Saturday, October 05, 2013

El conjuro

Escalofríos en la espalda
Diseñando sustos

Ricardo Martínez García

Las acciones de esta cinta transcurren en una casa embrujada, donde una familia de siete miembros experimentan algo así como una montaña rusa del terror, y con ellos el espectador a través de la misma película, pero que en los momentos más difíciles tienen la gran fortuna de contar con la calificada ayuda profesional de dos grandes estudiosos de lo paranormal y cazadores de fantasmas.

De un estilo narrativo pulcro y puntual, casi de documental, El conjuro (The Warren Files, 2013) logra la compenetración del espectador con la cinta de un modo casi inmediato: una familia se muda a una antigua casa y aparentemente todo es normal y felicidad hasta que algunos de sus miembros comienzan a experimentar fenómenos cada vez más macabros, cuya eficaz narración fílmica logra generar ciertos sobresaltos y pieles de gallina o bellos corporales erizados.

Más allá de la natural predisposición del espectador generada en gran parte por la publicidad alrededor de esta cinta, es el oficio cinematográfico del director de origen malayo James Wan lo que le permite hilar una escalofriante historia de terror, aparentemente verídica, a partir de uno de los casos más complicados a los que se enfrentó la pareja de estudiosos de fenómenos parapsicológicos Ed y Lorrain Warren (los cumplidores Patrick Wilson y Vera Farmiga).

La cinta plantea, por una parte, el fenómeno siniestro y desconocido que domina a la casa y a sus habitantes, y por la otra a los benefactores que pueden enfrentarse a tal fenómeno, como si fuera una representación más de la mítica lucha entre el bien y el mal, aderezada con detalles religiosos preponderantes y más o menos conocidos.

Los Warren encarnan así a esos míticos benefactores, algo como el personaje del doctor Van Helsing en la novela de Bram Stocker Drácula, o el del padre Merrin en la de William Peter Blatty, El Exorcista. Son esos personajes los que saben o los que se enfrentan en una batalla a muerte contra ciertos entes malignos.

El también director de La noche del demonio (Insidious, 2011) y Saw (2004) logra una cinta redonda, con un argumento interesante (y alusiones a maldiciones de brujas, burlas a la Divina Trinidad, o a la existencia de esos entes que no son de origen humano, etc.), una narración eficaz y un trabajo actoral muy bueno, sobre todo el de Lily Taylor y Vera Farmiga, y sin abusar de efectos especiales muy elaborados. Tal vez está de más esa escena en la que un grupo de aves se estrellan contra la casa, en el clímax de la historia, pero en realidad no afecta al final.


Wan presenta una película que resulta disfrutable y entretenida, que por su temática remite naturalmente a otras cintas como la clásica y ya mencionada El Exorcista o El exorcismo de Emily Rose, y es de las películas que una vez vista, todos quieren comentar o recomendar a sus conocidos.   

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