente diferentes y por ello son ramas aparte de una noción general del cristianismo.

El drama en sí puede considerarse típico de una lucha en los tribunales al estilo norteamericano, pero lo que es diferente es la argumentación, que pone de manifiesto ese fundamentalismo al revés, algo que pudiera considerarse anacrónico en pleno siglo XXI, una vez que se ha ganado el derecho a ejercer el culto que se quiera. Pareciera que algunos quieren confundir a la fuerza un comentario religioso con un proselitismo indebido en una escuela laica.


La actuación de Melissa Joan Hart es mesurada y adecuada dramáticamente, algo diferente de lo que vimos en su serie de Sabrina, la Bruja Adolescente. Lo valioso de la cinta es que es un buen pretexto para reflexionar sobre las propias convicciones religiosas y si su manifestación puede hacerse en cualquier contexto. 

Capitán América: Civil War

Amigos enemigos
Libertad por encima de la autoridad

Ricardo Martínez García

En medio de una campaña crítica en los medios de comunicación debido a los daños colaterales de la acción de Los Vengadores en su lucha contra Loki y otros malvados, surge el conflicto entre los líderes de los Vengadores, Steve Rogers o el Capitán América y Tony Stark o Iron Man.

El argumento de la cinta, dirigida por Anthony y Joe Russo, se introduce de modo superficial en un interesante dilema de filosofía política clásica: la oposición entre el ideal de libertad de acción y la necesidad de ceñirla a ciertas limitaciones, como las que establecen las leyes constitucionales. Muchos agradecen la acción defensiva y protectora de los Vengadores, pero algunos otros están en contra de tales acciones debido a sufrir de su acción destructiva (como lo que les ocurre a los héroes que aparecen en la cinta de animación del 2004 Los Increíbles, de Brad Bird).

El audaz héroe de guerra, idealista de la libertad y hombre de acción Steve Rogers (Chris Evans) entra en conflicto cuando se le solicita firmar un acuerdo por parte del gobierno en el que ceden él y el equipo de Vengadores su autonomía, en aras de una autoridad superior. Por su parte, Tony Stark (Robert Downey Jr.), el gran industrial vendedor de armas y posterior desarrollador de alta tecnología, es un firme partidario de suscribir tal acuerdo, con el que cree que estarán mejor el equipo de los Vengadores. Ellos encarnan los lados más destacados de la historia norteamericana ligadas a su fase imperialista del siglo XX: propaganda idealista y desarrollo industrial relacionado con la milicia, desde la perspectiva del cómic de Marvel.

De manera inaudita, cada uno de los miembros del equipo va tomando partido por alguna u otra postura, alinéandose ya sea con el Capitán América o con Iron Man. Destacan las ausencias de Thor y de Hulk, así como las divertidas y novedosas apariciones del Hombre Araña y Ant Man, el primero para el equipo de Iron Man y el segundo para el del Capitán.
Un elemento adicional en el argumento es Bucky Barnes, el amigo de Steve Rogers, quien encarna el punto culminante de la necesidad tiránica nazi (como un resabio de los experimentos de los científicos alemanes previos y durante la Segunda Guerra Mundial, y probablemente después de ésta) de controlar incluso las mentes de sus agentes llamados soldados del invierno. La amistad de Barnes con el Capitán América supone un punto de quiebre más con Iron Man.

No es claro que los Vengadores sean lo suficientemente conscientes de las implicaciones de sus posturas, pero queda claro que sea por la autoridad constituida o por la libertad idealizada, cada uno de ellos luchará por lo que cree correcto con lo que tiene, a pesar de ser amigos de los del otro equipo y a pesar de que en el fondo todos están del mismo lado. 

El resultado es algo confuso para los espectadores infantiles (y también para los adultos): ellos no ven las implicaciones conceptuales de la toma de partido entre los combatientes de esta guerra interna de cómic, solo ven esta cinta como entretenimiento y diversión.

¿Habrá una ruptura con el gobierno y sus leyes, por parte de los Vengadores, o se circunscribirán a ellas en aras de una reconciliación? Ya lo veremos en la siguiente entrega.

Saturday, April 16, 2016

Deadpool

Irreverente y sarcástica
Peculiar súper héroe

Ricardo Martínez García

Deadpool es una cinta que comienza la irreverencia y la parodia desde los créditos iniciales que aparecen en la pantalla. Así, luego de aclarar que hay cameos innecesarios (burlona alusión a los que hace de manera habitual Stan Lee en las cintas de Marvel, y en ésta no es la excepción), nos enteramos de que los verdaderos héroes de esta historia son ¡los guionistas!

Wade (Ryan Reynolds) narra cómo es que llegó a esa escena inicial en la que se encuentra en una camioneta a toda velocidad, que vuelca y en la cual él va expulsando y disparando a los malosos. Tim Miller, debutante director, junto con los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, presentan lo que en boca de Wade es una supuesta historia de amor, luego de truculentas escenas de acción violenta. Deadpool (16), antihéroe del universo de la Marvel, es una parodia de otras cintas producidas por la misma compañía de cómics, como por ejemplo de la franquicia de los Hombres X.

Wade, antiguo soldado de fuerzas especiales, se convierte en una especie de mercenario que se dedica a azotar a personas malas, y forma parte de un grupo, el cual se reúne en una taberna, donde el barman es quien les dice cuál es su misión. Es ahí donde conoce a Vanessa (Morena Baccarin), quien compite con él en cuanto a la sordidez con la que han vivido ambos. Ésa será la clave del romance entre ellos.

Al descubrir que tiene cáncer, Wade decide aceptar la oferta de un científico zafado llamado Ajax (Ed Skrein), quien le promete no sólo eliminar el cáncer, sino que con el tratamiento alcanzará nuevos poderes, como el de recobrarse de sus heridas (al estilo de Wolverine) pero además lograr que si pierde alguna extremidad, ésta se regenerará por sí misma. Ante la posibilidad de morir y perder a Vanessa, Wade accede, sin considerar el costo de tal tratamiento, que lo convierte en un súper héroe pero con graves deformaciones en la piel de su rostro. Es entonces que nace el nuevo héroe DeadPool, a quien Colosus y Negasonic Teenage de los Hombres X intentan reclutar.

La historia entonces pasa a ser algo convencional: la búsqueda del responsable de la operación, luchas, venganza, secuestro y rescate de la persona amada, etc.

Con un sarcasmo que la acerca a cintas como Kick Ass, muchas escenas de acción y romance (ingredientes que hacen divertida y disfrutable a este tipo de películas), Deadpool logra hacer que el espectador se olvide por un rato de los personajes heróicos de franquicias como la de los mencionados Hombres X, Wolverine, etc. Irreverente y divertida, hace parecer a las cintas de esas franquicias como serias, institucionales y hasta aburridas.


Ryan Reynolds hace olvidar su participación en la intrascendente cinta “Linterna Verde”, de la compañía DC Comics, en donde da vida al personaje principal.

Zootopía

Eres lo que deseas ser
Romper el molde

Ricardo Martínez García

En esta utópica ciudad conviven animales mamíferos de todos tamaños, que se han civilizado al estilo humano, pero en la cual, como en toda sociedad, hay elementos criminales que necesitan ser detenidos. La civilidad supone la convivencia armónica entre los animales que en otro tiempo fueron depredadores y presas (el llamado derecho natural no existe entre ellos, su sociedad es producto de un contrato social, generando un derecho civil, lo que no se sabe es cómo llegaron a tal estado de cosas).

Esta ciudad, conocida como Zootopía, cuenta con sectores que representan a los diferentes hábitats de animales, como la tundra, el desierto, la selva, etc. En el ambiente más parecido al de una ciudad humana, la agente de policía principiante Judy Hopps, una conejita tierna pero muy entusiasta, se percata de que querer ser una agente en un cuerpo policiaco dominado por animales machos y grandes produce asombro e incredulidad ante su atrevimiento. Ante un caso no resuelto por sus colegas con mayor experiencia, Judy toma el reto de resolver la desaparición de unos habitantes de Zootopía, para lo cual tiene que aliarse con el avezado zorro Nick Wilde. El argumento de la cinta está bien compuesto, de tal modo que la resolución del caso mantiene el interés y el suspenso en el espectador.

La película, dirigida por Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush, plantea la idea de que cuando el aparente destino predeterminado de una especie animal (la conejita) no corresponde con el deseo y voluntad de ser algo diferente de un individuo de esa especie (ella desea ser algo más que lo que se espera) se topará con una serie de dificultades y obstáculos, que solo podrán ser vencidos gracias a su determinación y coraje.

Es una historia que en cierto modo recuerda a la contada en otras películas, como BeeMovie, en la que una abeja de la colmena no está conforme con el papel que por su origen y nacimiento debe cumplir (ser una abeja obrera, o recolectora) sino que quiere ser algo más, algo diferente de su naturaleza.

Zootopía también es una divertida crítica social, enfocándose en ciertos sectores, como el de la burocracia (con Flash y su compañera como los prototipos) y el mundo de los agentes del orden (con jefes que solo entorpecen las investigaciones) y los pequeños estafadores, maestros del descaro y la desfachatez (como el zorro Nick). Esta crítica representa algunos de los momentos más divertidos, hilarantes y memorables que presenta esta cinta.

Se trata de una cinta infantil, que como muchas otras de su categoría, invita a reflexiones a los adultos que la vean, acompañando a sus niños, y lo hace de una manera divertida y disfrutable.


Saturday, February 20, 2016

En el Corazón del Mar

Cetáceo heróico
Cacerías intrépidas

Ricardo Martínez García

La cinta de Ron Howard “En el corazón del mar” (15) se basa en un libro que a su vez trata de cómo se escribió la novela que se consideró la épica literaria norteamericana del siglo XIX. Vemos a Herman Melville, autor de Moby Dick (interpretado por Ben Whishaw) entrevistando a un marinero, que le contó su encuentro con una ballena blanca. El libro tiene el mismo título que la cinta, y su autor es Nathaniel Philbrick.

Un grupo de cazadores de ballenas zarpan desde la isla de Nantucket, Massachusetts, a recorrer los mares del Atlántico, llegan a la Tierra del Fuego y continúan hacia el norte por el Pacífico, en busca de sus preciadas presas, de las cuales extraen el aceite, artículo muy caro dadas sus cualidades de combustión.

A ojos de los actuales ecologistas, esta cacería resulta comprensiblemente deleznable, pero para algunos países como Japón, Islandia, Rusia, Estados Unidos, etc., desde el siglo XVII y hasta el XX hubo una importante industria basada en la caza de los cetáceos, por su aceite, ámbar gris y otros productos.

Luego de esa larga travesía hasta el Pacífico de la América del Sur, las escasas reservas logradas por su cacería obligan al capitán George Pollard (Benjamin Walker) y a su primer oficial Owen Chase (Chris Hemsworth) a lanzarse en busca de grupos de ballenas. Luego de un tiempo en alta mar tienen éxito, pero en plena cacería (con escenas bien logradas) los marineros se llevan una fea sorpresa: una enorme ballena cachalote los ataca de manera poderosa y sin tregua.

Sin el lujo literario de Melville, pero con grandes descripciones gráficas, la cinta deviene casi un documental acerca de la sobrevivencia de unos náufragos en alta mar, que los llevan a realizar actos extremos.


Es de resaltar la transformación física que llevaron a cabo los actores para esta cinta, destacando Chris Hemswort, quien de ser el fortachón Thor en las cintas de los Vengadores, resulta uno de los pocos sobrevivientes de ese encuentro fatal con aquel formidable animal que inspiró a Herman Melville para escribir Moby Dick. El drama de los náufragos resulta bastante convincente en esta disfrutable película, con una gran fotografía y escenografía, una buena alternativa para el fin de semana.

Wednesday, February 10, 2016

Ya casi te extraño

El Drama de Vivir y Morir
Más que amigas

Ricardo Martínez García

Jess y Milly se conocen desde niñas, y han manteniendo su amistad a lo largo de los años. Milly es una exitosa publicista, de buena posición económica, y está casada con un cantante de rock, quien sorpresivamente resulta un maduro y estable esposo. Jess también está casada, su vida es más tranquila que la de su amiga, y espera con ansia poder tener un hijo y cuidarlo con su esposo, trabajador en una plataforma petrolera. Ambas amigas viven en Londres.

La noticia de que tiene cáncer de mama le plantea a Milly (Toni Collette) algunos cambios fundamentales, que intenta sobrellevar de la manera más tranquila, pero ante una segunda noticia sobre el continuo avance del cáncer en su cuerpo, ya no puede más. Jess (Drew Barrimore) intenta acompañarla lo más posible, pero se distancia de su amiga al comprobar que Milly está dispuesta a vivir los días que le quedan de un modo que ella simplemente no aprueba.

¿Viviríamos mejor si supiéramos que nos quedan unos cuantos días de vida? ¿Alguien se pone a pensar en que nuestras vidas son finitas, con o sin enfermedades que aceleren el proceso de mortalidad? Tales podrían ser las reflexiones que sugiere esta película.

Catherine Hardwick es la directora de esta cinta, Ya casi te Extraño (Miss you alredy, 15), la historia de dos amigas de toda la vida, que enfrentan diferentes situaciones de vida en un momento simultáneo, cada una luchando por encontrar el mejor modo de hacerlo. El guión está escrito por Morweena Banks y está basado en un episodio de la serie Saturday Drama de la BBC Radio.

Sin falsos dramatismos, la directora muestra la forma en que Milly sobrelleva su enfermedad, tomando a veces decisiones equivocadas o irreflexivas, con las cuales arrastra hasta cierto punto a su amiga, quien toma una postura contraria a sus deseos más inmediatos. Podría ser la historia de cientos de personas aquejadas por este mal, que pronto morirán y lo saben. La narración de tal situación puede generar una idea no realista en los espectadores, pues pareciera que solo los enfermos se mueren, pero no, en realidad todos moriremos, tarde o temprano. La historia aquí es de quien va a morir pronto, como olvidando que la muerte es el destino de todos.


La australiana Toni Collette ofrece una actuación consistente con el prestigio de su ya larga carrera cinematográfica, sobre todo en películas independientes. Drew Barrimore a ratos se muestra como fuera de su ambiente y un tanto acartonada, como si le costara trabajo soltarse y encarnar a un personaje dramático. El drama es cotidiano pero siempre es único, para cada persona.

Spectre 007

¿Hasta pronto?
Historia agotada

Ricardo Martínez Garcìa

Alguna vez todos los hombres quisimos ser como Bond. Conquistadores, audaces, intrépidos, fuertes, inteligentes e inquebrantables, tal como el espía británico. Pero en esta última entrega vemos a un Bond inmerso en una gris historia cíclica , predecible y anticlimática.

La cinta, dirigida por Sam Mendes, comienza con un día de muertos en México, en una celebración festivalesca que sobrepasa la realidad. Sin duda es muy vistosa y fantástica la versión fílmica, que recuerda a los festivales en Río con mucho baile y música, pero con la muerte como tema central, y que al final resulta exagerada, como es exagerado el papel que supuestamente tenía la mexicana Stephanie Sigman de chica Bond, pues en realidad aparece solo unos cuantos segundos en pantalla. 
Tal vez esa secuencia inicial sea la más atractiva de la cinta, no solo para el espectador mexicano sino para todo tipo de espectador.

La historia -que tiene algunos pocos momentos divertidos e incluso espectaculares- ya es conocida: Bond se enfrenta a un villano, jefe de los anteriores adversarios que enfrentó y venció el 007, como Le Chiffre, Dominic Green, Silva, todos ellos miembros de una organización criminal llamada Spectre. Esta mente maestra criminal declara haber estado detrás de cada muerte de alguien querido o apreciado para Bond, entre ellos la anterior M (Judi Dench) y Vesper (Eva Green).

Antes de morir, el señor White, uno de sus antiguos enemigos, le da la clave al espía británico para enfrentar a Blofeld (Christoph Waltz) el enigmático líder de Spectre. Con la ayuda de Madeleine Swann (Léa Seydoux), hija del señor White, Bond se traslada a un inhóspito lugar, donde están las instalaciones de Spectre, para enfrentar a ese poderoso personaje, cuyas siniestras intenciones son convertirse en una especie de big brother global y ofrecer mediante la extorsión servicios de seguridad.


Se trata de una cinta irregular, tal vez la de menor fuerza expresiva en esta serie interpretada por Daniel Craig. Ni la inclusión de Christoph Waltz o de Léa Seydoux (ella sí la nueva chica Bond) son suficientes para darle un toque de frescura a la cinta, que adolece de una estructura narrativa y de una historia que ya dio lo mejor de sí y muestra ya signos de agotamiento, convirtiendo a los nuevos personajes rápidamente en los viejos estereotipos ya muy usados. La cinta tiene un efecto de nostalgia, como cuando una serie llega a su fin.

La Cumbre Escarlata

Drama Gótico
Un trío de cuidado

Ricardo Martínez García

El polifacético y creativo director mexicano Guillermo del Toro presenta en la cinta La Cumbre Escarlata (Crimson Peak, 2015) un drama de estilo gótico inglés, en el que se conjugan el romanticismo con algunos oscuros aspectos de la naturaleza humana, como la depravación y el asesinato, así como ciertos toques de fantasía y terror.

Edith Cushing (Mia Wasikowska) es una joven y rica heredera norteamericana con pretensiones de escritora, que conoce y se enamora de un decadente aristócrata inglés, sir Thomas Sharpe Baronett (Tom Hiddleston) quien busca en Norteamérica inversionistas para su mina de arcilla. Luego de algunas dificultades y sucesos terribles, la pareja contrae matrimonio y se trasladan a la propiedad de Sharpe, en alguna zona rural agreste del norte de Inglaterra, donde se encuentra su derruida pero enorme mansión y su mina.

Edith pronto se da cuenta de que las cosas no son como se las han querido mostrar su esposo y su inquietante cuñada, la temible lady Lucille Sharp (Jessica Chastain), pero lo hace casi demasiado tarde.

En medio de una extraordinaria escenografía, con un diseño muy al estilo gótico y manejo de colores muy atractivo, resaltado por una iluminación muy bien cuidada, Del Toro maneja las situaciones dramáticas con gran maestría, obteniendo lo mejor del trabajo histriónico de los miembros del reparto.

Destaca sobre todo el personaje de Edith Cushing, que recuerda a la valiente Mina Harker, de la novela de Bram Stocker “Drácula”. Es ella la heroína de la cinta, que tiene que lidiar no solo con su esposo y sus problemas financieros, sino con la malévola hermana de éste, así como con los fantasmas que rondan por la casa sin descanso. La cinta no es propiamente de terror, pero de acuerdo con lo que propone Edith al explicar su novela, los fantasmas “son una metáfora” de las ocultas tragedias que van generando a su paso el par de hermanos, a iniciativa de Lucille, una auténtica destructora de vidas.


Del Toro logra una cinta exquisita, tanto visual como dramáticamente, entretenida, y en la que se hace tributo al cine como un auténtico séptimo arte, superándose a sí mismo en cada nuevo trabajo, como lo muestra la evolución fílmica que va de Cronos, El Laberinto del Fauno y ahora La Cumbre Escarlata. De colección.