Robots malos |
Pirotecnia china
Ricardo Martínez García
Algunas de las franquicias cinematográficas no resisten demasiado el uso de un mismo hilo argumental por más de una película. Tal es el caso de Transformers 3 El lado oscuro, cinta dirigida por Michael Bay en la que nuevamente se presenta la lucha improbable de estos seres metálicos llamados Autobots, aliados de los humanos, y los Decepticons, que quieren apoderarse del planeta.
Si bien resultaba un tanto difícil jugar el juego de imaginación que requiere aceptar la idea de esa lucha y su relación con los humanos, en la primera cinta de la saga hubo elementos de novedad, el espectador una vez enganchado en la historia quería ver cómo terminaban las cosas para Sam Witwicky (Shia La Beouf) y su novia, la despampanante Mikaela Banes (Megan Fox), adoptados por los autobots en su lucha por defender al mundo de los malvados Decepticons (nombre muy sugerente).
Pero ahora en esta nueva cinta, ni siquiera la inclusión de actores de primera línea, como John Malkovich y Frances McDorman, la cinta logra despegar. No hay novedad, uno siente que está viendo fragmentos de otras cintas, como La Guerra de los Mundos (Spielberg, 05) o Skyline (Hermanos Strause, 10) , o lo que es peor, que se fusilan ideas de esas cintas y otras por el estilo.
El enorme despliegue de efectos especiales, como las transformaciones a toda velocidad de coches a robots o las luchas entre robots, hacen que todo sea confuso y artificioso. Funcionan bien como elaborados comerciales de coches pero nada más.
Gran parte de la cinta se ocupa en el reiteramiento de los efectos especiales, descuidando así la historia dramática, si es que la hay. El resultado es que el protagonista de las primeras dos cintas de la saga, LaBeouf, apenas si tiene importancia en la historia. Su nueva compañera, la bella pero intrascendente Carly Miller (Rosie Huntington-Whiteley) apenas si figura en la trama y es un reflejo de ésta. Y así están casi todos los actores, desdibujados, como el personaje de John Turturro, Simmons, o el de Josh Duhamel, como el teniente coronel William Lennox, interesantes y de cierta importancia en las dos anteriores películas.
Al final la cinta es como aquellos viejos fuegos artificiales chinos: mucha faramalla y efectos especiales para rellenar un vacío dramático y poco verosímil. Dichos fuegos artificiales se usaban para distraer a la audiencia, o como una cortina de humo. ¿Qué ocultará esta cinta?
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