El miserable y sórdido Sistema del mundo criminal
Ricardo Martínez García
Cualquiera que piense que Gomorra es una película más de mafiosos italianos con sus trajes impecables a rayas, al estilo de Frank Nitty o Al Capone, o que espere ver en esta cinta italiana escenas de grandes reuniones de gangsters en salones de lujo acordando negocios sobre una mesa de caoba gigante o decidiendo asesinatos al por mayor, al mejor estilo de las películas de Francis Ford Coppola, Brian de Palma o Martin Scorsese, no podría estar más equivocado.
Lejos del glamour nefasto que la industria hollywoodense ha puesto en sus cintas de mafiosos, creando con ello iconos muy populares y que son más una exaltación a la labor y estilo de vida de esas asociaciones delictivas que una denuncia de su carácter criminal, llámense la Cosa Nostra, la mafia rusa, china, mexicana, o los grandes barones del crimen, en cintas como El Padrino 1, 2 y 3, Scarface, Traffic, Carlito´s Way y otras muchas, el cineasta italiano Matteo Garrone presenta una sórdida y desgarbada pero realista adaptación al libro de Roberto Saviano del cual toma su nombre la cinta que dirige: Gomorra.
El título del libro y de la cinta parece una clara analogía entre la Camorra y la mítica ciudad bíblica emblema del pecado, Gomorra. El término es usado por periodistas y policías que se refieren a lo que los mafiosos napolitanos llaman El Sistema, vocablo que da una idea de lo impuesta y afianzada que está la organización en el entramado social y económico de gran parte de la vida y los negocios en Nápoles.
En el libro hay un capítulo dedicado a un sacerdote asesinado a sangre fría por denunciar las actividades delictivas de esa organización que recluta, utiliza y corrompe a niños y jóvenes sin esperanzas de educación ni de trabajo honesto, del mismo modo que corrompe a los inmigrantes africanos que, nada más llegar a ese país europeo, son usados como burros para el transporte y distribución de droga. Este sacerdote es don Peppino Diana, del cual la cinta extrañamente ni siquiera se ocupa un segundo.
Hay que señalar que el joven periodista Roberto Saviano, napolitano de nacimiento, se ha hecho acreedor a una especie de fatwa (como la que pesa sobre Salman Rushdie por parte del ayatola iraní, que en los hechos representa su condena a muerte) por parte del Sistema por denunciar en el libro a su vez las formas de control y de ejecución del crimen organizado, lo que lo obliga a no dar paso sin su escolta policiaca. En el libro el periodista menciona a las otras grandes organizaciones del empobrecido y terriblemente explotado y contaminado sur de Italia, la famosa Cosa Nostra ciciliana y a la calabresa ´Ndrangheta, pero Saviano se centra en la organización napolitana.
Si el libro, editado en México por Random House Mondadori, es una especie de sociología del crimen organizado, en el que Saviano hace referencia documentada de familias, líderes, combates, hábitos, negocios sucios en gran variedad de rubros y sus múltiples ramificaciones e historias de traiciones con nombres propios, la cinta no se preocupa demasiado por esos nombres ni por aclarar las guerras intestinas entre los miembros de las propias familias que se disputan el control de territorios en Nápoles, o por la forma en que la organización o Sistema defiende y sostiene económicamente a las familias de sus agremiados presos (que es lo que hace don Ciro en la cinta) que aún no los han traicionado.
La cinta pierde su carácter de denuncia al no hacer un uso acusativo de la palabra. Es como un documental que ilustra las formas miserables de vivir de muchos de estos camorristas (como aquellos que esperan su pago semanal por ser familiares de algún miembro del Sistema preso o muerto por sus actividades) y sus formas de sobrevivencia, sus negocios sucios que realizan bajo la idea hipócrita de estar ayudando a alguien, pero que en la cinta se queda solo en eso, en mostrar algo, que por cierto a veces no se entiende si no se conoce el texto original o su contexto.
Saviano dice por ejemplo, en el capítulo dedicado a Don Peppino Diana, que el único instrumento posible para transformar el tiempo de los criminales es la palabra, instrumento que utilizó con gran valentía el sacerdote, quien estaba verdaderamente comprometido con su comunidad, y que al final alguien usó como motivo para eliminarlo. Ahora Roberto Saviano sabe en carne propia lo que es tener una condena así. El lenguaje cinematográfico en esta ocasión queda por debajo del lenguaje del libro.
Mucha de la rabia que experimenta el lector de Gomorra (sobre todo porque en México hay demasiado en común con lo denunciado ahí) se diluye tristemente en la cinta de Garrone, que sin ser una mala película no le hace justicia al libro de Saviano.
Algunos elementos que dejaron de lado el director o sus guionistas (entre ellos el propio Saviano) además del capítulo del sacerdote Peppino Diana, son los referentes al Puerto de Nápoles, que muestra las triquiñuelas de las aduanas: las maneras casi mágicas en que se transforman miles de contenedores en otro tipo de mercancías tan solo porque alguien modifica unos papeles, o el interesante capítulo dedicado al famosísimo fusil de asalto Kalashnikov conocido como AK 47, el familiar cuerno de chivo tan usado entre los narcotraficantes mexicanos y de todo el mundo.
En la película, el sastre Pasquale, verdadero artesano de la alta costura, realiza un vestido de diseñador a precios ínfimos, claro que a costa de una sobreexplotación de decenas de costureras que trabajan por salarios de hambre y con horarios extra sin pago. Luego ve por televisión el mismo vestido en el cuerpo de Scarlett Johansson en una alfombra roja o festival de cine. En el libro, es Angelina Jolie quien viste esos diseños.
El vestido que él y su taller de costura realizaron a petición de los mismos diseñadores que aprovechan la mano de obra baratísima de los talleres ilegales para elaborar sus exclusivos diseños, es mostrado como otro de los aspectos en los que la Camorra ha puesto sus intereses. Pasquale termina su carrera luego de que lo descubren dando clases de alta costura en un taller de chinos. Se convierte en un simple chofer de camión de carga.
Los negocios del concreto, de la construcción, del manejo y desecho de materiales tóxicos, además de las drogas, la prostitución y todos esos rubros clásicos que caracterizan a las mafias, son expuestas en el libro de manera brillante por Saviano, no así por la película. Aún así es una cinta recomendable, sobre todo para los estudiantes que tienen la posibilidad de estudiar y no lo hacen.
2 comments:
hola pasando a leer tu blog, llegue por casualidad en el google andaba buscando info de una movie y wooww veo q eres cinéfilo como yo jeje y hemos coincidido en varias movies yeah yeah y esta de la q hablas tengo ganas de verla perooooooooooooooo aún no se estrena , onde la viste??? un blogger pidata??jajaa
besos y un gusto
Nada de blogs pidatas! Me invitaron a la función de prensa y por eso la vi. Pero creo que se estrena la próxima semana o algo así, al menos en el DF, México. ¿También eres chilanga?
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