La banalización del dinero
Ricardo Martínez García
La nueva cinta de Martin Scorsese trata
de la vida de un antihéroe norteamericano de la vida real. Leonardo
Di Caprio da vida a Jordan Belfort, corredor de bolsa de Wall Street
que con todo desparpajo nos muestra a los espectadores los trucos
para defraudar a personas que invierten en acciones de empresas
fantasmas.
Basada en las memorias de este
personaje de la vida real, Jordan Belfort, la cinta está plagada de
acciones desenfrenadas, pues donde hay abundancia de dinero, sin
importar su procedencia, se producen excesos que resultan chocantes
para las personas comunes y corrientes, esas que no destacan porque
son demasiado honestas, y en ese sentido aburridas a más no poder.
A ese grupo de personas pertenece el
agente del FBI Patrick Denham (Kyle Chandler), quien se enfrasca en
una investigación para desenmascarar a Belfort, que no desea,
comprensiblemente, abandonar su estilo de vida.
Si bien las escenas divertidas y
estrambóticas de la cinta casi siempre las protagoniza Belfort y su
corte de colaboradores, encabezado por Donnie Azoff (Jonah Hill en
plan grande), con orgías cada que logran vender acciones basura,
también hay algunas escenas donde se atestigua el nivel de
degradación al que llegan estos antihéroes de la cultura
norteamericana.