El drama de la fe. |
El contraste y unidad entre la vida y la fe
Ricardo Martínez García
Un grupo de nueve monjes católicos trapenses asentados en medio de una pequeña población musulmana con la que convive y presta servicios médicos; su inserción en la vida de esta comunidad es natural y armónica. La población se ubica en Tibhirine, Argelia y la película De Hombres y De Dioses (2010) cuenta una historia basada en hechos reales.
En medio de un conflicto generado por terroristas islamistas en 1996, que exigieron la salida de todo extranjero de Argelia, asesinando a los que no cumplieran tal mandato, los monjes del monasterio de Nuestra Señora del Atlas deciden, luego de claros indicios de peligro inminente, permanecer en la comunidad.
El director de la cinta, el francés Xavier Beauvois presenta este intenso drama a partir de las dudas y flaquezas, de la fe que se renueva y que vuelve a dudar en torno a la misión religiosa, de la simple reflexión sobre qué es la vida, qué sentido tiene la vida sin un propósito y ante la clara y evidente amenaza real de perderla.
Las inamovibles convicciones de algunos monjes y de su claridad ante las opciones que se les presentan en su contexto real discrepan con la preocupación por sus propias vidas y las de las personas de su comunidad, con las dudas y el debate interno de algunos otros.
Se trata de una película intimista, que se toma su tiempo para resaltar los detalles, de la que el espectador sale profundamente conmovido, si es que tiene la disposición de ver una cinta completamente diferente a las producciones de entretenimiento que acaparan la cartelera.
La enorme empatía que algunos de estos monjes generan a su alrededor, su vida íntima de oración y servicio, contrasta con la irracionalidad que muestra el fundamentalismo y pensamiento político radical y que permea en un momento político concreto en la historia de Argelia.
La fe, el carisma y la humanidad que emana del Hermano Luc (Michael Lonsdale, experimentado actor francés que ha participado en cintas como Ronin, El nombre de la Rosa, Agora) o del Hermano Christian, superior del monasterio (el excelente Lambert Wilson) le dan fortaleza no solo a sus hermanos monjes, sino incluso al espectador que ve el drama, a 15 años de los hechos narrados. Esta cinta ganó el Gran Premio del Festival de Cannes en el 2010.
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