Una Broma Seinfeldiana!
Absurda Filosofía Política para Niños
Ricardo Martínez García
La cinta Bee Movie, que podría ser considerada como un curso intensivo infantil sobre lo que debe ser la sociedad –una cuasi broma seinfeldiana-, navega ambiguamente por el mar de la ideología social contemporánea, naturalmente sin llegar a puerto seguro.
El entomólogo norteamericano Edward Wilson, profesor de sociobiología en Harvard, publicó en 1975 un trabajo de investigación, La Sociedad de Insectos y la Sociobiología: La Nueva Síntesis, que armó gran alboroto entre la comunidad científica especializada.
El doctor Wilson propuso, entre otras cosas, que la conducta animal, específicamente la de insectos como las hormigas y las abejas, responde a una especie de altruismo, el cual beneficia a los genes del individuo que la realiza. Así, la conducta social –de acuerdo con los resultados de sus investigaciones- es la que el individuo realiza de manera natural en relación con otros sujetos de su propia especie, conducta que puede considerarse generosa en la medida en que garantiza una selección natural individual que beneficia al grupo social.
En otras palabras, lo que explica Wilson es que cualquier tipo de actividad social (en las hormigas y las abejas) está dirigida por la selección natural que beneficia al grupo en general. La evolución sigue siendo en todo caso predeterminada genéticamente, y tal cosa, por supuesto, no requiere de la voluntad o deseo de los individuos sino del orden genético con el que están constituidas dichas criaturas.
El problema surgió cuando a Wilson se le ocurrió sugerir que ocurre algo muy parecido en las sociedades humanas, y de ahí el gran escándalo. ¿Cómo es posible que alguien dude de la capacidad de decidir del ser humano, o de su libertad para establecer qué se quiere ser, señalando que no sólo estamos condicionados genéticamente en nuestra constitución física sino también moralmente? ¡Porque aceptar esto último sería como aceptar que no existe la libertad de elección personal sobre lo que queremos ser en la vida!
En el libro Periodismo Canalla (96), Tom Wolfe escribío un artículo titulado “Lo lamento pero su alma ha muerto”, en el que explica con un tono jocoso las consecuencias de las propuestas teóricas de Wilson, a quien Wolfe llama Darwin actualizado.
Wolfe explica que Wilson ha señalado que el cerebro humano al nacer no es como una hoja en blanco o una tabula rasa (como John Locke afirmaba) en la que se imprimen las experiencias. Más bien es como “un negativo expuesto que espera a ser revelado”, en el que existen ya las directrices genéticas que nos determinan. Uno puede revelar muy bien ese negativo, o revelarlo pobremente (dependiendo del nivel educativo y cultural), pero no hay posibilidades de desarrollar lo que no esté en dicho negativo. ¿Qué determina lo que hay en el negativo? Los genes.
De ese modo, son los genes –resultado de la evolución- los que van marcando las acciones que constituyen nuestra historia personal, y no hay mucho que alguien pueda hacer sobre ello. Pero Wilson sostiene que la genética no solo explica cosas como el temperamento, las preferencias, las reacciones emocionales o los niveles de agresividad, sino también gran parte de nuestras reverenciadas elecciones morales, las cuales no son elecciones en absoluto de una voluntad libre, sino tendencias impresas en algunas zonas del cerebro, tal como explica, con mayor detalle, James Q. Wilson –que no es pariente de Edward- en El sentido moral (93). La supremacía del fuerte sobre el débil estaría justificada por los genes.
De la sociobiología a la filosofía política para niños
Los niños a quien va dirigida la cinta Bee Movie, coescrita y producida por el famoso Jerry Seinfeld, y a sus padres que los llevan al cine, tal vez no vean problema en que el argumento de la cinta muestre a una abeja macho que tiene reticencias a ser lo que su naturaleza le dicta.
Se trata de una fábula que antropomorfiza una sociedad de abejas que viven en un mundo ideal, donde la muerte y el trabajo son lo más cotidiano, mostrándola como si sus individuos tuvieran conciencia y capacidad de elección (elecciones limitadas, pues sólo permiten elegir una función laboral, no un estilo de vida).
Bueno, pues resulta que la abeja protagonista llamada Barry Benson no desea ser una abeja que trabaje en el panal (escena que recuerda a los jóvenes discípulos de Sócrates a los cuales supuestamente pervertía –según una acusación en su contra en la Apología- haciéndoles ver que podían elegir su profesión y no limitarse a seguir la tradición laboral familiar), y pronto se le presenta la ocasión de salir del panal y entrar en contacto con los humanos.
El encuentro abeja-humanos resulta en la toma de dos direcciones por parte de Barry: como es una abeja pícara, se enamora de una humana (cosa que las mismas abejas se tienen prohibido), y como también es muy sensible socialmente, al darse cuenta de que los humanos se apropian cual parásitos del producto del trabajo de sus compañeras, entabla una increíble lucha ante los tribunales humanos para que toda esa miel en los supermercados les sea devuelta a sus legítimas dueñas.
La metáfora señala claramente al trabajo de la clase obrera y a los grandes capitalistas y dueños de los medios de producción que se quedan con las plusvalías, dejándole a sus obreros sólo las sobras llamadas reparto de utilidades.
En otras cintas como Hormiguitas (98) y Bichos (98), hay metáforas parecidas, en las que se busca la anhelada libertad (que casi siempre consiste en aceptarse como partes activas de una sociedad), pero no hay interacción directa con los humanos, como sí la hay en Bee Movie.
En un alarde de justicia imparcial que sólo existe en las películas animadas, Barry logra lo impensable: que les devuelvan a las abejas toda la miel que ilegalmente les fue recogida de sus panales.
Hasta ahí la película parecía revolucionaria y liberal, pero de pronto da el cambio de rumbo total: como las abejas viven ahora con un exceso de miel, ya no salen a trabajar, y ya no cumplen con su misión natural de polinizar las flores, por lo que éstas se marchitan y mueren.
Como la mujer de la cual está enamorado Barry es florista, éste se da cuenta de que su altruista labor por los derechos de las abejas fue contraproducente, al menos en parte, por lo que nuevamente se erige en líder de las abejas y las conmina a volver a su trabajo natural de polinizar las flores.
Una fábula se cuenta con la intención de ofrecer una moraleja. La cinta Bee Movie, que visualmente es excelente, propone la conclusión: no busques cambiar el orden natural de las cosas, pues así es como deben ser, o casi casi si naciste para maceta, del pasillo no pasarás. Edward Wilson tenía razón, o eso pareciera confirmar la película.
1 comment:
Es muy interesante tu punto de vista. En verdad me gustó mucho la manera en que percibes la película y en realidad estoy de acuerdo contigo.
Se me hace buena la manera en que manejan los roles en la sociedad y también como algunas veces te puedes dar cuenta de que las cosas no son como las creemos.
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