Tuesday, November 29, 2011

La llave de Sarah

Ella se llamaba Sarah
Historias indeseables

Ricardo Martínez García

Kristin Scott Thomas una de las actrices británicas más versátiles de su generación, con una carrera basada en películas tanto inglesas como francesas y algunas incursiones en Hollywood, protagoniza la cinta La llave de Sarah (Elle S´appelait Sarah, 2010), del director francés Gilles Paquet-Brenner, un intenso drama que combina dos historias en épocas diferentes.

Scott Thomas hace el papel de Julia Jarmond una reportera norteamericana que trabaja en París. Su trabajo la lleva a averiguar la historia de un departamento al cual se quiere mudar con su esposo e hija y lo que descubre la lleva a tomar decisiones personales radicales.

La historia detrás de ese departamento es la historia de miles de judíos que durante la ocupación nazi en París son obligados a pasar cierto tiempo en un velódromo mientras deciden cómo llevarlos a los campos de exterminio, en condiciones totalmente inhumanas, pues no los dejaban ni usar los baños, por lo que al cabo de pocos días nadie soportaba el hedor. El recordatorio histórico no es que ocurriera tal hecho, sino que fuera perpretado totalmente por las autoridades francesas del gobierno de Vichy, en 1942, conocido posteriormente como el gobierno “colaboracionista” con el régimen nazi.

La cinta pasa de la historia de Julia (Scott Thomas) a la de Sarah Starzynski (Mélunsi Mayance) y su familia recluída en ese estadio, de manera muy fluida, enfatizando momentos de gran dramatismo en ambas historias. La cinta también es la memoria de eventos que muy pocos quieren recordar, pues eran “situaciones de la guerra”, aunque esa justificación se usa cuando no hay verdaderamente justificación para comportamientos tan atroces por parte de los franceses no judíos ni de esas autoridades del gobierno de Vichy, liderado por Pierre Laval y Phillipe Pétain, el cual había capitulado ante el III Reich desde 1940.

Inserta en este contexto histórico, se desarrolla la historia de Sarah, que logra sobrevivir a los horrores de los colaboracionistas y rehace su vida, pero las huellas de sus experiencias de guerra no la dejan en paz ya. Es la tragedia de ella y de infinidad de casos parecidos. 

Al final de la cinta aparece un irreconocible Aidan Quinn como otro personaje clave en esas historias íntimamente relacionadas, pero que para él son un misterio.

Se trata de una excelente película que estremece, conmueve y concientiza, además de entretener, como debe hacer toda buena película.

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