Wednesday, June 03, 2009

Star Trek


Startrek o la Guerra de las Galaxias Revisited
Ricardo Martínez García
En un mundo del siglo XXIII donde conviven seres humanos con alienígenas de origen incierto, se forma una Federación (obviamente comandada por las naves de la USS) para combatir a los Romulianos (que más parecen de la mara salvatrucha o indígenas australianos, por la cantidad de tatuajes que tienen), comandados por un violento líder, Nero (Eric Bana), quien se ha tomado como cosa personal la destrucción del planeta Vulcano, del que es originario Spock (Leonard Nimoy), quien por parte de la madre es mitad humano.

Nero intenta destruir ese planeta a partir de la tecnología que Spock ha desarrollado pero en un futuro todavía por venir. Es decir que el presente del joven y brillante Spock (Zachary Quinto) y del impetuoso James Kirk (Chris Pine), es ya el pasado para ellos mismos pero que se ven en la extraña y paradójica situación de volver a ese pasado gracias a la increíble potencia de una sustancia que desintegra planetas enteros y a sus efectos de hoyo negro.

Luego de la cinta de Stuart Baird Star Trek: Nemesis (02), que había sido la versión más reciente de la serie, J. J. Abrahms llega con esta nueva cinta basada en la que fuera la más popular serie de televisión de ciencia ficción en los Estados Unidos y que se transmitió de 1966 a 1969, hace ya cuatro décadas, y que no es tan diferente de otras cintas del mismo género, como la franquicia de Star Wars (que tal vez le deba más a ésta y no Star Wars a aquella), o algunas más recientes como Starship Troopers (97) de Paul Verhoeven, justamente por el carácter bélico de la trama: guerras de conquista o de exterminio o de colonización. Esta primera cinta (pues se prevé que vengan las secuelas) es de un exterminio total del enemigo. Humanos y aliados contra Romulianos.

Los efectos especiales no son en realidad tan especiales, pues siguen viéndose las naves como modelos a escala de juguetes diseñados para la cinta, animados de manera mecánica, aunque seguramente usando programas sofisticados.

El diseño de la nave Enterprise no es mejor por ejemplo que el de la llamada Nostromo, de la película Alien (Scott, 1979). Las escenas de las batallas son muy parecidas (y absurdas, con rayos como de láser pero que hacen un ruido como de artillería de la Segunda Guerra Mundial) a las que se pueden ver en la Guerra de las Galaxias. En ese sentido resulta más divertido y original ver las batallas que se arman entre los humanos y los llamados inséctores en Starship Troopers, a pesar de sus armas y cascos de plástico y de cierto tufillo a fascismo militar. Lo que salva bastante a esa cinta es por supuesto el reparto encabezado por Casper Van Dien, Denise Richards y Neil Patrick Harris, famoso por su personaje de la serie televisiva Doggie Howser M. D.

En esta versión también puede identificarse cierta lucha entre la tiranía de un líder como Nero, y el sistema jerárquico democrático que premia el mérito por parte de los miembros de una federación que como siempre es comandada por el ejército de los Estados Unidos. Sólo para reafirmar la hegemonía hasta el siglo XXIII.

Las mejores actuaciones son tal vez la de Eric Bana como el líder romuliano y la de Anton Yelchin, quien hiciera el protagónico en ¿Quién diablos es Charlie?, y que resulta el más simpático y útil de los miembros de la tripulación del Enterprise.

La que verdaderamente pasa desapercibida es Winona Ryder como Amanda Grayson. Lástima por ella. La cinta tiene buen ritmo y seguramente la disfrutarán los aficionados a este género cinematográfico.

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