Pueden perder el estilo, pero no a la familia |
Nuevos Héroes en la Era de los Narcos
Ricardo Martínez García
El cine es una expresión artística pero también muestra, dependiendo del guión y el contexto, las tendencias sociales que son aceptadas o rechazadas y que forman parte ya de la idiosincrasia de un pueblo, o de las tendencias a las que se quieren dirigir dichas idiosincracias.
En la cinta mexicana del director y guionista Beto Gómez Salvando al Soldado Pérez, la parodia de la cinta bélica de Steven Spielberg Salvando al Soldado Ryan (98) –con su propia carga ideológica y propagandística muy particular- es llevada a extremos cómicos que funcionan porque además de mofarse de los clichés de la cinta de Spielberg, el contexto ahora es el de los clichés, cada vez más aceptados en nuestra sociedad, de lo que parecería la consolidación de una cultura del narco.
El poder económico, el estilo de vestir y de hablar, las conexiones internacionales, el manejo de armas de alto poder, el poder hacer casi cualquier cosa que se propongan, hace de los capos del narcotráfico seres prácticamente míticos, los héroes de algunos sectores de la población que ya no solo construyen plazas para sus pueblos, o escuelas, iglesias o clínicas rurales, pareciera que ahora pueden, si no rescatar por sí mismos a los suyos en peligro, sí mandar a la gente que lo pueda hacer. La fuga del Chapo y el rescate de tantos otros reos directamente de los penales de alta seguridad son pequeñas muestras del áura que los rodea y protege ahí en la sierra donde habitan, a la vista de todos.
El elenco que ha reunido Gómez es de lo mejor en términos actorales: Isela Vega, Jesús Ochoa, Miguel Rodarte, Jaime Camil, Gerardo Taracena, todos bien dirigidos y trabajando en escenarios que no le piden nada a los de Hollywood (como esos donde se producen los feroces tiroteos y persecuciones en esos pueblos supuestamente de Irak y Turquía). Se trata de una cinta divertida que muestra que la aceptación de este tipo de personajes en la vida real ha avanzado más allá de lo que la sociedad civil está dispuesta a aceptar abiertamente.
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