Ricardo Martínez García
Jim Jarmusch ofrece en Solo los
Amantes Sobreviven (13)
una revisión, muy a su estilo, de un mito clásico de la
literatura y que ha tenido una resonancia enorme en la historia de la
cinematografía casi desde su inicio. Actores como Bela Lugosi,
Christopher Lee y Gary Oldman han interpretado memorablemente en la
pantalla grande al personaje literario más famoso de vampiros.
Tom Hiddleston (conocido por su papel
de Loki, en la saga de Thor), interpreta magistral y entrañablemente
a un longevo ser llamado Adam, que en su vida de ya muchos siglos, se
ha encargado de explorar y desarrollar sus dotes musicales. Casado
con Eve (Tilda Swinton), una lectora universal en el pleno sentido de
la palabra, forman una pareja de amantes que lo han vivido y
sobrevivido casi todo.
La cinta cuenta con un sentido del
humor ácido, mordaz y ligeramente pretensioso. Para Adam y Eve, y en
general para los que son como ellos, los humanos comunes y
corrientes, mortales, somos los “zombies”, los que deambulamos
por la vida casi sin tener conciencia de ello.
Adam, como brillante músico, compone
melodías melancólicas, oscuras y densas de acuerdo a la época en
la que se encuentra viviendo, pero su música es algo completamente
personal, o al menos así lo piensa él. Su trato con los zombies se
reduce al mínimo, como por ejemplo con su proveedor de instrumentos
musicales Ian (Anton Yelchin) o con el doctor Watson (Jeffrey
Wright), pero con los “otros” iguales a él es nulo, a excepción
de su esposa Eve. Juntos forman una pareja demasiado cool para
cualquier época, mucho más glamorosos que cualquier estrella de
rock.
Es característica de las cintas de
Jarmusch contar con una banda sonora de primer nivel. Ghost Dog,
Dead Man y la referida Only Lovers Left Alive son un
ejemplo de esto. A lo largo de la cinta escuchamos clásicos como
“Red eyes and tears” de Black Rebel Motorcylce Club, “Funnel Of
Love” de Wanda Jackson, “Can´t hardly stand it” de Charlie
Feathers, entre otras, que nos hacen concebir a Adam como un melómano
irredento que solo vive para su música y para su mundo interior,
nuevamente con la excepción de su esposa Eve. Ella por su parte es
una amante de la poesía universal. Estos seres maravillosos se nos
muestran refinados y cultos, divirtiéndose a su modo en paseos
nocturnos, comentando sobre la vida de Jack White, su casa y su
condición de séptimo hijo, o sobre Christopher Marlowe que, nos
revelan, fue el verdadero escritor de “Hamlet”, atribuido a un
iletrado llamado Shakespeare.
En su pretensión los personajes
resultan entrañables y muy divertidos y las actuaciones de Swinton y
Hiddleston son excepcionales. Una cinta que no debe dejar de verse.
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