Wednesday, December 17, 2014

La Dictadura Perfecta

Al mejor postor
Presidencia a la venta

Ricardo Martínez García

En otras circunstancias, la cinta de Luis Estrada, La Dictadura Perfecta, sería hilarante en cierto modo y en ciertas escenas, pero en el contexto actual, en el que se está viviendo una crisis más, política y de credibilidad en las instituciones, exacerbada por los actuales acontecimientos en Ayotzinapa y la corrupción en los más altos círculos políticos y empresariales, con pequeños botones de muestra como la llamada “casa blanca” de Peña Nieto, o las trapacerías de diputados panistas, perredistas y priístas, hacen de esta cinta un motivo más bien para la vergüenza ajena y propia, poco motivadora de carcajadas y más apta para el pesimismo y la desesperanza.

La clave argumentativa de la cinta está en el manejo de imagen que puede hacerse desde la televisión mexicana y (desde su amplia red de asociados), verdadera detentadora del poder económico y político. Los ejecutivos de producción, sabedores del poder que genera el uso eficiente de una “agenda setting” en los noticieros de alcance nacional, adecuada a las necesidades del cliente político en turno, diseñan los temas del debate político que pueden encumbrar o aplastar cualquier prestigio personal o institucional.

En un vaivén entre la carcajada y la indignación, vemos referencias al caso del señor de las ligas, René Bejarano, en plena avidez de dinero, o la manera en la que se han gestado campañas electorales que encumbran a políticos deshonestos, que se creen dueños de sus estados, que hacen y deshacen a su antojo (como lo muestra el reciente caso de Ángel Aguirre y José Luis Abarca). También vemos a un presidente copetudo afirmar en inglés chistoso que los mexicanos hacen en Estados Unidos trabajos que ni los negros quieren hacer, matando dos pájaros en una sola escena al hacer referencia a Peña Nieto y a Vicente Fox.

Carmelo Vargas (Damián Alcázar), gobernador de algún estado norteño, es sorprendido en el momento de recibir un maletín de dinero. El video es filtrado a la televisión por el líder de la oposición en ese estado, Agustín Morales, (Joaquín Cosío). Al intentar detener la bola de nieve mediática que se le viene encima, Vargas hace un oneroso contrato con la Televisión Mexicana, en primera instancia para lavar su imagen, y en segunda, buscando, desde la televisora, una postulación para “la grande”, en lo que representa un chiste sin chiste, dadas las semejanzas con la realidad.


Con una excelente dirección y producción, esta cinta de Luis Estrada, que también ha dirigido La Ley de Herodes (99) y El Infierno (10), ha sido elegida para representar a México en los Premios Goya 2015.

No comments: