Wednesday, November 30, 2011

Al filo de la mentira

Ella es una espía real
Historias indeseables II

Ricardo Martínez García.

Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la creación del estado israelí en 1948 como estado independiente, el Servicio Secreto conocido como Mossad estuvo involucrado en el espionaje y desarticulación de actividades terroristas árabes y en la búsqueda de criminales de guerra alemanes, a los cuales el estado israelí deseaba juzgar por sus atroces acciones en contra del pueblo judío durante el conflicto bélico. En tal marco histórico se ubica la acción de Al filo de la mentira (The Debt, 2010) del director británico John Madden.

La experimentada actriz británica de origen ruso Helen Mirren, cuyo trabajo en los escenarios teatrales, en el cine y la televisión le han ganado una merecida fama, interpreta en esta cinta a la ex agente del Mossad, Rachel Singer, que en su juventud fue comisionada, junto con dos compañeros, para capturar en la Alemania Oriental al doctor ex nazi Dieter Vogel (Jesper Christensen), acusado de realizar operaciones experimentales a prisioneros judíos.

Tal es la premisa de la historia, pero las cosas no son como las pinta la Historia, y la cinta aborda cómo se desarrolla y debate un sentimiento de deuda y vergüenza, presente en Rachel y en uno de sus compañeros, al no salir las cosas como estaban planeadas en aquella misión, ante los hechos y las vivencias ya en el  año de 1996, 30 años luego de tal cometido.

La joven Rachel, interpretada por Jessica Chastain, establece un duelo de actuación con Mirren y lo hacen estupendamente bien ambas. Sam Wortington, Ciarán Hinds (como el joven y viejo David) y Marton Csokas y Tom Wilkinson (como el joven y viejo Stephan) completan el cuadro de excelentes actores que logran momentos de gran dramatismo en esta película.

Historia de espías prácticos que se confabulan y ceden ante las necesidades históricas o nacionales, y que se contrapone con otra historia de espías idealistas y atormentados hasta el último momento por su conciencia sobre la falta de veracidad en algunas versiones oficiales. Eso es esta cinta, que recuerda a la de Steven Spielberg Munich, pero que plantea una postura más crítica. Con ella queda claro que hay ciertos aspectos históricos que se manipularon con el fin de quedar bien ante la sociedad, pero que de saberse la verdad, esto podría destruir reputaciones de toda una vida. La moraleja viene a ser: si tienes una segunda oportunidad, no la dejes ir.

Tuesday, November 29, 2011

La llave de Sarah

Ella se llamaba Sarah
Historias indeseables

Ricardo Martínez García

Kristin Scott Thomas una de las actrices británicas más versátiles de su generación, con una carrera basada en películas tanto inglesas como francesas y algunas incursiones en Hollywood, protagoniza la cinta La llave de Sarah (Elle S´appelait Sarah, 2010), del director francés Gilles Paquet-Brenner, un intenso drama que combina dos historias en épocas diferentes.

Scott Thomas hace el papel de Julia Jarmond una reportera norteamericana que trabaja en París. Su trabajo la lleva a averiguar la historia de un departamento al cual se quiere mudar con su esposo e hija y lo que descubre la lleva a tomar decisiones personales radicales.

La historia detrás de ese departamento es la historia de miles de judíos que durante la ocupación nazi en París son obligados a pasar cierto tiempo en un velódromo mientras deciden cómo llevarlos a los campos de exterminio, en condiciones totalmente inhumanas, pues no los dejaban ni usar los baños, por lo que al cabo de pocos días nadie soportaba el hedor. El recordatorio histórico no es que ocurriera tal hecho, sino que fuera perpretado totalmente por las autoridades francesas del gobierno de Vichy, en 1942, conocido posteriormente como el gobierno “colaboracionista” con el régimen nazi.

La cinta pasa de la historia de Julia (Scott Thomas) a la de Sarah Starzynski (Mélunsi Mayance) y su familia recluída en ese estadio, de manera muy fluida, enfatizando momentos de gran dramatismo en ambas historias. La cinta también es la memoria de eventos que muy pocos quieren recordar, pues eran “situaciones de la guerra”, aunque esa justificación se usa cuando no hay verdaderamente justificación para comportamientos tan atroces por parte de los franceses no judíos ni de esas autoridades del gobierno de Vichy, liderado por Pierre Laval y Phillipe Pétain, el cual había capitulado ante el III Reich desde 1940.

Inserta en este contexto histórico, se desarrolla la historia de Sarah, que logra sobrevivir a los horrores de los colaboracionistas y rehace su vida, pero las huellas de sus experiencias de guerra no la dejan en paz ya. Es la tragedia de ella y de infinidad de casos parecidos. 

Al final de la cinta aparece un irreconocible Aidan Quinn como otro personaje clave en esas historias íntimamente relacionadas, pero que para él son un misterio.

Se trata de una excelente película que estremece, conmueve y concientiza, además de entretener, como debe hacer toda buena película.