Las pasiones exacerbadas
Ricardo Martínez García
Guillermo Arriaga es un guionista que busca en sus personajes elementos pasionales que los marcan en un momento determinado de sus vidas, para bien o para mal. En esta búsqueda encuentra que las pasiones, como la ira, los celos, el remordimiento, son tal vez lo más propio y esencial del ser humano, por encima de la razón. Al menos así aparece en Fuego (The Burning Plain, 08) cinta que dirige y escribe.
Esta verdad simple y sencilla sobre la preponderancia de la naturaleza pasional del ser humano, por encima de la racional, de tan conocida, la narra Arriaga recurriendo a la hilación no lineal a través de un conjunto de escenas que van del presente al pasado y viceversa, en el que el espectador reconstruye la historia y puede hacer sus predicciones pero aún así espera a ver cómo se resuelve la trama de esta cinta, ambientada en el sur de los Estados Unidos y el Norte de México.
El reparto es interesante: Charlize Theron interpreta a Sylvia, dueña de un Restaurant de alta cocina que tiene problemas para relacionarse con los hombres, de los cuales aparentemente solo desea sexo. Kim Bassinger como Gina, una madre insatisfecha que encuentra el amor en un mexicanoamericano, Nick Martínez (Joaquim de Almeida). Aparece también José María Yazpik como un agricultor que busca a Sylvia para llevarle un encargo.
El resultado final de la cinta da la impresión de que ha sido una lástima el pleito entre Arriaga e Iñárritu, ya que si bien la tendencia del primero por escribir al estilo de Cormac McCarthy o David Mamet no lo convierte en un escritor demasiado original, tampoco cuenta con el oficio del segundo para dirigir. Hacían buen equipo, pero como la cinta propone, las pasiones humanas se imponen. La cinta vale la pena por la actuación de la Theron y de Yazpik, así por la espléndida escenografía.
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