Ricardo Martínez
García
Pete Docter, cineasta
responsable de Up y de Monsters Inc., presenta en esta nueva cinta
animada, IntensaMente (Inside Out, 2015), una divertida y reflexiva
historia, la historia del desarrollo de nuestras emociones.
A partir del relato
particular de lo que le ocurre a la feliz Riley, una vez que su padre
decide dejar su hogar en Minesota, donde Riley tiene su vida, sus
amigos, es parte del equipo local de jockey sobre hielo, y una serie
de actividades, para ir a vivir a San Francisco, donde todo es
diferente para ella, nueva escuela, amigos, situaciones familiares,
etc., Docter nos muestra de manera imaginativa y divertida los
estados de ánimo que van generándose en la personalidad de Riley.
De este modo, vemos
desfilar en sucesión a Felicidad, Tristeza, Furia, Desagrado y Miedo
como pequeños personajes que van tomando el control de las acciones
y decisiones que, según el caso, va tomando Riley. Estas pocas
emociones, cinco básicas del ser humano, son representadas de tal
modo que resultan sumamente divertidas, pues una vez que toman las
riendas de la acción de las personas, vemos cómo Riley, y en
general todos, estamos bajo su dominio, y son lo que los filósofos
llaman las pasiones humanas.
Riley se enfrenta a
nuevas situaciones, las cuales le producen nuevas emociones, o la
revisión de las antiguas y conocidas que tuvo en su lugar de origen.
A medida que la historia de su nueva vida avanza, también la
representación de sus emociones crece y se vuelve más compleja.
El guión, escrito por
el mismo Docter y por Meg LeFauve, apela a conceptos más complejos
propios de las teorías psicocognitivas, como las estructuras básicas
de la memoria o de recuerdos centrales, categorizados en Familia,
Amistad, Empatía, Compañerismo, etc., que Riley irá
desfragmentando o destruyendo, para luego volver a configurarlos,
pasando por un proceso que, en la representación imaginaria, se
propone como una carrera de obstáculos de las emociones más
básicas, para evitar que todo el aparato de recuerdos desaparezca.
Este proceso pasa por la capacidad de procesar y abstraer las
vivencias, de superar ciertas nociones propias de la infancia para
pasar a las siguientes etapas del desarrollo humano: la pubertad.
Al público infantil
seguramente le gustarán las escenas del viaje que emprenden
Felicidad y Tristeza y la criatura imaginaria que las acompaña, con
el fin de evitar que los recuerdos centrales de la Familia también
queden destruidas, y al público adulto les resultarán divertidas
algunas escenas entre los padres de Riley.
IntensaMente es una
cinta disfrutable y a la vez reflexiva sobre los cambios que conducen
al desarrollo de las emociones, para alcanzar lo que se llama
madurez, en el mejor de los casos.