El mito del supersoldado
Ricardo Martínez García
La esposa de Payne lleva tres años de muerta y aún no han sido hallados los culpables, lo cual ocasiona la obsesión y tortura de Max. El caso se reactiva cuando el ex compañero de Payne encuentra nuevas pistas pero es asesinado antes de poner al tanto al detective.
Las pistas que sigue Payne lo llevan a descubrir que la empresa farmacéutica para la que trabajaba su esposa había desarrollado una droga que supuestamente haría de los soldados de las tropas norteamericanas unos guerreros invencibles, cosa con lo que contaban para ganar cualquier guerra.
Los problemas surgieron cuando la droga sólo funcionó en el 1% de los soldados, y en el resto provocaba alucinaciones, además de volver adictos a quienes lo tomaban. La señora Payne tuvo la mala suerte de encontrarse casualmente con esa información, lo que marcó su destino.
La cinta cuenta a ratos con un ambiente de dark triller apocalíptico, por ejemplo cuando aparecen esas oscuras figuras con alas en las tristes calles de Nueva York y que luego nos enteramos que son producto del efecto de la droga fallida.
Algunas cintas en cartelera (y muchas otras en el pasado) muestran la concepción de los cineastas de hasta dónde creen que está dispuesto a llegar un gobierno que tiene que administrar sus tropas desplegadas en misiones “de paz y de democratización” en varias importantes plazas del mundo.
En Traidor (08) Jeffrey Nachmanoff y Steve Martin plantean el problema que tiene que resolver un soldado de primera, especializado en explosivos, ante la disyuntiva entre serle fiel a su patria o a su religión. En esta cinta el asunto –como ejercicio de imaginación- es suponer hasta qué punto las autoridades militares están dispuestas a llegar con el fin de garantizar que sus soldados se vuelvan verdaderas máquinas de matar, sin temor a nada.
Mark Wahlberg tiene ya rato de ofrecer actuaciones contundentes en películas donde saca su mejor imagen como matón, policía o ladrón, que son casi lo mismo en sus duras y a veces hasta brutales pero convincentes caracterizaciones. Así lo hemos visto en Los Infiltrados (Scorsesse, 06), Cuatro Hermanos (Singleton, 05) y El trabajo italiano (Gray, 03).
Se trata de una cinta entretenida que mezcla y abreva de fuentes como el cine de detectives, los efectos negativos de las drogas y un específico tipo de ficción obtenida de un videojuego. El resultado es bastante aceptable como espectáculo, más el plus que otorga la idea de un sistema empresarial militar fácilmente corrompible con efectos nefastos para los involucrados.