Tuesday, December 26, 2006

El Vez

Feliz Navidad con The Mexican Elvis
Ricardo Martínez García

El hecho de que El Rey del Rock and Roll Elvis Presley haya fallecido hace 29 años no significa que no se pueda disfrutar un show que recrea todo su estilo. Y eso es precisamente lo que El Vez, nacido Robert Lopez, ofrece a sus fans: el autoproclamado Elvis Mexicano ofrece en escena toda la parafernalia, la sensualidad y el mejor rock que caracterizaron a Presley.
Lopez, quien fue vocalista y guitarrista de la banda punk originaria de San Diego, The Zeros, se ha presentando desde finales de los ochenta como uno de los mayores personificadores del ídolo del rock and roll mundial, pero aportando ese sabroso ritmo del que sólo los latinos hacen gala (¡pero bien que disfrutan los güeros!).
La imagen y sonido del mariachi que frecuentemente usa –traje de charro con vivos rojos y verdes y a la Guadalupana en la espalda- combinada con el vestuario multicolor del que gustaba Elvis (quien nació en Mississipi en 1935 pero vivió a partir de los trece años en Memphis Tennesee), han hecho de sus presentaciones en vivo todo un acontecimiento, sobre todo, claro está, entre los chicanos y paisanos tanto de San Francisco, Los Angeles y Nueva York.
Todo un combo
Desde hace más de 25 años El Vez se ha presentado en gran parte del territorio de EUA, ha visitado algunas ciudades de Canadá, Alemania, Australia, España, Noruega, Dinamarca y de la Gran Bretaña pero, siendo el Elvis Mexicano, no ha tenido a bien hasta ahora visitar territorio nacional. Aunque todavía no se ha muerto, habrá que estar pendientes.
La coreografía de las El Vettes, formada en diferentes momentos por Priscilita, Lisa Maria, Que Linda Thompson y Gladysita, ha sido un magnífico acompañamiento al rock and roll de El Vez y su banda, The Spiders from Memphis.
El punk que tocaba con la banda ya mencionada, The Zeros, y en Catholic Discipline, donde actuó con Prhanc, lesbiana judía que haría carrera en los ochenta y noventa como cantante de Folk, se enriqueció con diferentes influencias musicales, además de la obvia, entre las que se encuentran David Bowie, José Feliciano, Public Image Limited, Rod Stewart, Santana y los Beastie Boys, y también la música norteña al estilo del Flaco Jiménez.
El resultado total de esta mezcla es un rockabilly que suena a veces al Rockpile de Nick Lowe y Dave Edmunds, otras recuerda a los Stray Cats, a nuestros bien conocidos Botellita de Jerez o a los Lobos. Con éstos últimos comparte lugar de residencia: el lado este de Los Angeles.
El orgullo de El Vez
Un día, siendo curador en una galería de arte en Los Angeles llamada “La Luz de Jesus Gallery” especializada en la cultura pop folk, Robert trabajaba en el montaje de una exposición dedicada a Elvis, y se empapó de la personalidad de éste a tal grado que ahí mismo se le ocurrió personificarlo. Y lo hizo tan bien que, en la Elvis Tribute Week en Memphis, ganó una competencia de personificación. Una idea aproximada de lo que son este tipo de competencias nos la ofrece la película 3000 millas a Graceland, protagonizada por Kurt Russel y Kevin Costner. Al principio pensó que personificar a Elvis era sólo ocurrencia de un solo día, pero lo disfrutó tanto que decidió convertirlo en un trabajo permanente.
Más que un mero imitador de Elvis, El Vez toma prestada la imagen del ídolo para manifestar sentimientos e ideas propias, opiniones políticas y crítica social.
En un controvertido disco, G.I. Ay, Ay! Blues (96), se encuentra la canción titulada “Say it Loud! I´m Brown and I´m Proud”, que es un tributo al funk y al color de piel de James Brown. Pero además expresa algunas posturas sobre los inmigrantes. La letra dice más o menos así: “He trabajado todo el día con mis manos y pies/ y todo el tiempo huimos de un gobernador llamado Pete/ el 187 trata de reprimirnos/ eso no pasará justo porque soy moreno/ y lo digo alto! Soy moreno y estoy orgulloso”.
Rock and roll de contenido!
El Vez hace referencia en algunas de sus canciones a los revolucionarios mexicanos, como los zapatistas. Al ritmo de las clásicas piezas del rey Elvis, canta por ejemplo “Immigration time”, con el ritmo de “Suspicious Minds”. En medio de una jocosa ironía la letra dice “I've got my green card...I want my gold card” (“he obtenido mi tarjeta verde, quiero mi tarjeta dorada”).
Títulos de canciones como Frida`s Life of Pain, Soy un Pocho, Malinche, Go, Zapata Go!, Chicanísima o Huareches Azules, cantadas entre español e inglés, dan una idea de los temas que más le gustan a este músico. Lo mismo sucede con los títulos de sus álbumes: Fun in espanol, Graciasland, Merry Me X-Mas, Never been to Spain (Until now) y Pure Aztec Gold.
En una entrevista con Judi Blackwell para metroactive.com, Lopez señaló que “Elvis es el rey del sueño americano. Y yo quiero mostrar a mi audiencia que no tienes que ser un varón blanco para alcanzarlo. Esto lo hago desde la luz del show-biz, pero con toda la seriedad al mismo tiempo. Es sobre el orgullo chicano. Cuando la gente acude a ver un show de El Vez, deseo que ellos se encuentren felices de ser mexicanos, incluso si ellos no lo son”.


">Vínculo

Monday, December 11, 2006

Las peregrinaciones


Todos a la fiesta Guadalupana
Ricardo Martínez García

Para Karla, en su cumpleaños
En vísperas del día doce de diciembre, las carreteras del país son recorridas por miles de peregrinos para visitar el santuario más importante de América Latina: la Basílica de Guadalupe.
Los participantes en la carrera de relevos que desde hace más de treinta años se organiza en Axochiapan, Morelos, fueron citados desde muy temprano el domingo para alistarse en el santuario de Jesús. La temperatura en este municipio colindante con Puebla no le hace honor a la previsión de los frentes fríos sobre gran parte del territorio nacional.

Mucho después de la hora prevista hacen su aparición en el atrio del templo los corredores, todos perfectamente uniformados con pants azul oscuro. Ordenadamente y en procesión se enfilan hacia la pequeña capilla guadalupana ubicada en la entrada de esta cabecera de municipio. La capillita es donación don Fausto Meneses, quien participó varios años en la carrera como paramédico junto con su esposa, enfermera. En esta ocasión lo hace sólo su hijo, el doctor Alberto Meneses.

Axochiapan celebra actualmente 460 años de su fundación. Un misionero, Fray Juan de Alameda, lo nombró San Pablo de Axochiapan. La etimología del nombre significa aproximadamente “nenúfares sobre agua”, por las flores acuáticas que tiene la laguna, escasa de aguas este año debido a la falta de lluvias. En la capillita se hace la oración de despedida a la Virgen y los corredores, cincuenta y siete en total, se dividen en tres equipos femeniles y tres varoniles, que se irán turnando a lo largo de casi 250 kilómetros de marcha hasta la ciudad de México.
Cuestión de fe
Es posible encontrar en todos lados la imagen de la Virgen de Guadalupe: en el parabrisas de los autobuses, en las camisetas y en los cuadros que cargan en la espalda los peregrinos o en las mantas que cubren las camionetas de redilas o autobuses que se ven en el camino.

La noche anterior a la salida, los participantes de la carrera cargan los estandartes y cuadros con la imagen de la Virgen de Guadalupe y salen en procesión de la casa de la mayordoma , doña Reyna Barreno, quien las ha resguardado durante todo un año. Se dirigen al templo de Jesús, donde escucharán una misa especial (y breve). Los precede un grupo de chinelos que bailan al ritmo de la banda y la tambora. El recorrido por la calle es anunciado con el lanzamiento de cohetes que explotan con gran estruendo, generando a gran altura un círculo expansivo de chispas de colores. El estallido de esos cohetes es tan fuerte que resultan aterrorizantes; producen una sensación peculiar de peligro, que a su vez recuerda los accidentes sufridos por explosiones accidentales. Esa es la razón por la que en el templo hay un letrero que sugiere no usar fuegos artificiales.

Durante la misa celebrada por el padre Miguel a manera de bendición de la carrera, los exhorta a dar testimonio de su fe, a saludar a los otros grupos de corredores de Axochiapan –en total hay cuatro grupos, mas uno de ciclistas- donde sea que se los encuentren, y a no tirar basura a lo largo del camino. Sabe muy bien por qué lo dice.

“Cómo no voy a ir a verla, si me cuidó a mi gordo de un accidente mortal” dice don Cándido, participante desde la primera carrera y hasta la fecha y uno de los coordinadores. Todavía recuerda con emoción, mientras me invita a cenar unas picaditas, la manera en que se encomendó a la Virgen morena cuando vio que su pequeño hijo iba a ser aplastado por una llanta suelta de un camión. Su reacción no pudo ser más rápida metiendo el brazo, y aún así su hijo sufrió fractura de tibia y peroné. Agradece a la Guadalupana que sólo fue eso y una costosa operación quirírgica de muchas horas.

“Dejamos todo, trabajo y familia, y nos vamos a verla”, comenta don Antonio Cueto. “Voy a la Basílica a dar gracias por mi hijo, pues cuando nació venía mal y le pedí a la Virgencita que le diera salud”. Algunos testimonios parecen pasar por alto la función mediadora que tiene la Virgen María de Guadalupe, de acuerdo con la catequesis católica, pues es a ella a quien se le piden los favores y no a Dios a través de ella.

En el camino
El grupo de corredores está formado en su mayoría por adolescentes, entre hombres y mujeres. Por sus actitudes se sabe que son alegres o desmadrosos, absortos, evasivos, tímidos, hay algunos que son novios; están también los dispersos y los atletas, o los que tienen mínima condición física. La carrera, no obstante, a todos les pasará la factura.

Avanzamos a buen ritmo, aunque las paradas son frecuentes. Al principio todo resulta divertido. Las chicas son las primeras en correr entre risa y risa, pero pronto el esfuerzo y el sudor anuncian una jornada dura, que conforme transcurre el día se va haciendo larga, eterna. Una chica delgada requiere de alcohol en la frente y manos porque se mareó, aún así no deja de sonreír. En su primer turno un joven robusto y alto recibe algunas curaciones en la rodilla raspada que se le hincha, luego de una caída. Quedan los dos fuera de la jugada por un rato.

El contraste entre los que tienen en turno correr y los que esperan a que les toque, es que éstos viajan en dos autobuses. El que transporta a los hombres es de modelo reciente y cuenta con aire acondicionado, tele y reproductor de dvd´s. Los chicos se dan vuelo y piden ver un par de películas, además de la final del fútbol. Algunas chicas aficionadas también aprovechan las paradas para ver e informarse del partido. La gran mayoría desde el principio estaba con el Guadalajara.

Antes del mediodía recorremos el libramiento de Cuautla y el calor comienza a hacerse presente. La diferencia entre una peregrinación y una excursión entre otras es el motivo que las originan. Pero hay de peregrinaciones a peregrinaciones. Las Cruzadas fueron efectivamente una peregrinación pero que perseguía el objetivo de reconquistar Tierra Santa, entonces en poder de los musulmanes, y no sólo visitar esos lugares venerados por igual por judíos, cristianos y musulmanes. Para estos últimos es incluso una obligación peregrinar aunque sea una vez en la vida a La Meca. Otro tipo de peregrinación se realiza como canal para la expiación de alguna falta grave o no, lo que es motivo suficiente para correr descalzo grandes distancias destrozando así los pies, como atestiguamos en Ozumba, o como antaño, para avanzar desde Peralvillo sobre las rodillas.

La gran mayoría de estos jóvenes corredores participan en la peregrinación por conocer la Basílica de Guadalupe y de paso la gran ciudad, porque los invitaron y porque saben que se sufre un rato pero se distraen y viajan.

Llegamos a Amecameca cerca de las cuatro de la tarde; el cielo ahí es nítido y el sol cae pleno, pero el viento es frío e invita a abrigarse. Luego de siete horas en camino se da un par para descansar y comer. A lo largo de la carretera hemos visto muchos peregrinos a pie, en carreras de relevos y en bicicletas. Es el momento ideal para visitar la iglesia y para probar la cecina y la pancita del lugar.

El descanso reconforta, y todos se declaran listos para continuar. A la altura del Bosque de los Árboles de Navidad el tránsito es lento debido a la venta de los arbolitos y la gran cantidad de puestos de adornos navideños. Lugares como El Conejo Loco rebosan de gente que quiere consumir los productos típicos: mixiotes, conejo adobado, café de olla. Hay también miel y amaranto. La noche nos cae encima, y el frío también. A la intemperie, si no se corre o por lo menos se camina, el frío entumece el cuerpo muy pronto.

Poco antes de las ocho llegamos a Chalco cuya carretera que conduce al entronque con la autopista muestra que el embotellamiento no es cosa exclusiva de la capital. Ante esta situación se avanza sin correr hasta la caseta.

En tierra de chilangos
La manda del Grupo de Relevos de Axochiapan es de tres años como mínimo, pero para otros que no peregrinan la manda es diferente: ofrecer café y alimentos gratis a los peregrinos que van por la carretera. Pasando apenas la caseta de cobro de la México-Puebla una familia calienta y sirve café en una enorme olla a todos los que lo apetezcan, también ofrecen mandarinas y son pocos los que dicen gracias.

Desde ese punto continúa la carrera. Nuevamente el tránsito se alenta y no hay indicios para pensar que se deba exclusivamente a las peregrinaciones que entran al DF, ya que esto es normal siempre en domingo. Una hora después llegamos a la avenida Zaragoza, la entrada a la tierra de los chilangos. Hay cualquier cantidad de gente acampando, durmiendo o caminando con sus mochilas a la espalda.

“Pinches chilangos son culeros, pero ahorita se están viendo chidos” exclama el chofer del autobús en tono de broma, al ver en las esquinas los múltiples puestos de sándwiches, café y pan que regalan desinteresadamente las buenas personas a los que van en camino y nosotros no somos la excepción, pues recibimos varias dotaciones. “Por lo menos una vez al año, gastan su buen billete” le contesta alguien. Me gusta pensar que seguramente ignoran mi origen y trato de imaginar las razones de nuestra mala fama, mientras como vorazmente un sándwich y una enorme concha.

A la altura de Guelatao, una imagen muy bien pintada de la Guadalupana en una pared da prueba de la devoción y la calidad de algún grafitero. Aquí el frío es mucho más intenso que en Amecameca y obliga a sacar los abrigos más gruesos.

El Boulevar Aeropuerto está convertido en un auténtico río vehicular, cuya corriente fluye muy lentamente o de plano se estanca. La razón de esta densidad contaminante no es, nuevamente, el peregrinar de muchos vehículos procedentes de Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Morelos o Oaxaca, que efectivamente confluyen en esta arteria, sino las labores que se realizan a mitad de vía, provocando un nefasto cuello de botella. Entre mentadas de madre y cerrones logramos pasar luego de casi otra hora.

Peregrinación o Calvario
Para muchos capitalinos la llegada de los fieles guadalupanos representa una molestia, precisamente por los embotellamientos que se producen, pero lo toleran porque ocurre “sólo una vez al año”. No así los vecinos de las colonias circundantes a la Basílica, que a veces para llegar a sus casas tienen que mostrarle a los policías que cierran sus calles alguna credencial donde aparezca su domicilio.

En Río Consulado, el atrio de una iglesia usado como zona de descanso por muchas personas cubiertas con cobijas presentaba un aspecto como de albergue de damnificados de algún huracán. Tal vez estarían mejor en el interior del templo, pero sus puertas estaban perfectamente cerradas.

Minutos antes de la medianoche llegamos al enorme estacionamiento en que estaba convertida la avenida Ferrocarril Hidalgo. Los dos autobuses y las tres camionetas en que veníamos lograron encontrar un hueco para estacionarse, pero desdichadamente tardaron más en acomodarse que algunas patrullas en llegar a correlos. Los policías esgrimieron el argumento de que, por quejas vecinales, no iban a permitir estacionarse a nadie ahí, cuando evidentemente había cientos de vehículos ya estacionados. “Son doce mil pesos de multa si les quitamos las placas a sus autobuses, mejor vayan a la zona industrial, a unas calles hacia Eduardo Molina” nos advirtió un oficial. Algunos peregrinos recordaron que hace un año le “pagaron” a los policías quinientos pesos para que los dejaran estacionarse. “Nosotros venimos en son de paz, a ver a la Virgen y nos encontramos a estos policías que abusan, en esto termina nuestro peregrinar, en un calvario” comentaron. Finalmente nos movimos y encontramos lugar en la calle de Pelícano.

A la una de la mañana, a contracorriente de los peregrinos, no me dio miedo caminar de regreso a casa. Agradezco profundamente la ayuda de Comunicación Social de la Basílica y a los Coordinadores del Grupo de Relevos de Axochiapan toda su generosa ayuda, especialmente a don Raúl y don Cándido.

Friday, December 01, 2006

Puros Cuentos 2

Fanatismo
Ricardo Martínez García



Las probabilidades de que un juego como éste se diera en la liguilla eran poco probables. La inconsistencia de muchos de los equipos así lo indicaba, para no hablar de la mediocridad y falta de entrega de varios de ellos, especialmente de un equipo capitalino en el deporte más popular del mundo.

A pesar de lo anterior ahí estaban, en la cancha del mayor estadio de la ciudad, en lo que misóginamente se ha dado a llamar “el juego del hombre”, a punto de trenzarse en la gran batalla. El equipo de los rayados había ganado brillantemente a mitad de semana, mientras que el otro equipo, cuyo uniforme es de un color amarillo horrible, tenía esperanza de remontar el marcador adverso en este domingo definitivo.

El ambiente en las gradas era de lo mejor: la multitud de hombres y mujeres contenta y feliz, olvidándose por un rato del bochornoso espectáculo político ofrecido en el congreso y el exagerado despliegue mediático de una toma de posesión presidencial que a muy pocos interesaba, pedía sin parar las botanas y cervezas a diestra y siniestra.

El griterío arreció cuando fueron presentados los jugadores de ambos equipos. El juego comenzó más que movido, con unos amarillos inspirados que dominaron a placer a sus adversarios, que no atinaban mas que a contener difícilmente los avances con balón dominado tanto por las bandas como por el centro de la artillería más cara del torneo. Luego de una elaborada jugada de pizarrón, que no obstante no culminó en gol por la habilidad del portero, éste lanzó un contragolpe a la velocidad del rayo, que para disgusto de los fanáticos amarillos terminó en un bello gol, ejemplo de conducción y juego fácil y directo.

En mi calidad de aficionado neutral en este juego, incluso casi triste al recordar la miserable manera en la que una vez más mi equipo azul favorito se había quedado muy en la orilla, el gol ni me alegraba ni me apesadumbraba, por lo que pude notar, como si estuviera viéndolo en una película, las reacciones de los que me rodeaban.

El éxtasis y satisfacción que una morenaza de magnífica figura manifestó, gritando vivas a todo pulmón era digno de verse, sobre todo por la audacia que implicaba celebrar de tan gozoso modo el gol, rodeada casi completamente de personas vestidas de amarillo, cuyos ojos miraban entre incrédulos y rabiosos su atractiva figura. No menos digna de verse era la reacción de quien se adivinaba su compañera, vestida también de amarillo, con cara de trágame tierra.

La convicción del triunfo mostrada por esa morena era para mí el mejor ejemplo de una fan comprometida con su equipo, nada de medias tintas, ni de timidez a la hora de hacerle saber a todos los colores de qué equipo corría por su sangre. Dicha convicción sólo hizo patente el hastío y la desidia que yo sentía cada vez que acudía al estadio a ver perder a la otrora “máquina” aplanadora, cuyos fracasos me inducían a pensar que era mejor acudir a la plaza de toros, total, para ver cómo les hacían los pases y los olés…era lo mismo.

La morena en cuestión se ganó en segundos mi admiración, pero sobre todo mi imaginación, pues no era fácil pasar por alto su atractivo, enmarcado en un muy ajustado pantalón blanco de mezclilla y una ligera y reveladora blusa rosa, detalles en los que estaba concentrada mi atención cuando un nuevo estallido de júbilo me sacó de mi contemplación. Los rayados volvían a anotar y los detalles de la jugada sólo podrían estar en mi imaginación, si no hubiera estado ocupada. Nuevo salto de alegría, nuevas manifestaciones casi orgiásticas, acompañadas de gritos y silbidos. Muy cerca de ella cayó un vaso semivacío de cerveza, pero ella en su júbilo no se dio por enterada.

El segundo tiempo del partido transcurrió en un ir y venir de la pelota con una intrascendencia tal que se convirtió en la peor aliada del aburrimiento. El único modo de combatir la pesadez del juego que encontraron muchos espectadores era ingerir de manera continua –si el dinero alcanzaba- las sabrosas pero caras cervezas. El término del juego estaba a menos de dos minutos cuando, sin que nadie lo esperara ya, cayó el agónico gol de los amarillos. Lo sorpresivo no fue tanto la anotación, al menos para los que habíamos visto celebrar a la morenaza, sino que ésta festejó con la misma enjundia el gol adverso, o al menos así lo habíamos supuesto. La expresión y gritos de su compañera no dejaron lugar a dudas: “¡Cállate! ¡Tú no sabes nada de fútbol!”.

Carlos Castaneda


Un Hombre de Conocimiento

Ricardo Martínez García

Carlos Castaneda es el autor de libros que contienen la insólita mezcla de sentido común y magia, junto con una casi imposible pero a la vez natural combinación de sensatez y misterio, así como elementos de una auténtica filosofía.

Los libros versan sobre un aprendiz de brujo que sin darse cuenta apenas se vuelve él mismo un maestro, y están plagados de anécdotas divertidas las más de las veces, terroríficas otras, pero siempre de amena lectura que nos conducen por senderos que resultan increíbles para nuestro cotidiano vivir.

Con las obras de Castaneda, el lector se ve impulsado a llevar a cabo, para su comprensión, reiteradas revisiones si no es que relecturas completas, dada la complejidad de las ideas expuestas y sus implicaciones. Don Juan Matus, su maestro brujo, le dice que las historias de brujería “no se pueden contar como si fueran cuentos. Tienes que repasarlas, y luego, pensarlas y volverlas a pensar, revivirlas, por así decirlo”.

La reacción más previsible ante las extraordinarias situaciones que cuenta Castaneda es la incredulidad, pues de otro modo nuestra manera de entender y conocer el mundo, sufre un giro total. He ahí lo cautivador pero a la vez lo inquietante de su obra.

Que sea cierto todo lo que narra, sin embargo, puede ser medido por el deseo del lector de convertirse en cómplice del autor: uno quiere creerle porque sus mundos, en interacción y no en oposición aparente con el nuestro habitual, nunca resultan aburridos, por el contrario, es enfrentarse a lo desconocido y a lo que no se puede conocer pero que está ahí.

La percepción, primera clave de la brujería.

Castaneda escribe, a través de lo que asegura son sus experiencias personales vividas con su maestro yaqui que la realidad es mucho más de lo que normalmente percibimos y conocemos, que lo que llamamos “nuestro mundo” es un conjunto múltiple de campos de energía, accesibles sólo a los iniciados llamados guerreros, a través del desarrollo de la percepción, los cuales son entrenados para tal fin por un grupo de “brujos” liderados por un nagual para percibir y actuar en ellos.

Pero la ampliación de la percepción es sólo el primer paso hacia la meta final del “hombre de conocimiento”: la conciencia total, la libertad total.

La tarea más importantes en el aprendizaje de lo que en un principio se maneja como brujería, pero que Don Juan después llama “el camino del guerrero”, es desarrollar o ampliar la percepción del “mundo”; en el caso del propio Carlos, Don Juan implementa dicho desarrollo de dos modos: a través del uso de “plantas de poder”, toloache, peyote y hongos, y la aplicación punto por punto del camino del guerrero.

El primer libro de Castaneda Las enseñanzas de Don Juan se popularizó en los Estados Unidos durante el auge de la cultura hippie, con la característica sicodelia e ideas de amor y paz y unión a la naturaleza. No es de extrañar que muchos hippies vieran en Las enseñanzas de Don Juan y Una realidad aparte, su segundo libro, una manera de experimentar con drogas y alucinógenos.

Cuando Carlos sabía suficiente sobre plantas de poder y sobre lo que sustenta la idea de la ampliación de la percepción, se dio cuenta de que en muchos casos no es necesario su uso; le pregunta entonces a Don Juan por qué le administró tal cantidad de ellas. Su maestro le contesta que en su caso particular fueron necesarias: él estaba muy tieso, muy fijo en su forma única de percibir el mundo, y tuvo que ser ayudado a remover dicha percepción.

“Tenía el punto de encaje casi soldado y él (Don Juan) sabía que sólo con alucinógenos lo podía remover. Pero no hizo lo mismo con otros (aprendices), no les dio ni café. Los alucinógenos valían para mí, pero yo lo tomé como un índice total”, comentó Castaneda en una entrevista que concedió a Arturo García en 1996.

Don Juan le explica a Carlos que el ser humano, a la vista de aquellos que pueden percibir la energía de modo directo, como él, aparece como un objeto ovoide y luminoso; que dentro de ese “huevo o capullo” se encuentra el punto de encaje, centro de la percepción. De lo que se trata es de aprender a mover dicho punto de encaje para percibir otras bandas de la realidad.

El problema está en que los humanos se encuentran tan acostumbrados a una posición del punto de encaje (la que da como resultado la percepción que conocemos, y que puede considerarse social en términos de que es compartida por la gran mayoría, posición con la que todos construimos y mantenemos nuestra “realidad” u orden social) que les cuesta trabajo siquiera imaginar cómo sería percibir de otro modo.

El silencio interno, la clave principal

Las plantas de poder sólo son una manera artificial de mover el punto de encaje, el verdadero secreto está en seguir las reglas de conducta que propone la “senda del guerrero” y que consisten en eliminar la importancia personal, con lo que uno logra saberse del mismo valor que cualquier otra criatura, no ser más pero tampoco menos que nadie; en aprender a utilizar a la muerte como consejera, pues la muerte elimina las dudas siempre que las tenemos, o como dice Don Juan, “no tenemos tiempo” qué perder cuando sabemos que el nuestro es limitado, entonces se acaba cualquier duda, no hay de otra mas que la acción.

Romper las rutinas, actuar por actuar, sin esperar nada a cambio, ponerse en contacto y tratar con pinches tiranos –una de las partes más hilarantes de El segundo anillo de poder- son acciones que le dan sobriedad y mesura al guerrero, que tienen como fin la tarea mayor: alcanzar el estado de “silencio interior”, la llave al mundo de los brujos.

El silencio interior sólo es posible si se cuenta con la suficiente energía. Tanto el objetivo de la eliminación de la importancia personal y de todas las estrategias de conducta que propone el “camino del guerrero” tienen como fin la acumulación de la energía a nuestro alcance. Es a esto a lo que Don Juan llama la “impecabilidad”.

“La brujería es el uso especializado de la energía...es la habilidad de usar otros campos de energía que no son necesarios para percibir el mundo que conocemos. La brujería es un estado de conciencia, es la habilidad de percibir lo que la percepción común no puede captar. Lo que estás haciendo es aprender a ahorrar energía”, le dice Don Juan a Carlos en El conocimiento silencioso.

La percepción sólo puede acrecentarse si hay ahorro de energía, energía que el ser humano desperdicia normalmente de la manera más absurda: la desperdicia sintiendo lástima por sí mismo, sintiéndose víctima de los demás, o sintiendo que no hay nadie más importante que él, o la gasta hablando de los demás, dejando que le afecte la opinión que otros tengan de él, o si tiene deseos de dominio o de poder.

Incluso hay brujos que a pesar de haber alcanzado dicho estado de silencio interno, no pudieron sustraerse a sus deseos de poder o de dominio, y se quedaron atrapados en mundos misteriosos, como el de los seres inorgánicos, en la esperanza de obtener grandes conocimientos, que sí los tenían, pero al precio de quedarse en esos mundos, tal como se lee en El arte de ensoñar.

Lo importante es lo que se hace con lo que se conoce.

Cuando un hombre de conocimiento como Don Juan elige a sus discípulos, éstos son puestos en la disyuntiva de aceptar lo que les ofrece el mundo de los brujos o continuar con su vida normal. Aceptar la oferta del mundo de los brujos es aceptar la maravilla de la libertad, del gusto por lo desconocido, es aceptar que no somos más que pequeñas motas de polvo con conciencia, extraviadas en la inmensidad del infinito. Pero el hombre está demasiado ocupado en su vida cotidiana y no hace caso al espíritu.

El nagual –término con el que se conoce al líder de un grupo de guerreros- tiene que usar una serie de estrategias para que el hombre comprenda que lo llama el espíritu, quien “se vio en la necesidad de usar el ardid. Y la treta se transformó en la esencia del camino de los brujos”.

“La raza humana entera no quiere saber nada. Oyen solamente lo que quieren oír”, dice Don Juan en El lado activo del infinito, para explicar que aunque se le indique a alguien cómo puede recuperar la salud, simplemente no lo hace por estar tan amarrado a sus creencias.

Uno puede oír la verdad más grande del mundo, o leerla, pero si no se hace nada con lo que se escucha, o con lo que se lee, sencillamente no cambia nada. Se pueden leer las grandes enseñanzas de los santos cristianos o budistas, o las que sea, pero si no se actúa, sencillamente no pasa nada por más que el espíritu toque al hombre. “La gran tragedia –le dijo Castaneda a Patricia Vega en una entrevista de 1996- es que no queremos cambiar. Don Juan me decía que no podíamos ayudar a nadie, porque si lo haces se enojan, te insultan, te queman, te matan”.

De antropólogo a hombre de conocimiento

La identidad de Carlos Castaneda interesa menos, con todo y su enorme halo misterioso, "que los enigmas que propone su obra", dijo alguna vez Octavio Paz.

El propio Castaneda es quien ofrece datos sobre su vida en algunas de sus obras, sobre todo las primeras y las últimas. Se ha especulado que era de nacionalidad argentina, peruana o brasileña, o que tal vez era mexicoamericano. Lo cierto es que él menciona que vivió en Sudamérica con su abuelo paterno, pocas veces visitado por su padre, que hizo estudios de escultura y de antropología, en Italia y Los Ángeles, que su tesis de doctorado en esta disciplina –que Octavio Paz calificó como el triunfo de la magia sobre la antropología - constituye su primer libro, y que cada uno de ellos fue escrito más como una tarea más de brujería que como un trabajo académico.

En El lado activo del infinito se encuentran detalles de la infancia de Carlos, como cuando su abuelo le enseñó a jugar billar y se volvió tan bueno que un apostador lo incita a competir contra otros profesionales, pagándole con pasteles y golosinas; además narra cómo fue que Carlos se afana por encontrar a Don Juan, luego de ese primer contacto en la estación de autobuses de Arizona.

Carlos era un hombre insatisfecho; no se encontraba cómodo consigo mismo ni nada lo llenaba en su vida hasta que, al estar recolectando información para su tesis sobre el uso de plantas alucinógenas que usan los indios del norte de México, en lo que él llamaba “investigación de campo”, se encontró con Don Juan, al que inicialmente tomó por un indio ignorante. La mirada que éste le lanzó –una mirada de nagual- lo cautivó por completo.

Ese fue el modo en que se topó con la senda del guerrero, que es “un camino con corazón” es decir, un camino que vale la pena de ser seguido porque es el único que conduce a la libertad.

El esoterismo del lado izquierdo

Don Juan lleva a cabo sus enseñanzas, hasta cierto grado, del mismo modo como lo hacían los brujos de la antigüedad: en dos niveles de conciencia: el nivel normal, que corresponde a lo que llama “el lado derecho”, y el nivel de conciencia acrecentado, correspondiente al “lado izquierdo”.

Carlos invirtió mucho tiempo para entender lo que aprendió con don Juan. A partir del quinto libro, El segundo anillo de poder, comienza el registro del trabajo realizado para recordar lo que aprendió en sus estados de “conciencia acrecentada”, estado al que él accedía mediante un certero golpe que le propinaba en la espalda don Juan. Las enseñanzas en ambos lados de la conciencia tienen como fin alcanzar la maestría del estar consciente de ser, enseñar el arte del acecho y la maestría del intento. Todo lo que aprende Carlos sobre los seres inorgánicos, o sobre los brujos de la antigüedad o sobre el inquilino se lleva a cabo en estados de conciencia acrecentada, es decir en el lado izquierdo. Incluso se llevan a veces a cabo en su “ensueño”.

Castaneda escucha por primera vez, en Viaje a Ixtlán, en voz de su benefactor, don Genaro, poderoso e impecable hombre de conocimiento miembro del grupo del nagual Juan Matus, las historias sobre el “soñador soñado” y sobre el viaje interminable “hacia Ixtlán”, que marca de manera poética la entrada definitiva del propio don Genaro al mundo de los brujos. En Relatos de poder, Carlos oye del mismo don Genaro las historias del “doble”, cosa que lo cautiva enormemente, tal como las obras de este antropólogo hombre de conocimiento han cautivado a generaciones de lectores en todo el mundo.

La huella de un brujo

Si podemos considerar la influencia cultural de las obras de Castaneda por su éxito de ventas, tan sólo en Estados Unidos se habían vendido más de 8 millones de libros hasta 1991, con más de 257 reimpresiones de sus obras. A la fecha, nadie sabe a ciencia cierta cuántos libros ha vendido.

Las Enseñanzas de Don Juan, como se ha mencionado, es un informe de sus actividades “de campo”, (o un libro fruto de una tarea de brujería), con el que se tituló como antropólogo en la UCLA, universidad que imprimió originalmente ese texto, y que luego reimprimiría la gigantesca editorial Simon and Schuster. El Fondo de Cultura Económica publicó en México dicha obra. Jaime García Terrés, en aquel entonces director de la editorial y posteriormente amigo de Castaneda, realizó un trato excelente: por mil dólares, consiguió los derechos del libro y lo publicó en castellano, con portada de Leonora Carrington y prólogo de Octavio Paz.

Fue tal el furor causado por Las enseñanzas que en 1973 la revista Time emprendió –sin éxito- una exhaustiva investigación en México, donde sus reporteros buscaron por varios estados de la república pruebas de la existencia de Don Juan. En el número publicado el 5 de marzo de ese año, Time entrevista a Castaneda y publicó las únicas fotos conocidas de él: un close-up de sus ojos y la imagen de cuerpo entero de alguien que, apoyado en un escritorio de la biblioteca de UCLA, lee un libro y se cubre el rostro con un sombrero de paja.

Amigo de José Agustín, Vicente y Alba Rojo. Héctor Manjarréz y Fernando Benítez, a quienes ve en sus visitas a la ciudad de México, muchos creen que el nombre Carlos Castaneda es un seudónimo, pero ¿eso es importante, para un hombre que desea “borrar su historia personal”, que desea “perder la forma humana”? Juan Tovar, traductor de sus primeras cuatro obras, lo describía así: “de estatura menos que mediana, complexión robusta, color moreno, cabello crespo y fisonomía mestiza”.

La editorial Diana (El Don del Aguila, El Fuego Interno y El Conocimiento Silencioso) ha agotado en México cerca de 250 mil ejemplares, y el FCE tiene ventas y reediciones anuales de hasta 20 mil libros de Las Enseñanzas de don Juan, Una Realidad Aparte, Viaje a Ixtlán y Relatos de Poder, que colocan a Castaneda, en cuanto a ventas, a la altura de autores como Octavio Paz o Carlos Fuentes.

Se dice que Castaneda rechazó la oferta que American Express le hizo de un millón de dólares para que anunciara su tarjeta de crédito en un comercial de apenas 15 segundos, y que tampoco permitió que sus obras se llevaran al cine, "para no ver a Antohny Quinn haciéndola de Don Juan".

Bibliografía
Las Enseñanzas de Don Juan (1974)
Una Realidad Aparte (1974)
Viaje a Ixtlán (1975)
Relatos de Poder (1976)
El Segundo Anillo de Poder (1979)
El Don del Águila (1981, traducción de José Agustín)
El Fuego Interno (1985)
El Conocimiento Silencioso (1988)
El Arte de Ensoñar (1993)
La Rueda del Tiempo (2002)
El Lado Activo del Infinito (2003)