Tuesday, March 20, 2007

Política Ficción

La Hija del General
Ricardo Martínez García


Algunos analistas han señalado, con razón, que la escalada de violencia que vive México en varias zonas de su territorio, producto más probablemente de la guerra de narcos entre narcos, y no del gobierno federal contra ellos, es un síntoma del grado de ingobernabilidad que se ha alcanzado.

Sin embargo, se ha dejado de lado el hecho criminal en sí de las ejecuciones, tomadas como casos particulares, y se le ha dado más importancia en los medios, sobre todo impresos, al hecho de que la ciudadanía vive en un clima de inseguridad. Al menos es el caso del asesinato de Mireya López Portillo y su esposo Jordi Peralta Samper ocurrido en la madrugada del domingo18 de marzo, quienes no ocupaban ningún cargo público, hasta donde se sabe, y su relevancia pública se debe al parentesco que tenía ella con un connotado general del ejército mexicano, actualmente retirado.

El general Luis Humberto López Portillo ocupó entre otros cargos la jefatura de la zona militar ubicada en Guerrero, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, donde tuvo que combatir al EPR y ERPI. El de Guerrero es uno de los estados donde el narcotráfico ha sentado sus reales, como se ha constatado recientemente, con las ejecuciones en Acapulco y los recados con cabezas humanas como conductos.

Jordi Peralta era un alto ejecutivo de TV Azteca y el atentado en el que murió con su esposa no parece un asalto vulgar. La pregunta que se deben haber hecho desde el principio los investigadores del caso, sean de la PGJDF o de la PGR, y que representa uno de los cánones de la criminología, es ¿Quién se beneficia con la muerte de estos personajes? Y para redondear ¿Cuál ha sido el móvil de este crimen?

Seguramente las respuestas son bastante complicadas de por sí, y más si quienes cometieron el crimen prevén la ruta que conduzca a ellas, por lo que seguramente se encargarán de borrar toda pista que pueda ayudar a responderlas.

Si el crimen ocurrió para darle un recado a alguien, al general tal vez, y con él al ejército, se trata de un recado que no puede ignorarse, dado el costo del conducto (lo que indicaría la total carencia de escrúpulos de quien lo envía, así como de la seguridad de impunidad o la certeza de que lo que se traen entre manos bien vale la vida de dos personas muy bien relacionadas).
Si se trata de un crimen sólo relacionado con las dos personas asesinadas entonces la policía lo tiene más fácil pues su campo de investigación se limita a las esferas particulares de Mireya López y Jordi Peralta.

Por otra parte, se puede preguntar por la existencia de un arma utilizada en la escena del crimen perteneciente a la PGR. ¿Qué podrá significar tal cosa? ¿La robaron de la armería de la dependencia? ¿Por qué la abandonarían los asesinos?

La PGJDF, según fuentes de la PGR, elaboró dos hipótesis sobre la causa del crimen: que haya sido por algo relacionado con el decomiso de 204 millones de dólares en una residencia de las Lomas de Chapultepec, lo cual naturalmente implica aclarar qué tipo de relación pudo haber tenido la pareja con ese dinero. La otra hipótesis es que el crimen se haya cometido por algo referente a las actividades realizadas por el general en Guerrero, cuando fue jefe de esa zona militar.

El general no ha declarado nada que ayude a resolver el crimen, ni lo hará previsiblemente, y el ejército no se ha manifestado tampoco.

Lo que sí es claro es que este caso no se puede tratar como parte de la estadística criminal de la ciudad de México, como ha sugerido Joel Ortega, secretario de Seguridad del DF. “Ojalá que la PGR pueda establecer los vínculos que dependen para este caso con otros hechos de relevancia, pues se requiere de la panorámica federal para poder resolverlos", declaró el funcionario. Si existen esos vínculos, la idea de establecerlos, como quiere Ortega, parece demasiado conductista, o tal vez Ortega sepa algo que supone los federales deben "establecer".

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