Saturday, February 15, 2014

El Lobo de Wall Street

La banalización del dinero

Ricardo Martínez García

La nueva cinta de Martin Scorsese trata de la vida de un antihéroe norteamericano de la vida real. Leonardo Di Caprio da vida a Jordan Belfort, corredor de bolsa de Wall Street que con todo desparpajo nos muestra a los espectadores los trucos para defraudar a personas que invierten en acciones de empresas fantasmas.

Basada en las memorias de este personaje de la vida real, Jordan Belfort, la cinta está plagada de acciones desenfrenadas, pues donde hay abundancia de dinero, sin importar su procedencia, se producen excesos que resultan chocantes para las personas comunes y corrientes, esas que no destacan porque son demasiado honestas, y en ese sentido aburridas a más no poder.

A ese grupo de personas pertenece el agente del FBI Patrick Denham (Kyle Chandler), quien se enfrasca en una investigación para desenmascarar a Belfort, que no desea, comprensiblemente, abandonar su estilo de vida.


Si bien las escenas divertidas y estrambóticas de la cinta casi siempre las protagoniza Belfort y su corte de colaboradores, encabezado por Donnie Azoff (Jonah Hill en plan grande), con orgías cada que logran vender acciones basura, también hay algunas escenas donde se atestigua el nivel de degradación al que llegan estos antihéroes de la cultura norteamericana.

El Juego de Ender

Juego o realidad
La vida es un juego

Ricardo Martínez García

La premisa general de la cinta El juego de Ender (13) del director Gavin Hood, es que los humanos intentan evitar que una especie alienígena inteligente, conocida como los Inséctores, invada y deje de ser una amenaza para la Tierra, y para ello se preparan para una guerra definitiva.

Ender Wiggin (Asa Butterfield) es un joven estudiante descubierto como un gran estratega bélico y es entrenado, a partir de juegos y simulaciones computarizadas muy reales, para la futura guerra con los Inséctores. Sus instructores son el coronel Graff (Harrison Ford) y el mítico Mazer Rackham (Ben Kingsley), además de la mayor Anderson (Viola Davis). Pero las habilidades de estratega de Ender van más alla de lo bélico, así como los juegos en los que se entrena.

Basada en la novela del mismo nombre, escrita por Orson Scott Card, la cinta va más allá de los meros planteamientos de la ciencia ficción (vuelos interespaciales cotidianos, armas de destrucción más que masiva, etc.) y explora los dilemas éticos implicados siempre en los conflictos bélicos. En este caso el enemigo es de naturaleza alienígena, pero no por eso deja de plantear interesantes reflexiones sobre el derecho a la vida y a la existencia tanto de unos como de otros. Ahí radica el valor dramático de la película, cuyo reparto hace muy bien su trabajo. Por otro lado, los efectos especiales pueden fácilmente competir con los que muestra la cinta Gravedad, de Alfonso Cuarón.

Orson Scott Card ha escrito la llamada Saga de Ender, con cuatro libros más que dan continuidad a la historia que comienza con El juego de Ender. Ha escrito además otra saga a partir de su libro La Sombra de Ender y cuatro libros más, conocida como la Saga de la Sombra, que es como la continuación de la Saga de Ender, así que con gran probabilidad veremos en un futuro cercano más cintas basadas en sus obras. Un elemento en común en las obras de Card es la preocupación por el medio ambiente y por la vida en general.

El guión de Hood no es exacto respecto al libro original pero sí ofrece la esencia de la historia de Card, quien tiene otros muchos libros de ciencia ficción y es un autor que ha ganado varias veces los premios Hugo y Nébula, dos de los más reconocidos en este género literario.