Ricardo Martínez García
La nueva cinta de Matthew Vaughn ,
quien ha dirigido entre otras las películas Kick Ass 1 y X-Men
Primera Generación, está basada en la serie de cómics de espías
escritos por Mark Millar y Dave Gibbons titulada Kingsman
Servicio Secreto (15).
Un ñoño y rico empresario de las
telecomunicaciones, Richmond Valentine (Samuel L. Jackson) decide que
el mundo está sobrepoblado, así que desea hacerle un favor a la
Tierra y eliminar a unos cuantos millones de habitantes, a través de
sus teléfonos celulares. En su camino, muy a su pesar, se cruzan los
agentes de una organización súper secreta que se autodenominan
Kingsman, una suerte de órden de caballeros modernos cuya misión es
preservar la paz y la armonía en la sociedad, usando para tal fin
todos los adelantos tecnológicos y las habilidades de los agentes
secretos.
Harry Hart (Colin Firth) es un súper
agente, el prototipo de Kingsman, quien se encarga de enrolar para la
organización al hijo de un agente caído en combate, el joven Gary
“Eggsy” Unwin (Taron Egerton). Vemos a Eggsy sobresalir en casi
todas las pruebas a las que es sometido, y luego participar
activamente en el combate contra Valentine.
En medio de muestras de la mejor flema
inglesa y de su peculiar sentido del humor (efectivo casi siempre),
la narración es fluida y entretenida, con luchas, escenas de acción
muy bien logradas, con las exageraciones en efectos especiales
propias del género (muy buenos por cierto), además de un estupendo
trabajo del equipo actoral, que incluye además de a Jackson y a
Firth al experimentado Michael Cain y a Mark Strong, cuyo resultado
es el de una película disfrutable, sin mayores pretensiones.
Del mismo tenor que las cintas del
Agente 007, Kingsman se inclina más por un argumento más ligero,
pero no por eso menos entretenido, menor acción y efectos
especiales.
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