La voz del sentimiento
Ricardo Martínez García
Lisa Gerrard es reconocida por su trabajo, de casi dos décadas, con uno de los grupos de origen australiano más interesantes y difícilmente clasificable: Dead Can Dance.
Dueña de una tersa, melódica y flexible pero potente voz, y ahora, con una importante carrera como solista, Gerrard ha ganado importantes premios por sus trabajos y sus colaboraciones con otros artistas y por su intervención musical en varias famosas películas.
Originaria de Merlbourne, Lisa comenzó a cantar y a presentar pequeños conciertos en algunos bares de esa ciudad, donde conoció a Brendan Perry, quien ya había debutado con un grupo llamado The Marching Girls, del que salió para formar en 1981 la seminal Dead Can Dance, banda a la cual la invitó para que tocara las percusiones y cantara algunas piezas.
Por aquella época, en busca de mejores condiciones para el tipo de música que deseaban tocar y con un demo bajo el brazo, Gerrard y Perry decidieron viajar a la Gran Bretaña. Era 1982. Una vez ahí y después de un año de buscar oportunidades en Londres, consiguieron llamar la atención de Ivo Watts-Russell, fundador del sello especializado en música de culto: la 4AD. Algunos otros grupos que han formado parte del catálogo del sello son: The The, Cocteau Twins, Modern English, Bauhaus, The Birthday Party, Pixies.
La relación entre esta discográfica y el grupo fue bastante fructífera: durante once años, de 1984 a 1996 Dead Can Dance lanzó ocho discos y se volvió uno de los grupos más importantes e innovadores en la escena, gracias a la mezcla de música medieval, barroca y renacentista, folclore celta, ritmos y melodías de medio oriente con elementos musicales producto de sintetizadores.
No es extraña esta peculiar fusión musical: Gerrard recuerda que las calles del vecindario donde creció “rezumaban” melodías en griego, turco e irlandés. Una muestra excelente del poder de su voz y su sentimiento la ofrece “The wind that shakes the barley”, canción tradicional interpretada a capella en el fabuloso y tal vez el mejor disco de Dead Can Dance: Into the Labyrinth.
Lisa, una vez que se separó de Perry en 1998, ha mantenido el estilo ecléctico, elegante y multicultural característico de Dead Can Dance, fruto tanto de ella como de su ex compañero –estilo que les hizo ganar miles de adeptos en todo el mundo- a lo largo de su carrera como solista.
Así lo demostró con su álbum debut, Mirror Pool, en el que plasma las duras experiencias de su ruptura con Perry, la muerte de su hermano Mark y la alegría del nacimiento de su bebé. Este trabajo le hizo ganar más adeptos, entre los que se cuenta el cineasta norteamericano Michael Mann, que incluyó varias piezas del disco en su película Heat (Fuego contra Fuego), protagonizada por Robert de Niro y Al Pacino. Con este director Lisa comenzó una nueva faceta de su carrera musical: el soundtrack.
Mann le pidió a Gerrard y a Pieter Bourke –con quien lanzó Duality, su segundo álbum- que escribieran e interpretaran algunas piezas para su cinta The Insider (El informante, con Pacino y Russell Crowe), cosa que ellos hicieron de manera magnífica, al igual que en su película Ali.
Lisa ha colaborado también con Ridley Scott para las cintas Gladiator y Black Hawk Down. Con John Woo en Misión Imposible 2, con Antoine Fuqua en Tears of the sun, con Paul Currie en One Perfect Day, y con Tony Scott en Man on Fire, entre otros cineastas.
Su hermosa y potente voz, de timbre muy flexible, casi siempre aparece como perfecta catalizadora de los momentos más dramáticos de los filmes en que ha participado. Enfatizan la muerte, el dolor, la pérdida, el alivio o la alegría, siempre expresando sentimientos profundos e íntimos.
Con cinco grabaciones desde el 2003 (Whale Rider, Inmortal Memory 04, Abwoon 05, A Thousand Roads 05, Silver Tree 06), cuya característica general es el alto nivel de su calidad musical, Lisa Gerrard no para de trabajar, para deleite de sus seguidores.
Afortunadamente, los fans mexicanos tendrán oportunidad de verla en vivo el próximo primero de junio en el Lunario del Auditorio Nacional, concierto que forma parte de su gira internacional en el que visitará Italia, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Hungría, Estados Unidos, Canadá y México, entre otros países.
Si no se tiene los 800 pesos que costará la entrada general, está siempre la opción del disco recién lanzado por 4AD The Best of Lisa Gerrard, en el que se puede escuchar lo mejor de la artista con Dead Can Dance, en su carrera como solista y algunos trabajos para el cine. Algo realmente para coleccionistas.
">Vínculo
Thursday, March 29, 2007
Tuesday, March 27, 2007
John W. Backus
Patriarca de la Red
Backus lideró un equipo de ingenieros y matemáticos (precursores de los ahora llamados nerds, utilizando el adjetivo sin sentido peyorativo) que trabajaba para la IBM y desarrolló en la década de los cincuenta el lenguaje lógico para computadoras conocido como Fortran (abreviaturas del FORmula TRANslation), el cual hizo posible el diseño de sistemas de programas de alto nivel que sentaron las bases lógicas y de lenguaje de las diferentes plataformas de software.
Estas plataformas han dado como resultado, a su vez, que ahora tengamos a disposición desde sistemas operativos, paqueterías de aplicaciones e infinidad de ambientes virtuales, hasta la reciente pluma digital que presentó hace poco Bill Gates o el dispositivo Apple TV.
Hace más de veinte años, científicos de prestigiosos institutos como el Massachussets Institute of Technology (MIT), la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y algunas empresas dedicadas al desarrollo de la tecnología, como la llamada Gigante Azul, la IBM, comenzaron a pensar en la posibilidad de interconectar las enormes computadoras con el fin de compartir datos e información. Pudieron pensar en interconectar porque ellos ya contaban con los lenguajes informáticos que permitieron esa interconexión.
La interconexión, primero en pequeñas redes de computadoras, sobre todo académicas y luego militares, ha crecido de manera exponencial hasta alcanzar el nivel global que se tiene ahora, a través de Internet, en el que hasta el funcionamiento del refri o la estufa se pueden controlar vía la red.
Los datos que ahora se pueden ver y compartir van desde programas, textos, fotos, correos, blogs y chats, que abordan cualquier tema imaginado, lo que convierte al Internet en el instrumento más formidable de comunicación e información (o de incomunicación y desinformación, si se quiere, tal es la naturaleza de este instrumento de dos filos).
Es tanto el contenido informático que ofrece la red que resulta fácil perdernos navegando en ella. Uno puede ser parte de comunidades de internautas o permanecer desapercibido y asilado de la realidad, viviendo prácticamente de manera virtual y olvidando la vida real, o en caso contrario hacer de nuestra vida un espacio público a través de la red.
Todo lo anterior es ya muy conocido, pero lo que casi nunca se conoce –y reconoce- es la labor, el trabajo de aquellos que hicieron posible la construcción de los instrumentos tecnológicos que tan cotidianamente utilizamos, como la computadora y sus programas.
Es el caso de los científicos que, a través de su esfuerzo de investigación y trabajo constante, elaboraron el lenguaje de la infraestructura programática de la red y a los que no se les reconoce ningún mérito. Uno de ellos es John W. Backus, quien nació el 3 de diciembre de 1924. Su aportación consistió entre otras cosas en la elaboración de un lenguaje de programación que utiliza notaciones matemáticas de nivel accesible o normal, es decir el lenguaje Fortran, el primer lenguaje de programación de alto nivel, el cual se utilizó en la computadora IBM 704.
Backus formó parte en la década de los sesenta del comité internacional del proyecto ALGOL, que buscaba la formulación de un lenguaje algorítmico y que dio fruto en el lenguaje BNF (Backus-Naur Form) y luego en los setenta estuvo interesado en la Programación Funcional, cuyo producto fue el lenguaje de programación FP (Function Programming, de uso básicamente académico) con el cual ganó el premio Turing -considerado como el Nóbel de la informática- en 1977.
El premio Turing lo otorga la Asociación para la Maquinaria Computacional (ACM) desde 1966. Actualmente su principal patrocinador es Intel, la famosa empresa por sus procesadores. Se trata de un premio que rinde homenaje al inglés Alan Turing, quien formuló el test o examen Turing, el cual consiste en un procedimiento para determinar si una máquina es inteligente o no. El premio 2006 correspondió a la norteamericana (primera mujer premiada) Frances Allen, por su trabajo para mejorar el rendimiento de los programas de computación y acelerar el uso de los sistemas de computación, a través de la introducción de algoritmos y tecnologías, los cuales forman la base teórica de la optimización automática de programas, relacionado naturalmente con la labor anterior de Backus.
John W. Backus continuó su labor de desarrollo del lenguaje programador en el proyecto LP (languaje programming) para la IBM hasta que se jubiló, en 1991. Cuatro años antes de su retiro había sido nombrado Miembro Asociado de la IBM y en 1993 ganó el Premio Charles Stark Draper, que otorga la Academia Nacional de Ingeniería de los Estados Unidos, por las mismas razones por las que había ganado el premio Turing. Descanse en paz este patriarca de la computación.
">Vínculo
Ricardo Martínez García
John W. Backus murió el pasado 17 de marzo a la edad de 82 años y su muerte nos hace comprender la ya larga historia que ha tenido uno de los elementos tecnológicos imprescindibles de la vida contemporánea: el Internet.
Backus lideró un equipo de ingenieros y matemáticos (precursores de los ahora llamados nerds, utilizando el adjetivo sin sentido peyorativo) que trabajaba para la IBM y desarrolló en la década de los cincuenta el lenguaje lógico para computadoras conocido como Fortran (abreviaturas del FORmula TRANslation), el cual hizo posible el diseño de sistemas de programas de alto nivel que sentaron las bases lógicas y de lenguaje de las diferentes plataformas de software.
Estas plataformas han dado como resultado, a su vez, que ahora tengamos a disposición desde sistemas operativos, paqueterías de aplicaciones e infinidad de ambientes virtuales, hasta la reciente pluma digital que presentó hace poco Bill Gates o el dispositivo Apple TV.
Hace más de veinte años, científicos de prestigiosos institutos como el Massachussets Institute of Technology (MIT), la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y algunas empresas dedicadas al desarrollo de la tecnología, como la llamada Gigante Azul, la IBM, comenzaron a pensar en la posibilidad de interconectar las enormes computadoras con el fin de compartir datos e información. Pudieron pensar en interconectar porque ellos ya contaban con los lenguajes informáticos que permitieron esa interconexión.
La interconexión, primero en pequeñas redes de computadoras, sobre todo académicas y luego militares, ha crecido de manera exponencial hasta alcanzar el nivel global que se tiene ahora, a través de Internet, en el que hasta el funcionamiento del refri o la estufa se pueden controlar vía la red.
Los datos que ahora se pueden ver y compartir van desde programas, textos, fotos, correos, blogs y chats, que abordan cualquier tema imaginado, lo que convierte al Internet en el instrumento más formidable de comunicación e información (o de incomunicación y desinformación, si se quiere, tal es la naturaleza de este instrumento de dos filos).
Es tanto el contenido informático que ofrece la red que resulta fácil perdernos navegando en ella. Uno puede ser parte de comunidades de internautas o permanecer desapercibido y asilado de la realidad, viviendo prácticamente de manera virtual y olvidando la vida real, o en caso contrario hacer de nuestra vida un espacio público a través de la red.
Todo lo anterior es ya muy conocido, pero lo que casi nunca se conoce –y reconoce- es la labor, el trabajo de aquellos que hicieron posible la construcción de los instrumentos tecnológicos que tan cotidianamente utilizamos, como la computadora y sus programas.
Es el caso de los científicos que, a través de su esfuerzo de investigación y trabajo constante, elaboraron el lenguaje de la infraestructura programática de la red y a los que no se les reconoce ningún mérito. Uno de ellos es John W. Backus, quien nació el 3 de diciembre de 1924. Su aportación consistió entre otras cosas en la elaboración de un lenguaje de programación que utiliza notaciones matemáticas de nivel accesible o normal, es decir el lenguaje Fortran, el primer lenguaje de programación de alto nivel, el cual se utilizó en la computadora IBM 704.
Backus formó parte en la década de los sesenta del comité internacional del proyecto ALGOL, que buscaba la formulación de un lenguaje algorítmico y que dio fruto en el lenguaje BNF (Backus-Naur Form) y luego en los setenta estuvo interesado en la Programación Funcional, cuyo producto fue el lenguaje de programación FP (Function Programming, de uso básicamente académico) con el cual ganó el premio Turing -considerado como el Nóbel de la informática- en 1977.
El premio Turing lo otorga la Asociación para la Maquinaria Computacional (ACM) desde 1966. Actualmente su principal patrocinador es Intel, la famosa empresa por sus procesadores. Se trata de un premio que rinde homenaje al inglés Alan Turing, quien formuló el test o examen Turing, el cual consiste en un procedimiento para determinar si una máquina es inteligente o no. El premio 2006 correspondió a la norteamericana (primera mujer premiada) Frances Allen, por su trabajo para mejorar el rendimiento de los programas de computación y acelerar el uso de los sistemas de computación, a través de la introducción de algoritmos y tecnologías, los cuales forman la base teórica de la optimización automática de programas, relacionado naturalmente con la labor anterior de Backus.
John W. Backus continuó su labor de desarrollo del lenguaje programador en el proyecto LP (languaje programming) para la IBM hasta que se jubiló, en 1991. Cuatro años antes de su retiro había sido nombrado Miembro Asociado de la IBM y en 1993 ganó el Premio Charles Stark Draper, que otorga la Academia Nacional de Ingeniería de los Estados Unidos, por las mismas razones por las que había ganado el premio Turing. Descanse en paz este patriarca de la computación.
">Vínculo
Tuesday, March 20, 2007
Política Ficción
La Hija del General
Ricardo Martínez García
Algunos analistas han señalado, con razón, que la escalada de violencia que vive México en varias zonas de su territorio, producto más probablemente de la guerra de narcos entre narcos, y no del gobierno federal contra ellos, es un síntoma del grado de ingobernabilidad que se ha alcanzado.
Sin embargo, se ha dejado de lado el hecho criminal en sí de las ejecuciones, tomadas como casos particulares, y se le ha dado más importancia en los medios, sobre todo impresos, al hecho de que la ciudadanía vive en un clima de inseguridad. Al menos es el caso del asesinato de Mireya López Portillo y su esposo Jordi Peralta Samper ocurrido en la madrugada del domingo18 de marzo, quienes no ocupaban ningún cargo público, hasta donde se sabe, y su relevancia pública se debe al parentesco que tenía ella con un connotado general del ejército mexicano, actualmente retirado.
El general Luis Humberto López Portillo ocupó entre otros cargos la jefatura de la zona militar ubicada en Guerrero, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, donde tuvo que combatir al EPR y ERPI. El de Guerrero es uno de los estados donde el narcotráfico ha sentado sus reales, como se ha constatado recientemente, con las ejecuciones en Acapulco y los recados con cabezas humanas como conductos.
Jordi Peralta era un alto ejecutivo de TV Azteca y el atentado en el que murió con su esposa no parece un asalto vulgar. La pregunta que se deben haber hecho desde el principio los investigadores del caso, sean de la PGJDF o de la PGR, y que representa uno de los cánones de la criminología, es ¿Quién se beneficia con la muerte de estos personajes? Y para redondear ¿Cuál ha sido el móvil de este crimen?
Seguramente las respuestas son bastante complicadas de por sí, y más si quienes cometieron el crimen prevén la ruta que conduzca a ellas, por lo que seguramente se encargarán de borrar toda pista que pueda ayudar a responderlas.
Si el crimen ocurrió para darle un recado a alguien, al general tal vez, y con él al ejército, se trata de un recado que no puede ignorarse, dado el costo del conducto (lo que indicaría la total carencia de escrúpulos de quien lo envía, así como de la seguridad de impunidad o la certeza de que lo que se traen entre manos bien vale la vida de dos personas muy bien relacionadas).
Si se trata de un crimen sólo relacionado con las dos personas asesinadas entonces la policía lo tiene más fácil pues su campo de investigación se limita a las esferas particulares de Mireya López y Jordi Peralta.
Por otra parte, se puede preguntar por la existencia de un arma utilizada en la escena del crimen perteneciente a la PGR. ¿Qué podrá significar tal cosa? ¿La robaron de la armería de la dependencia? ¿Por qué la abandonarían los asesinos?
La PGJDF, según fuentes de la PGR, elaboró dos hipótesis sobre la causa del crimen: que haya sido por algo relacionado con el decomiso de 204 millones de dólares en una residencia de las Lomas de Chapultepec, lo cual naturalmente implica aclarar qué tipo de relación pudo haber tenido la pareja con ese dinero. La otra hipótesis es que el crimen se haya cometido por algo referente a las actividades realizadas por el general en Guerrero, cuando fue jefe de esa zona militar.
El general no ha declarado nada que ayude a resolver el crimen, ni lo hará previsiblemente, y el ejército no se ha manifestado tampoco.
Lo que sí es claro es que este caso no se puede tratar como parte de la estadística criminal de la ciudad de México, como ha sugerido Joel Ortega, secretario de Seguridad del DF. “Ojalá que la PGR pueda establecer los vínculos que dependen para este caso con otros hechos de relevancia, pues se requiere de la panorámica federal para poder resolverlos", declaró el funcionario. Si existen esos vínculos, la idea de establecerlos, como quiere Ortega, parece demasiado conductista, o tal vez Ortega sepa algo que supone los federales deben "establecer".
Ricardo Martínez García
Algunos analistas han señalado, con razón, que la escalada de violencia que vive México en varias zonas de su territorio, producto más probablemente de la guerra de narcos entre narcos, y no del gobierno federal contra ellos, es un síntoma del grado de ingobernabilidad que se ha alcanzado.
Sin embargo, se ha dejado de lado el hecho criminal en sí de las ejecuciones, tomadas como casos particulares, y se le ha dado más importancia en los medios, sobre todo impresos, al hecho de que la ciudadanía vive en un clima de inseguridad. Al menos es el caso del asesinato de Mireya López Portillo y su esposo Jordi Peralta Samper ocurrido en la madrugada del domingo18 de marzo, quienes no ocupaban ningún cargo público, hasta donde se sabe, y su relevancia pública se debe al parentesco que tenía ella con un connotado general del ejército mexicano, actualmente retirado.
El general Luis Humberto López Portillo ocupó entre otros cargos la jefatura de la zona militar ubicada en Guerrero, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, donde tuvo que combatir al EPR y ERPI. El de Guerrero es uno de los estados donde el narcotráfico ha sentado sus reales, como se ha constatado recientemente, con las ejecuciones en Acapulco y los recados con cabezas humanas como conductos.
Jordi Peralta era un alto ejecutivo de TV Azteca y el atentado en el que murió con su esposa no parece un asalto vulgar. La pregunta que se deben haber hecho desde el principio los investigadores del caso, sean de la PGJDF o de la PGR, y que representa uno de los cánones de la criminología, es ¿Quién se beneficia con la muerte de estos personajes? Y para redondear ¿Cuál ha sido el móvil de este crimen?
Seguramente las respuestas son bastante complicadas de por sí, y más si quienes cometieron el crimen prevén la ruta que conduzca a ellas, por lo que seguramente se encargarán de borrar toda pista que pueda ayudar a responderlas.
Si el crimen ocurrió para darle un recado a alguien, al general tal vez, y con él al ejército, se trata de un recado que no puede ignorarse, dado el costo del conducto (lo que indicaría la total carencia de escrúpulos de quien lo envía, así como de la seguridad de impunidad o la certeza de que lo que se traen entre manos bien vale la vida de dos personas muy bien relacionadas).
Si se trata de un crimen sólo relacionado con las dos personas asesinadas entonces la policía lo tiene más fácil pues su campo de investigación se limita a las esferas particulares de Mireya López y Jordi Peralta.
Por otra parte, se puede preguntar por la existencia de un arma utilizada en la escena del crimen perteneciente a la PGR. ¿Qué podrá significar tal cosa? ¿La robaron de la armería de la dependencia? ¿Por qué la abandonarían los asesinos?
La PGJDF, según fuentes de la PGR, elaboró dos hipótesis sobre la causa del crimen: que haya sido por algo relacionado con el decomiso de 204 millones de dólares en una residencia de las Lomas de Chapultepec, lo cual naturalmente implica aclarar qué tipo de relación pudo haber tenido la pareja con ese dinero. La otra hipótesis es que el crimen se haya cometido por algo referente a las actividades realizadas por el general en Guerrero, cuando fue jefe de esa zona militar.
El general no ha declarado nada que ayude a resolver el crimen, ni lo hará previsiblemente, y el ejército no se ha manifestado tampoco.
Lo que sí es claro es que este caso no se puede tratar como parte de la estadística criminal de la ciudad de México, como ha sugerido Joel Ortega, secretario de Seguridad del DF. “Ojalá que la PGR pueda establecer los vínculos que dependen para este caso con otros hechos de relevancia, pues se requiere de la panorámica federal para poder resolverlos", declaró el funcionario. Si existen esos vínculos, la idea de establecerlos, como quiere Ortega, parece demasiado conductista, o tal vez Ortega sepa algo que supone los federales deben "establecer".
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