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Entre el misticismo y el fanatismo
Ricardo Martínez García
Los caminos de la fe pareciera que son a veces incomprensibles aún para aquellos que la profesan. Tal es el caso de Celine (Julie Sokolowski), una joven parisina postulante a monja y estudiosa de teología que vive la fe cristiana como ella la entiende –con sacrificio corporal y oración constante, con cierto estilo medieval atormentado- pero que no encuentra comprensión en la comunidad religiosa a la que quiere pertenecer. La manera de vivir su religiosidad, considerada exagerada, provoca que sea invitada por la madre superiora a regresar al mundo, pero ella sigue enamorada de Jesús, vive para él.
Al ser alejada del mundo religioso, ambiente en el que mejor podría desarrollar ese amor por Cristo, Celine va dando tumbos hasta llegar a sentir la necesidad de auxilio de un comprometido fiel musulmán llamado Nassir (Karl Sarafidis), que entiende también su fe como estudio y oración, pero igual como compromiso de acción. Este modo de pensar coloca a Celine en una situación en la que cree ser un instrumento de Dios extrañamente desde el catolicismo hacia el islamismo, con consecuencias funestas.
¿Qué hace creer a Celine que Dios la puso en el camino de esa facción del Islam a la que pertenece Nassir que ve en la violencia un radical modo de actuar?
El director de la cinta Hadewijch, Entre la Fe y la Pasión (09), Bruno Dumont, pone de relieve el hecho de la fortaleza de la fe de Celine y su conexión con Dios. En una de las escenas iniciales se ve a Celine orando, pero mientras lo hace, es como si el mundo exterior se detuviera con el fin de dejarla entrar en esa conexión divina. ¿Se trata de una santa o de una extrema fanática? Celine es estudiante de teología, pero ¿qué teología podría sustentar las ideas radicales de la violencia extrema?
Al final Celine vive atormentada pues se da cuenta de que sus acciones con Nassir, derivadas de su visita o peregrinaje juntos a Oriente Medio (en el que Celine atestigua la destrucción que producen los bombardeos y la muerte de gente inocente, lo que la hace llorar, pero Nassir la conmina a no hacerlo porque eso hace explícita la humillación de las víctimas) tienen consecuencias desastrosas. Se siente abandonada de Dios y decide escapar de tal situación. ¿Le llegará la redención a esta atribulada llena de fe?
Se trata de una película de tinte religioso, interesante desde el punto de vista particular de Celine, aunque requiere de cierto tipo de conocimiento sobre la lucha que con frecuencia se establece entre religión y política, entre misticismo y fanatismo. Hadewijch fue una poetisa mística que vivió en el siglo XIII en lo que ahora es la frontera entre Bélgica y Holanda. Al parecer también es el nombre del convento en el que Celine quiere vivir.
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