El más indeseable |
La soledad de un mago
Ricardo Martínez García
En la penúltima entrega de la exitosísima serie de cintas basadas en las novelas de J. K. Rowling, el mago protagonista, Harry Potter luciendo un incipiente bozo, atraviesa por momentos de oscuridad muy humanos, como la soledad, las dudas, el desaliento, escapando constantemente de sus enemigos, aparentemente no entendiendo, ni él ni sus amigos, embarcados todos en la búsqueda de los horrocruxes y su destrucción, en la esperanza de vencer a Voldemort en su propio terreno: la magia.
Con una estética de desolación, casi de documental paisajista, pero de gran belleza y vena artística real (producto de un equipo de más de quince personas directoras de arte, al mando de Andrew Ackland-Snow y Neil Lamont), amén de los excelentes efectos especiales, los cambios de escenografías son sobresalientes y enfatizan los estados de ánimo de los tres amigos, magníficamente dirigidos por David Yates.
Aunado a los sentimientos de responsabilidad por la vida de los otros, y de la propia opresión y soledad que tienen que sortear Harry, Ron y Hermione, deben lidiar también con sus propios sentimientos, que se ven ampliados y distorsionados (sobre todo a Ron y Harry, como cuando Frodo lleva el anillo) al colgarse como collar el horrocrux que le roban a Dolores Umbridge.
Sin olvidarse de momentos de humor que salpican aquí y allá la trama, Yeats logra construir una de las cintas más bellas y humanas de esta saga, con los mejores efectos visuales, maduros y mesurados, alejándose de la espectacular y artificiosa magia que prevaleció en algunas de las primeras cintas. Recomendable ampliamente.
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