Wednesday, February 15, 2012

El espía que sabía demasiado

En algunos lugares lo llaman El Topo

¿Jaque mate al espía?

Ricardo Martínez García.

Al final de la Segunda Guerra Mundial los que hasta entonces habían sido aliados se vuelven adversarios a lo largo del periodo histórico llamado “Guerra Fría”. Los Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrascaron en una competencia por desarrollar armas cada vez de más alcance y capacidad de destrucción. En esa competencia, los trabajos de inteligencia, y de espionaje y contraespionaje fueron cosa de todos los días. Cada bando tenía agentes instalados en las bases enemigas, tratando de obtener información vital para enfrentar a los adversarios. Hubo incluso agentes dobles, que ya no se sabía claramente a qué bando pertenecía.

Tratos con agentes que desertan de su patria son relatados en novelas como La reina en el palacio de las corrientes de aire, de Stieg Larsson, llevada a la pantalla grande por Daniel Alfredson, en la que es la última parte de la trilogía de libros y películas conocidas como Millenium. Otra novela que aborda el tema, pero con agentes británicos que se dan cuenta de que han sido infiltrados por un agente doble que trabaja para los soviéticos es la que ha llevado al la pantalla grande el director sueco Tomas Alfredson. Esta cinta está basada en la novela de John Le Carré titulada Tinker Taylor Soldier Spy, y que ha sido subtitulada como El Espía que Sabía Demasiado (2011).

Como toda película de espías que se precie, la trama es algo enredada, con nombres y situaciones, encubrimientos, burocracia, traiciones, inteligencia aplicada casi de modo detectivesco e incluso pinceladas de amor. Los agentes de uno y otro bando son como las piezas de un gran ajedrez en el que no se sabe quién es el que realmente mueve las piezas.

El protagonista es el agente George Smiley (Gary Oldman), que es despedido pero luego requerido para una misión delicada: identificar quién es ese agente doble que ha estado mandando información confidencial al bloque soviético. Es una cinta que tal vez requiera de verse más de una vez, con al menos dos fines: enterarnos bien de quién es quién y gozar del trabajo actoral no solo de Gary Oldman, gran candidato al Oscar, sino de todo el elenco, que incluye a grandes actores como John Hurt, Colin Firth, Mark Strong, Toby Jones y un largo etcétera.

Al final de la cinta todo se resuelve aparentemente bien, pero ¿no será que en el juego del espionaje en realidad no hay ganadores?

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