La incierta frontera entre el cómic y lo real
Ricardo Martínez García
Hombres que pueden desviar trayectorias de balas a voluntad, o controlar la adrenalina para volverse mortales instrumentos de un “destino” que dicta a quién eliminar con el fin de mantener el equilibrio político en las naciones del mundo, son algunos de los elementos de la cinta Se Busca (08), del realizador ruso Timor Bekmambetov.
Más familiarizados con cómics populares como Los Cuatro Fantásticos, El Hombre Araña, Hombres X etc., y sus respectivas sagas, en las que se sabe de antemano que las tramas y acciones son ficción, los espectadores pueden sentir que en Se Busca, de Bekmambetov, ven acciones increíbles en un contexto que pretende ser realista... y caer en una ambigüedad que se mueve entre descalificarla o darle cierto crédito a la imaginación: los personajes de la novela de Mark Millard y J. G. Jones no son fáciles de ubicar en los estereotipos ya conocidos de la famosa liga de los súper héroes.
La cinta sólo pretende entretener, lo mismo que aquellas más populares, y lo hace bien a partir de grandes efectos visuales y estética un tanto oscura, apoyada en una trama interesante y diferente, pero sobre todo, con un personal histriónico de grandes ligas.
Bekmambetov, conocido por Los Guardianes de la Noche y su secuela, Los Guardianes del Día, realiza su primer largometraje en inglés, con actuaciones -regulares- de Morgan Freeman, Angelina Jolie y James McAvoy, (cuyos papeles como el simpático fauno Mr. Tumnus en Las Crónicas de Narnia 1 o como el doctor Nicolas Garrigan en El Último Rey de Escocia, lo han puesto en el camino hacia el estrellato, haciendo recordar, con el debido respeto, a un actor como Dustin Hoffman, dadas sus características físicas). Contar tan solo con Freeman y Jolie en el reparto actualmente le otorga gran caché a cualquier cinta.
La premisa central de la película es una mezcla de dos elementos míticos: la existencia de una Fraternidad de asesinos que actúan bajo el designio de una tejedora, la cual determina quién debe ser eliminado en aras de mantener el orden natural de las cosas, a través de la composición del entramado de sus hilos.
El primer elemento mítico, la llamada Fraternidad, tiene referencias a la secta persa musulmana ismaelí, llamada Hashshashin, fundada en el siglo VIII y que se distinguía por asesinar a miembros de las élites Abbásidas por razones políticas y religiosas.
El otro elemento mítico tiene que ver con las historias acerca de una tejedora, que aparecen en culturas tan distantes como la japonesa (en el texto tradicional llamado Adachigahara de los Cuentos de Hadas Japoneses, o en el texto Tsuru No Ongae -La Grulla Agradecida-), y algunas sudamericanas (como en la tradición de los indios Kogi colombianos, o los Guajiros de Venezuela).
Encontramos con más claridad la representación de una tejedora del “destino” en algunos relatos y creencias de Norteamérica(como en los de la serie de historia ficción de Alvin Maker, de Orson Scott Card). Estos cuentos tienen en común la creencia de que una tejedora hilvana hilos que son la representación de la existencia de cada ser humano. Cuando se termina un hilo, la vida de una persona también llega a su fin. La vida de esa persona dependerá de cómo esté hilvanada con las demás.
En la película de Bekmambetov, Sloan (Freeman), jefe de la Fraternidad, manda reclutar al aburrido y mediocre contador Wesley Gibson (McAvoy), luego de que uno de los suyos los ha “traicionado” y ha decidio emprenderla contra los miembros de su sociedad.
La sexy e implacable Fox (Jolie) es la encargada de contactar a Gibson, “rescatarlo” de su ordinaria y sosa existencia y entrenarlo; el giro que da su vida es algo que todo mundo desearía: aventura, acción, tener un objetivo por el cual luchar (aunque no se comprenda): cumplir los designios de la tejedora (en este caso industrial) que Sloan es el único que puede “interpretar”.
Gibson descubre que lo que él pensaba que eran sus ataques de angustia o de soponcio era en realidad la manifestación no controlada de habilidades generadas por su gran producción de adrenalina. Sumado a ello, descubre su capacidad para combar las trayectorias de las balas disparadas, lo que lo hacen -junto con un durísimo entrenamiento con El Reparador y El Carnicero, expertos en castigo físico y manejo de armas blancas, respectivamente- el más poderoso de los asesinos, único capaz de enfrentar al renegado.
Pero al ser Sloan el intermediario entre la tejedora y los asesinos profesionales, ¿quién puede garantizar que es un buen traductor y no un traditore?
Si usted vio las anteriores películas de Bekmambetov, no debe perderse esta cinta, lo mismo si es fan de la bella Angelina Jolie.