En busca del heredero del rey del pop
Ricardo Martínez García
Quincy Jones, el multipremiado, mítico y excelso productor y compositor musical dijo, en una entrevista reciente al periodista Iker Seisdedos del Diario El País (14/09/09), que Michael Jackson no tenía tanto talento como los verdaderos grandes, que jugaba en otra liga (inferior) a gente como Frank Sinatra, Aretha Franklin, Louis Armstrong, Nat King Cole y Ray Charles. A pesar de la verosimilitud de sus palabras, el imaginario popular considera a Jackson dueño de un pedestal difícil de ignorar. ¿Era en verdad tan bueno Michael como para merecer el título del rey del pop?
La industria musical, léase EMI, Warner, Sony Music, Universal y algunas otras que se han ido quedando en el camino como las absorbidas Polygram y BMG, se han distinguido siempre por estar al pendiente de los mejores instrumentos mercadotécnicos, siempre en busca de la mejor frase de promoción (como “el rey” o “la reina” del pop). Michael combinó su talento más que suficiente con su ascendencia en la industria gracias al éxito de su álbum Thriller (82), el cual pasa por ser el que más copias ha vendido en esta industria.
Michael Jackson fue todo un fenómeno musical, sobre todo con los tres discos producidos por Jones, discos de los más exitosos de todos los tiempos, Off The Wall, Thriller y Bad, pero también fue un sonoro éxito mediático y comercial, todo lo cual lo lanzó al Partenón de los grandes músicos del rock y del pop pero no del jazz, que está a otro nivel, de acuerdo con Jones.
El éxito que alcanzó Jackson, no obstante, no puede ser comparado con el que tuvieron y siguen teniendo los Beatles, por ejemplo, que continúan como todo un icono de la música popular y que difícilmente podrán ser superados. Convertidos en una especie de franquicia músico-comercial, con ventas que superan los mil millones de discos vendidos hasta ahora y con ediciones especiales de sus pistas, con las llamadas Antologías, el álbum 1 y las recientes remasterizaciones a todos sus discos y que se venden en la colección The Beatles Stereo Box Set, a un costo de más de cuatro mil pesos, los Beatles siguen siendo los reyes del pop (y del mercado).
Tal vez alguien dirá que la grandeza de los Beatles ha quedado en los terrenos de lo mítico legendario. Tampoco puede el éxito de Jackson compararse con el que tuvo El Rey del Rock, Elvis Presley, quien de acuerdo con las certificaciones de sus discos vendidos está en segundo lugar con trescientos millones de discos, entre reediciones y antologías.
Si queremos encontrar en la actualidad a un compositor o grupo que tenga la suficiente presencia escénica musical y/o además con grandes composiciones y un éxito comercial sobresaliente, tal vez tengamos que buscar en otros sitios.
Algunos súper grupos que siguen en activo como Depeche Mode, Pet Shop Boys, el mismo McCartney o Whitney Houston han superado la barrera de los cien millones de discos vendidos. Todos estos con grandes y ya largas historias musicales y comerciales.
En las listas tipo top tens de Billboard o Soundscan se encuentran constantemente a artistas como Jay Z, Shakira (quienes han vendido más de 50 millones de discos), Black Eyed Peas, y otros. Pero como lo consignan algunos portales de internet como rollingstone.com, podrá el rapero Jay Z ganar una batalla por las listas de popularidad, pero los Beatles siguen siendo los reyes al permanecer por cuatro décadas como los número 1.
Si consideramos los sencillos que alcanzaron las mejores posiciones en los listados de popularidad, sencillamente no hay comparación: los Beatles superan ampliamente a Jackson. Pero estos datos no nos dicen quién o quiénes pueden ser los artistas vivos considerados como los reyes del rock pop actual.
¿Podrían Madonna, o Jennifer Lopez, o Shakira, el nuevo ídolo hecho en Cuba Juanes, Oasis, los Rolling Stones (que están en cuarto lugar de las listas de ventas), Wilco, ser los reyes del pop? El mero criterio de contabilizar los discos vendidos no parece ayudar pues hay más elementos a considerar.
El periodista Iñigo López señala en un artículo de El País (Nadie después de los Beatles, 20/09/09) que en el pop, “mientras las multinacionales imponían sus criterios con ayuda de la publicidad era más cómodo y rentable fijar los recursos en unos pocos músicos, condenando al resto a la semiindigencia” pero con las herramientas actuales de internet que posibilitan bajar y compartir música gratis, ahora “los pequeños ya no lo son tanto y los grandes lo son menos”.
Comercialización, distribución, popularidad y producción son aparentemente elementos prioritarios para designar a un rey o reyes del pop, pero estos elementos dependen de lo novedoso de las propuestas musicales, de la calidad de composición y ejecución (para no hablar de los arreglos musicales, que pueden hacer oír maravillosamente un álbum en estudio pero la gente se decepciona al oírlos en vivo).
Conciertos como el de Supertramp en París en 1979 (que algunos catalogan como grupo de rock progresivo), el de Status Quo en el Apollo Theater en 1977 (grupo de hard rock), la serie de presentaciones de los Tindersticks (grupo inclasificable) en el Institute of Contemporary Arts de Londres (del 5 al 9 de noviembre de 1996) o los de los Rolling Stones filmados y presentados en un documental por Martin Scorsese, Shine a Light (08) son algunas muestras mínimas de conciertos de ejecuciones excelentes. Salvo los Rolling Stones casi ninguno de los citados podría ser considerado grupo rey del pop, aunque los géneros musicales son lo suficientemente flexibles.
Lo que sí queda claro es que los auténticos reyes no solo del pop sino de cualquier género son los dueños de las compañías discográficas, que constituyen el verdadero negocio musical. Para qué nos hacemos bolas, aquellos grupos pop que son de nuestra preferencia, mas aquellos que lleguemos a conocer (hay que mantener una actitud musicalmente abierta ante todo), son a fin de cuentas los que debemos considerar en nuestro ideario popular como los reyes del pop.
El mero hecho de hablar de un o unos reyes del pop es hacerle el juego a las estrategias mercadotécnicas de las discográficas, el hacer popular masivamente a quien por x o y circunstancias –incluso por talento- llega a la cúspide. Pero ninguno como los Beatles: ¡a comprar los remasterizados!