Nuevas aventuras de la pandilla del ogro verde |
El Reticente de siempre
Ricardo Martínez García
El personaje verde y gruñón se la ha pasado en las cintas de la saga repelando de lo que tiene que hacer: en la primera cinta no quería decirle a Fiona lo que sentía por temor al rechazo y por ser un ogro (y ella aparentemente una hermosa princesa); luego en la segunda parte de la saga, no quería ir al reino de Muy, Muy Lejano porque no deseaba salir de su pantano e ir a ver a los padres de su esposa y exponerse a todo el rollo familiar en casa de los suegros; en la tercera cinta tampoco quiso hacerse cargo del mismo reino a la muerte del rey rana Harold y va a buscar a un tal Arturo, para que éste sea el rey. En todas las ocasiones Fiona es la que le hace ver la razón del porqué sí hacer cosas que no quería hacer: simplemente por el amor que se tienen. Fiona le dice que ella sí cambió por él. Así, Shrek se muestra como el eterno adolescente o ser que se cree inmortal y que piensa que puede dar marcha atrás en su vida, como si no hubieran pasado algunas importantes cosas en ella. Su reticencia es comprensible pero patéticamente humana.
Luego de las tremendas peripecias, la mayor parte de las veces bastante cómicas, en gran parte gracias a la participación del ligeramente embarnecido Gato con Botas, de Burro, Pinocho, y uno que otro nuevo personaje, la reticencia se desvanece ante la evidencia de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, tomándole el gusto a los detalles poco disfrutables de la vida doméstica. Y ésa es una ley que una y otra vez Shrek tiene que enfrentar por ser el personaje central.
En esta nueva cinta, Shrek para siempre (Shrek forever after, 10) dirigida por Mike Mitchell, el ogro verde recurre a las malas artes mágicas de Rumpelstilkstin y sus paradojas existenciales, para recuperar su “verdadero ser”, sin fijarse en las letras chiquitas y cuyas consecuencias, de las cuales ni se percata Shrek hasta que es casi demasiado tarde para evitarlas, resultan impredecibles y hasta nihilistas (pues corre el riesgo de dejar de existir) y entonces lo único que quiere es arreglar los estropicios de sus descuidadas decisiones del modo que sea. Este carácter fáustico de la cinta es lo más atractivo, aparte de ver en acción nuevamente a la pandilla completa.
Si en la vida ficticia de estas excelentes animaciones es problemático regresar al modo de vida cotidiano que se despreció pero que en realidad era todo lo que importaba, en la vida real de los seres humanos adultos (cuya vida está representada caricaturesca e irónicamente en los personajes), a quienes está dirigida esta cinta con ánimo de resaltar la importancia de la vida familiar doméstica, les resultará todavía más difícil.
La moraleja de este cuento ya ha sido expresada, y el mensaje está en la saga de este ogro verde humano, demasiado humano. La cinta es más un recordatorio nuevamente de ciertos elementos esenciales de la vida humana, por lo que la cinta es disfrutable en la medida en que olvidamos lo que somos y lo que tenemos y podemos perder, y lo que ya hemos visto. De otro modo, si la memoria de lo vivido y visto en el pasado está activa entonces no es necesario ver esta película.