Saturday, February 28, 2015

Birdman o La inesperada virtud de la ignorancia

Fantástica introspección
El peligro de conocerse

Ricardo Martínez García

Más allá de un relato fílmico sobre un personaje surgido del cómic, Birdman o la Inesperada Virtud de la Ignorancia es un relato sobre la introspección que realiza el personaje protagónico, pero a la vez, y a partir de un manejo adecuado de las técnicas fílmicas, es una reflexión del propio realizador fílmico sobre su trabajo y todo lo que se relaciona directamente con él.

En medio de secuencias que fluyen constante y vertiginosamente desde las entrañas de un teatro y hasta el escenario, a veces siguiendo a un personaje, a veces adelantándosele, vemos al veterano actor Riggan (Michael Keaton) entablando una conversación consigo mismo, o con su álter ego, del cual le resulta difícil ya desmarcarse. Ante la inminencia del estreno de una obra escrita por él mismo, Riggan realiza un ejercicio de introspección que lo lleva casi a abandonarse de sí mismo completamente.

Alejandro González Iñárritu explora y explota el aspecto más actoral y teatral del gran equipo que ha conjuntado. Vemos así duelos de actuaciones entre Michael Keaton y Edward Norton, a veces con intencionadas sobreactuaciones, entre Norton y Emma Stone, entre Keaton y Naomi Watts, etc. Los momentos climáticos están resaltados por la exuberancia de una batería precisa y poderosa, tocada por Antonio Sánchez

El resultado de esta interminable interacción pudiera parecer caótica, como lo es a veces esa búsqueda de sí mismo que Riggan se propone y desea alcanzar, así como poner en orden su vida sentimental, su trabajo y sus aspiraciones. En esa búsqueda, la realidad se confunde con la ficción o la fantasía, algo que tienen en común las obras teatrales como las cinematográficas (como cuando alguien pregunta “¿Es esto real o están filmando una película?”, que para el caso da lo mismo).

Con una sobresaliente actuación de Keaton, Birdman al final parece encontrarse a sí mismo y puede volar de verdad.

Relatos Salvajes

Trágicómicos relatos
Catarsis y expiación

Ricardo Martínez García.

Oscilando entre el humor negro, la parodia y la crítica política y social en tono irónico, la cinta de Damián Szifrón Relatos Salvajes (14) muestra una bien entretejida y entretenida colección de historias en las que el espectador verá identificados algunos de sus propios deseos o reconocerá situaciones cotidianas exasperantes, indignantes o francamente jocosas.

El afán de revancha contra aquellos que, de una u otra manera, fraguaron un destino personal oscuro, la afrenta irracional entre dos conductores que los conduce a la destrucción, la indignación ante el abuso de una empresa relacionada con infracciones de autos, íntimamente relacionada con la incomprensión de la esposa, cargarle la culpa a un inocente de los errores fatales de otros, o la novia recién casada que explota en plena boda, son algunos de los temas que expresa de manera ágil y brillante esta cinta argentina.

Dos de los cuentos narrados en este filme llaman la atención: uno, por mostrar lo que casi cualquier ciudadano desearía hacer ante la hipocresía, cinismo, prepotencia y avaricia que muestran algunos candidatos de la clase política de cualquier país al hacer campaña electoral. Suspender de modo absoluto tales carreras políticas sería como “hacerle un favor a la comunidad”, y resulta difícil no estar de acuerdo con ello.

La otra historia es aquella en la que un ciudadano honorable es llevado al límite de la exasperación por una empresa dedicada a cazar infractores vehiculares, sin importar si las condiciones de señalización sean claras o no. Comprensiblemente cualquier ciudadano en circunstancias así se sentirá no solo víctima de un atraco, sino de una impotencia ante la maquinaria burocrática a la que solo le interesa el pago de la infracción.


¿Cómo no sentir cierto regocijo ante las últimas consecuencias de estos relatos, que invitan a la reflexión de modo divertido e ingenioso? El trabajo del equipo actoral es efectivo y preciso, así como la escenificación y fotografía. El título de Relatos Salvajes es más que acertado, pues cada historia es tan concisa y exacta como algunos cuentos de Juan Villoro o Roberto Bolaño.

El Código Enigma

Un héroe desprestigiado
Homenaje póstumo fílmico

Ricardo Martínez García

Alan Turing fue un matemático especialista en lógica, criptología y filosofía. Su vida transcurrió entre 1912 y 1954 en una Inglaterra con perceptibles resabios de la vieja moral victoriana y enfrentada a una de sus peores crisis internacionales, al participar en ambas guerras mundiales.

Como lógico matemático, Turing demostró la irresolubilidad del llamado “problema de decisión”, y que dio paso a lo que se conoce como la “máquina de Turing”. Por estas y otras importantes aportaciones Turing es conocido como el precursor de la informática. Tal personaje es el que presenta la cinta El Código Enigma (The Imitation Game, 14).

Benedict Cumberbatch, el talentoso actor británico al que hemos visto como Julian Assange (The Fifth Estate, 13), o como Sherlock Holmes en la serie para la televisión de la BBC, entre otros trabajos, hace un poderoso y sensible retrato de Turing, al que se podría muy bien considerar un verdadero héroe de guerra, sin haber estado en el frente ni haber disparado una sola bala.

La cinta, dirigida por Morten Tyldum, inicia la narración en el momento en el que Turing es reclutado por la Naval británica para una tarea que a la larga definiría en gran parte el destino como nación de Inglaterra, en esos momentos en guerra con la Alemania Nazi: el desciframiento de los mensajes en código que los alemanes enviaban a sus tropas, usando una máquina llamada Enigma.

En cierto modo soberbio, muy seguro de sí mismo, el matemático Turing comienza a imponer su modo de trabajo a un equipo de criptólogos inicialmente renuentes a ayudarlo, pero al ver su esfuerzo y dedicación, así como la sospecha de que algo puede funcionar en el desempeño de su máquina, el equipo termina por apoyarlo. Una observación casual hace que den con la clave para descifrar los mensajes cifrados alemanes.

El aspecto dramático lo ofrecen algunos flashbacks, que muestran a Turing sufriendo bullying en la escuela, y luego perdiendo a su primer amor y compañero adolescente de la escuela. Lo vemos también comprometiéndose con su colega Joan Clarke (Keira Knightley) para luego revelarle que no puede casarse con ella por su homosexualidad, algo que a la postre le impedirá seguir desarrollando su brillante carrera como teórico de las matemáticas y la informática, al ser procesado por el gobierno, que consideraba a la homosexualidad como un delito.


Sin duda una de las mejores cintas del 2014, que mueve a la reflexión sobre la intolerancia ante las preferencias sexuales de algunas personas que, irónicamente, son o fueron claves para el futuro de sus naciones.

Archivo 253

Los sustos están en otra parte
Fórmula probada

Ricardo Martínez García.

De acuerdo con lo que ha dicho el director de “Archivo 253”, Abe Rosenberg, a los medios de comunicación, la cinta fue filmada antes de la demolición del edificio en ruinas de la Clinica Psiquiátrica San Rafael, en 2013. Previamente ya había dejado de funcionar como tal en el 2009, pero si se demolió el edificio, ¿cómo fue que encontraron ese material fílmico? ¿Quién y cómo fue que fueron encontrados los equipos de filmación que registraron las escenas que componen esta cinta? 

Como argumento promocional está bien, pero lógicamente resulta poco creíble.
La experiencia de entrar en un mundo desconocido, sumergirse en otro tipo de realidades siniestras, por la pura curiosidad, o por la necesidad de emociones grandes, lleva a un grupo de amigos a ingresar al ruinoso edificio que albergaba la enorme clínica psiquiátrica San Rafael.

Con un formato fílmico que hacer recordar cintas del mismo género como “El proyecto de la bruja de Blair”, o las españolas “REC”, entre otras, en el cual se filma lo que se va experimentando (algo que de manera más atractiva realiza el equipo de la psíquica o vidente Aurora –Geraldine Chaplin- en El Orfanato, de J.A. Bayona), con la cámara al hombro o en la mano, filmando como supuestamente se va avanzando en el laberíntico conjunto de pisos, pasillos y habitaciones desmanteladas.

Sin prácticamente efectos especiales, Rosenberg apuesta por la ambientación escénica y el suspenso que pretende construir con la exploración (de noche) que realizan los protagonistas en el viejo edificio. La claustrofobia que experimentan, más la repulsión en ciertas zonas y la provocación gratuita a la manifestación de entidades resultan previsibles y artificiosas, por lo que el argumento resulta inconsistente y endeble.


La cinta debía haber sido más bien sobre lo que el director ha comentado a los medios especializados que cubrieron su estreno, pues comentó anécdotas interesantes: que al filmar, la protagonista femenina sufrió una descompensación al encontrarse con unos dibujos perturbadores que eran parte de un expediente (y que no aparecen en la cinta) de un paciente de la ex clínica psiquiátrica, o que el equipo de producción no quería trabajar de noche porque oyeron cosas que los espantaron, o que sentían el ambiente muy pesado, con mala vibra. Tal vez así sí habría sido una cinta de terror.

Wednesday, February 25, 2015

El Hobbit, La Batalla de los Cinco Ejércitos

Fantasía Bélica Medieval
Un pequeño aventurero

Ricardo Martínez García

La tercera y última parte de la precuela de El señor de los Anillos (Jackson, 03), El Hobbit, la Batalla de los Cinco Ejércitos, llega sin pena ni gloria, como el cierre un tanto anticlimático de un ciclo con el que los fans se habían familiarizado a lo largo de los años Han sido algo más de once años los transcurridos desde que Peter Jackson comenzó a dirigir estas cintas basadas en las novelas de J. R. R. Tolkien y de su vasto mundo de fantasía épica medieval de inspiración cristiana.

En La Batalla de los Cinco Ejércitos nuevamente asistimos a la lucha entre las fuerzas del bien, representadas por los divididos ejércitos de Elfos, humanos y Enanos, contra los mejor organizados contingentes de orcos y demás seres creados para el mal, no sin antes zanjar la eliminación del mítico dragón Smaug, quien se había apoderado de la Montaña Solitaria, albergue de las riquezas acumuladas por una casta de nobles enanos, en la anterior cinta de la trilogía.

El argumento básico se mantiene: el bien y el mal enfrentados de manera permanente, en busca de hacerse del control total del mundo conocido. La cinta muestra signos de una historia fatigada, que se percibe ya como un alargamiento más con fines comerciales que narrativos, algo que le ha ocurrido también, en cierta medida, a otras famosas sagas, como la Guerra de las Galaxias, Crepúsculo o más recientemente Los Juegos del Hambre. La de Harry Potter fue tal vez tan exitosa, porque mostró el paso paulatino de ser niños a adolescentes de los protagonistas.

Sin duda, La Batalla es una cinta admirable en varios sentidos: efectos especiales, despliegue de extras, vestuario, maquillaje. Pero la historia en sí ya ha dejado naturalmente la novedad y originalidad inicial, incluso a ratos los diálogos muestran cierto acartonamiento, sobre todo los que llevan a cabo los enanos al interior de la Montaña Solitaria.

Bilbo Bolsón (Martin Freeman) es un personaje importante pero secundario, lo mismo que la mayoría de los que intervienen en la cinta. Una vez más Légolas (Orlando Bloom) fascina con sus movimientos de acróbata de lo imposible, pero como es una precuela, deberíamos decir que fascina por primera vez, dejando ver una futura amistad con Aragorn y un enano que sería famoso.

Corazones de Hierro

Papi Guerrero
Héroes de guerra incógnitos.

Ricardo Martínez García

La cinta de David Ayer Corazones de Hierro (Fury, 14) es un ensayo fílmico en el que se intenta retratar la irracionalidad de la Segunda Guerra Mundial, donde la lógica de la sobrevivencia o del exterminio, como en cualquier otra guerra total, es “o los matamos o nos matan”.

El sargento Wardaddy (Brad Pitt) es el comandante de un tanque norteamericano que ingresa a territorio alemán, poco antes de la caída de Berlín, en el cual sus cinco tripulantes hacen todo lo que pueden ante la superioridad de los tanques alemanes. Al parecer solo la determinación de los valientes soldados norteamericanos les hizo posible salir vencedores al final, ante ese formidable enemigo (de ahí, probablemente, el subtítulo en español de la cinta) que solo se rindió ante la evidencia atómica.

Dentro del género de películas bélicas, muchas de ellas se han esforzado en mostrar los horrores de la guerra. La destrucción, las muertes, el exterminio de grupos étnicos, la crueldad, la resignación de matar o morir porque así son las cosas, son mostradas en muchas de ellas, pero pocas aluden a las razones originarias y profundas que condujeron a tales estados de barbarie humana. Claro, su idea no es documentar la historia, denunciar las causas, sino solo recrear el horror.

El director David Ayer (quien estuvo enrolado algunos años en la Marina como operador de radar de un submarino nuclear) muestra en gran medida el drama humano del soldado que se enfrenta a una muerte inminente, o atestigua muertes intencionadamente descarnadas y absurdas, que fueron hechos totalmente reales, aunque esta narración fílmica sea ficticia.


El espectador ve la vívida e intensa recreación escénica (es la magia del cine) de uno de los horrores más terribles que la humanidad ha vivido en su historia reciente, desde la comodidad de su butaca, comiendo palomitas y riendo ante las ocurrencias y desvaríos de un soldado ebrio. El resultado, en la mayoría de los cinéfilos, es la banalización de lo trágico y así el drama se vuelve espectáculo puro. 

Así son las cosas.