A jugar el juego |
El videojuego del amor
Ricardo Martínez García
La cinta de Edgar Wright Scott
Pilgrim vs. The World (10), más allá de las referencias al
videojuego y a las novelas gráficas de Bryan Lee O´Malley, en las
cuales está basada, es una divertida comedia juvenil que muestra las
marcadas personalidades de varios adolescentes y de sus relaciones
amorosas.
Scott Pilgrim (Michael Cera) es un
veinteañero, bajista de un grupo de rock llamado Sex Bob Omb que
lucha por destacar entre las bandas de Toronto. Al andar de novio con
una chica de secundaria, se enamora de Ramona Flowers (Mary Elizabeth
Winstead), lo que hará que luche por ella y por el amor que siente,
en contra de ciertas personas de su pasado.
La historia gira en torno a Pilgrim, a
sus amigos que forman la banda en la que tocan y en sus noviazgos,
mostrando sus formas de ser, frescas, ácidas y agudas, y a sus
intereses en común, enfocados en el esfuerzo por destacar en un
certamen llamado “la batalla de las bandas”, en medio de escenas
delirantes y divertidas, sazonadas con mucho rock, en clara alusión al videojuego.
La inestabilidad emocional de Pilgrim
es propia de la mayoría de los adolescentes, así como la de sus
amigos, y es mostrada en la cinta de manera empática y precisa, algo que hace
de esta cinta muy interesante para la audiencia juvenil.
Los personajes son representados con
trazos claros y fuertes, y casi cada uno de ellos resulta entrañable.
El trabajo actoral es muy bueno, destacando en el reparto Chris Evans
y Kieran Culkin (hermano de Macauley)
La película es imaginativa, dinámica,
de gran ritmo narrativo y poco convencional, desenfadado y
antisolemne. El mensaje final podría ser que el amor auténtico
al final se sobrepone a todos, o casi todos los obstáculos. Buena opción para ver en casa y en familia.
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