Las múltiples bifurcaciones del Punk
Ricardo Martínez García
Ricardo Martínez García
Para Juan Alfonso y Heriberto
Mucho se ha hablado este año sobre los grupos fundadores del punk (palabra que significa más o menos joven rufián), a propósito de los treinta años de su auge, con grupos que lanzaron discos en el 77 como los Sex Pistols (y su nihilista Never Mind The Bollocks Here´s the Sex Pistols), los Ramones (con su desenfadado y divertido Rocket to Russia) o The Clash (con su serio e idealista pero feroz álbum homónimo).
No obstante, aún queda mucho por decir y comentar de los grupos que surgieron con este género musical –que nació como una forma de protesta contra el establishment que, para muchos, el rock había adoptado- pero que después por evolución natural o por su búsqueda experimental, generaron amplias bifurcaciones de estilos musicales, que en ocasiones los llevó a volverse parte del repudiado mainstream rockero, pero ¿quién no desea el éxito?
Grupos como The Jam, The Stranglers, New Model Army o The Fall, todos británicos, surgieron o se alimentaron de la fuente energética del Punk, pero sus carreras –largas y fructíferas en algunos casos- los llevaron a pisar sendas que provocaron el rechazo de sus primeros seguidores.
Sendas que se llaman New Wave, Glam Rock, Hardcore, Alternative Rock, Brit Pop o Indie Music y que estos grupos han desarrollado por su propio genio musical, siendo fieles a la ideología punk de crítica social y música anticomercial, pero que por sus propios méritos llegó a ser exitosa.
En la película de Julien Temple God Save the Queen (cineasta que dirigiera The Great Rock and Roll Swindle y The Filt and the Fury) se insinúa que el Punk surgió como una especie de producto del marketing diseñado por el representante (y ocasional cantante) de los Sex Pistols, Malcolm Mclaren, pero tal vez fue al revés: Mclaren vio el potencial comercial que tenía el Punk como género anticomercial y decidió aprovecharlo.
Si lo anterior fue así, se trata de una bella paradoja la que produjo Mclaren –no muy novedosa, hay que decir-. Una cosa es que el punk, como expresión musical original, se vendiera bien, y otra es que el punk fuera música diseñada para vender. En este caso como en muchos otros de la vida, el negocio es el negocio, y si se trata de canalizar o intermediar entre un producto y sus consumidores, qué más da si es música que a las buenas conciencias les suene rebelde y estruendosa, con tal de que se venda bien.
The Jam
Mucho se ha hablado este año sobre los grupos fundadores del punk (palabra que significa más o menos joven rufián), a propósito de los treinta años de su auge, con grupos que lanzaron discos en el 77 como los Sex Pistols (y su nihilista Never Mind The Bollocks Here´s the Sex Pistols), los Ramones (con su desenfadado y divertido Rocket to Russia) o The Clash (con su serio e idealista pero feroz álbum homónimo).
No obstante, aún queda mucho por decir y comentar de los grupos que surgieron con este género musical –que nació como una forma de protesta contra el establishment que, para muchos, el rock había adoptado- pero que después por evolución natural o por su búsqueda experimental, generaron amplias bifurcaciones de estilos musicales, que en ocasiones los llevó a volverse parte del repudiado mainstream rockero, pero ¿quién no desea el éxito?
Grupos como The Jam, The Stranglers, New Model Army o The Fall, todos británicos, surgieron o se alimentaron de la fuente energética del Punk, pero sus carreras –largas y fructíferas en algunos casos- los llevaron a pisar sendas que provocaron el rechazo de sus primeros seguidores.
Sendas que se llaman New Wave, Glam Rock, Hardcore, Alternative Rock, Brit Pop o Indie Music y que estos grupos han desarrollado por su propio genio musical, siendo fieles a la ideología punk de crítica social y música anticomercial, pero que por sus propios méritos llegó a ser exitosa.
En la película de Julien Temple God Save the Queen (cineasta que dirigiera The Great Rock and Roll Swindle y The Filt and the Fury) se insinúa que el Punk surgió como una especie de producto del marketing diseñado por el representante (y ocasional cantante) de los Sex Pistols, Malcolm Mclaren, pero tal vez fue al revés: Mclaren vio el potencial comercial que tenía el Punk como género anticomercial y decidió aprovecharlo.
Si lo anterior fue así, se trata de una bella paradoja la que produjo Mclaren –no muy novedosa, hay que decir-. Una cosa es que el punk, como expresión musical original, se vendiera bien, y otra es que el punk fuera música diseñada para vender. En este caso como en muchos otros de la vida, el negocio es el negocio, y si se trata de canalizar o intermediar entre un producto y sus consumidores, qué más da si es música que a las buenas conciencias les suene rebelde y estruendosa, con tal de que se venda bien.
The Jam
The Jam ha sido uno de los grupos que más impacto ha tenido en el mundo del pop rock a pesar de haber producido tan sólo seis grabaciones en estudio. El trío fue poco conocido en los Estados Unidos pero en la Gran Bretaña era sumamente popular, pues su música y lírica eran eminentemente británicas.
Paul Weller, líder compositor y guitarrista de la banda, es un ejemplo de esos artistas completos –al estilo de David Byrne, Bowie o Bryan Ferry- que son demasiado prolíficos para permanecer en un solo lado. Formó en 1975 al grupo –originario de Surrey, Inglaterra- con el bajista Bruce Foxton, el baterista Rick Buckler y el guitarrista Steve Brookes, que rápidamente los abandonó.
Weller superó influencias de The Who y The Kinks para desarrollar un estilo personal del que fue claramente depositario The Jam, estilo que daba cabida a todo aquello que pudiera enriquecerlo musical o temáticamente, a través de referencias y posturas políticas.
Con sus primeros trabajos, The Jam dio muestras de entender perfectamente el espíritu punk, como por ejemplo con su álbum In the City (77), cuyas canciones suenan crudas, básicas y rápidas, con letras apelan a la capacidad de comunicación de los jóvenes y a su conciencia para rechazar la milicia.
Ese mismo año lanzaron This is the Modern World, lanzamiento apoyado por una gira en los Estados Unidos, la cual fue un rotundo fracaso. Para 1978 salió el álbum All Mod Cons, que ya configura a Weller como un compositor incisivo y sofisticado, cantando la contradicción que hay entre la libertad artística y el deseo de ganancias.
El disco Sounds Affects (80), tal vez el mejor del grupo, con exquisitas canciones como Start! (y su beatlemaniaca fuente inspiradora) o las reflexivas That´s Enterteinment y Man in the corner shop, reveló a Weller completamente como un músico maduro, con un rock pop básico, concreto y minimalista pero nunca sencillo; el disco fue trabajado arduamente por Weller y sus compañeros.
The Jam, para entonces, ya había dejado muy atrás el sonido áspero y rudimentario de sus primeras grabaciones, lo que no ocurrió con su tendencia ideológica, y se ubicaba en la vanguardia de un post punk encaminado al pop pero con mucha clase, algo que se refleja incluso en las cuidadas fotos de portada e interiores del Sound Affects.
A partir de ese enorme disco, Weller experimentó con el soul y el rythm and blues, influencias que no sólo se reflejaron en el álbum The Gift, del que se desprendió el súper hit Town Called Malice, sino en el trabajo y estilo de su siguiente grupo y proyecto musical, luego de desintegrar The Jam: The Style Council.
Con The Style Council Weller grabó ocho álbumes, y escribió varios grandes hits como Long Hot Summer y You´re the best thing. El grupo sentó las bases del rock pop más exitoso, algo que lo aproxima, entre otros, con The Smiths, por un lado, y con OMD y Duran Duran, por el otro.
Los Estranguladores
En sus inicios, The Stranglers, grupo que se formó en Chiddington, poblado cercano a Guildford, al sur de Inglaterra (de ahí que inicialmente se hicieran llamar The Guildford Stranglers, pero una vez que se mudaron a los suburbios de Londres se quitaron el nombre de la provincia), fue completamente un grupo punk, con fuerte influencia de The Doors.
La evolución del grupo, el cual produjo memorables piezas ochenteras como La Folie, Golden Brown o Always the sun, comenzó con un par de álbumes de 1977, Rattus Norvegicus y No More Heroes, los cuales no presentaban un punk puro, sino adicionado con un rock crudo tipo hardcore, es decir un rock punk con ritmo fuertemente marcado por la batería, riffs rápidos, canciones cortas y cantadas a gran velocidad, y prácticamente sin arreglos.
La antítesis de este rock punk hardcore estaría representada por grupos como los New Kids in the Block y otros parecidos, que hacen de los arreglos musicales su punto fuerte musical, explotando fórmulas comprobadas para producir grandes ventas.
En la búsqueda de expresiones musicales diferentes, aunada a un deseo de experimentación, The Stranglers, liderado por Hugh Cornwell, dejaron poco a poco la senda del punk mostrada en su álbum de finales de 1977, No More Heroes, caracterizado por un espíritu feroz y furioso.
Con una carrera que llega a los treinta años, no han dejado de producir grabaciones, (su último lanzamiento, Suite XVI, lanzado en 2006), hasta alcanzar un par decenas de álbumes en estudio, contando las necesarias recopilaciones y trabajos en vivo. El grupo pintó su raya del punk, pero sin renegar de él, con sus álbumes La Folie (81), Feline (83), y Dreamtime (87) que están entre sus mejores discos, mas los dos del 77.
Una vez que The Stranglers alcanzaron un estilo propio, basado en la fuerza rítmica, tal vez dejaron de innovar, lo cual les impidió ir más allá de sus propios límites, y no hay gran cosa que señalar sobre ellos en la década de los noventa y hasta ahora, en la que sus fieles seguidores siguen ahí, disfrutando de su estilo ya conocido, pero sin generar masivas afiliaciones.
El Nuevo Modelo de Ejército
La evolución del grupo, el cual produjo memorables piezas ochenteras como La Folie, Golden Brown o Always the sun, comenzó con un par de álbumes de 1977, Rattus Norvegicus y No More Heroes, los cuales no presentaban un punk puro, sino adicionado con un rock crudo tipo hardcore, es decir un rock punk con ritmo fuertemente marcado por la batería, riffs rápidos, canciones cortas y cantadas a gran velocidad, y prácticamente sin arreglos.
La antítesis de este rock punk hardcore estaría representada por grupos como los New Kids in the Block y otros parecidos, que hacen de los arreglos musicales su punto fuerte musical, explotando fórmulas comprobadas para producir grandes ventas.
En la búsqueda de expresiones musicales diferentes, aunada a un deseo de experimentación, The Stranglers, liderado por Hugh Cornwell, dejaron poco a poco la senda del punk mostrada en su álbum de finales de 1977, No More Heroes, caracterizado por un espíritu feroz y furioso.
Con una carrera que llega a los treinta años, no han dejado de producir grabaciones, (su último lanzamiento, Suite XVI, lanzado en 2006), hasta alcanzar un par decenas de álbumes en estudio, contando las necesarias recopilaciones y trabajos en vivo. El grupo pintó su raya del punk, pero sin renegar de él, con sus álbumes La Folie (81), Feline (83), y Dreamtime (87) que están entre sus mejores discos, mas los dos del 77.
Una vez que The Stranglers alcanzaron un estilo propio, basado en la fuerza rítmica, tal vez dejaron de innovar, lo cual les impidió ir más allá de sus propios límites, y no hay gran cosa que señalar sobre ellos en la década de los noventa y hasta ahora, en la que sus fieles seguidores siguen ahí, disfrutando de su estilo ya conocido, pero sin generar masivas afiliaciones.
El Nuevo Modelo de Ejército
Con un nombre como el suyo no puede uno dudar de su inspiración rebelde. New Model Army, (nombre que hace alusión al ejército anti realeza de Oliver Cromwell, el famoso Lord Protector del siglo XVII y su Commonwealth), se formó en 1980.
Se trata de uno de los primeros grupos que nacieron con la etiqueta “post punk” pero que guarda gran fidelidad al movimiento –musical e ideológicamente- como muy pocos otros.
Sus primeras producciones, como Vengeance (84) y No Rest for the Wicked (85) respiran una fuerza visceral producto de su postura política crítica a favor de la clase trabajadora británica y en contra de las directrices dictadas por, en aquel entonces, la primera ministra Margaret Tatcher.
Los siguientes discos comenzaron a forjar una sólida carrera musical y un reconocimiento a la calidad del grupo. The Ghost of Cain y su álbum homónimo produjeron memorables piezas como Stupid Questions, Ballad of Bodmin Pill, o 225 que mostraban respectivamente el enojo ante los trámites burocráticos que tenían que realizar para obtener visas de trabajo en los Estados Unidos, la angustia de la inmadurez juvenil o la preocupación por la contaminación heredada a los niños.
Muchas de las canciones compuestas por su líder y guitarrista Justin Sullivan, se cantaban durante sus presentaciones en vivo como si fueran verdaderos himnos: a todo pulmón, logrando una comunión enorme con las multitudes como se da en los estadios de fútbol. Se coreaban Small Town England, Liberal Education, Bittersweet, o Great Expectations con gran fervor y convicción.
La apoteosis del grupo llegó con el álbum Thunder and Consolation (89), mezcla del mejor rock post punk y claros destellos de folk irlandés, aportados por el violín de Ed Elain Johnson y las guitarras acústicas de Sullivan. I love the world, White Coats o The Green and the Grey son una muestra de lo mejor del grupo en ese momento.
Originarios de Bradford, Yorkshire, el grupo estaba formado, además de Sullivan, por Rob Heaton en la batería y Stuart Morrow en el bajo, quienes a lo largo de su carrera han visto desfilar entre ellos a más de una decena de músicos.
El trabajo más reciente de esta banda es High (07). A partir del nuevo milenio, Sullivan ha desarrollado como solista una sólida carrera paralela a la del grupo, carrera que ha estado marcada por un trabajo de gran calidad lírica y fusiones de Adult Alternative Rock con Folk Rock, ofreciendo una inspirada y delicada música introspectiva.
Se trata de uno de los primeros grupos que nacieron con la etiqueta “post punk” pero que guarda gran fidelidad al movimiento –musical e ideológicamente- como muy pocos otros.
Sus primeras producciones, como Vengeance (84) y No Rest for the Wicked (85) respiran una fuerza visceral producto de su postura política crítica a favor de la clase trabajadora británica y en contra de las directrices dictadas por, en aquel entonces, la primera ministra Margaret Tatcher.
Los siguientes discos comenzaron a forjar una sólida carrera musical y un reconocimiento a la calidad del grupo. The Ghost of Cain y su álbum homónimo produjeron memorables piezas como Stupid Questions, Ballad of Bodmin Pill, o 225 que mostraban respectivamente el enojo ante los trámites burocráticos que tenían que realizar para obtener visas de trabajo en los Estados Unidos, la angustia de la inmadurez juvenil o la preocupación por la contaminación heredada a los niños.
Muchas de las canciones compuestas por su líder y guitarrista Justin Sullivan, se cantaban durante sus presentaciones en vivo como si fueran verdaderos himnos: a todo pulmón, logrando una comunión enorme con las multitudes como se da en los estadios de fútbol. Se coreaban Small Town England, Liberal Education, Bittersweet, o Great Expectations con gran fervor y convicción.
La apoteosis del grupo llegó con el álbum Thunder and Consolation (89), mezcla del mejor rock post punk y claros destellos de folk irlandés, aportados por el violín de Ed Elain Johnson y las guitarras acústicas de Sullivan. I love the world, White Coats o The Green and the Grey son una muestra de lo mejor del grupo en ese momento.
Originarios de Bradford, Yorkshire, el grupo estaba formado, además de Sullivan, por Rob Heaton en la batería y Stuart Morrow en el bajo, quienes a lo largo de su carrera han visto desfilar entre ellos a más de una decena de músicos.
El trabajo más reciente de esta banda es High (07). A partir del nuevo milenio, Sullivan ha desarrollado como solista una sólida carrera paralela a la del grupo, carrera que ha estado marcada por un trabajo de gran calidad lírica y fusiones de Adult Alternative Rock con Folk Rock, ofreciendo una inspirada y delicada música introspectiva.
The Fall es sin duda uno de los grupos más legendarios y prolíficos que no se ha alejado del original espíritu punk a lo largo de los años. El sello distintivo del grupo es el trabajo y la presencia de Mark E. Smith (58), único miembro de la banda inamovible desde su formación.
El estilo interpretativo de Smith, siempre con el micrófono pegado a los labios y con una peculiar voz nasal, muchas veces hace casi ininteligibles sus letras, que son generalmente amargas, cínicas, críticas, inteligentes, creativas y profundas (tan profundas que hay sitios en Internet en las que se discute su sentido) cuyo resultado es una música cruda y a veces demasiado rara.
Formada en 1976, la banda ha lanzado desde entonces entre 25 y 35 álbumes, dependiendo de si se cuente alguna recopilación como tal, o que incluya canciones o versiones nuevas y se considere álbum nuevo. Su primer disco, un EP llamado Bingo Master´s Break Out!, ubicó de inmediato a The Fall en la escena del punk como uno de los más prometedores. Para cuando llegaron sus primeros LP`s, Live at the Witch Trials y Dragnet (79) su estilo resultaba chocante para algunos ejecutivos de compañías discográficas. Ambos discos se consideran clásicos ahora.
Los miembros del grupo originalmente fueron Mark E. Smith, vocalista y compositor, en las guitarras Craig Scanlon y Martin Bramah, el baterista Karl Burns, el bajista Marc Riley y la tecladista Yvonne Pawlett.
The Fall es un grupo de esos que cuando gana un fan lo hace para siempre, y además lo hace pensar que no hay banda más grande que ellos. No son pocas las razones para tal idea pero, como siempre, en gustos se rompen géneros (¡y en géneros se rompen gustos!).
El rango musical de The Fall es tan amplio que va del más radical y crudo rock punk al melódico soft rock, pasando por el tecno, electrónico y varios subgéneros más del punk. De piezas como C.R.E.E.P, New Big Prinze, Overture from “I am a Curious Orange”, A lot of wind, hasta Sleep Debt Snatches o Petty Theif Lout.
La banda tuvo su momento más comercial cuando Smith contrajo nupcias con la guitarrista californiana Laura Elisse Salenger, mejor conocida como Brix Smith, quien aportó su bagaje en la música pop (ella lideraba la banda Adult Net) en álbumes como The Wonderful and Frightening World of the Fall, This Nation`s Saving Grace, Bend Sinister y The Frenz Experiment –del que se desprendió tal vez la más conocida de sus piezas: Hit the North- discos que dan muestra de la gran asociación que logró Mark con su esposa, de la que luego se separaría.
Por las filas del grupo han pasado ya alrededor de 30 músicos, sobre todo a instancias del propio Smith, que debe ser como un entrenador de fútbol a la hora de elegir a sus jugadores: elige sólo a aquellos que sabe que le darán exactamente lo que pide.
Durante los últimos años, The Fall ha permanecido en la escena musical con sus grabaciones en vivo, siendo su último trabajo en estudio Reformation Post TLC (07).
Actualmente Mark E. Smith, con su grupo paralelo Von Südenfed (una manera diferente de llamar a The Fall, en realidad, pues sigue siendo la voz inconfundible de Mark), que ha formado con Jan St Werner y Andi Toma, de Mouse on Mars, está de gira por Europa, con canciones tecno punks electrónicas bastante prendedoras de su disco Tromatic Reflexxions.
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