H. R. Giger y sus Creaciones
Ricardo Martínez García
En 1978 Ridley Scott le pidió a H. R. Giger y al italiano Carlo Rambaldi (éste creador del monstruo satánico en la película de Andrzej Zulawski Posesión, de 1981, y del E. T. en la cinta de Spielberg) que diseñaran el prototipo de un ser extraterrestre y los escenarios y efectos especiales para el clásico del cine de ciencia ficción: Alien, El Octavo Pasajero (79). Giger ganó el Oscar por Efectos Visuales gracias a sus diseños.
Ni Scott ni sus diseñadores sabían que dicho monstruo sería el elemento visual fantástico que perduraría y daría pie a una serie de películas en las que la actuación de la criatura voraz sería la atracción y en la que su enemigo mortal no es el ser humano, sino otro extraterrestre verrdaderamente depredador, el cual toma como un deporte ir a planetas lejanos tan sólo para eliminar en cacerías a los feroces aliens.
El creador de dicha criatura es Hans Ruedi Giger (1940), importante escultor y artista gráfico suizo, ampliamente conocido por sus exposiciones en Alemania, Francia, Italia, República Checa, Suiza, Estados Unidos y otros países a lo largo de más de cuarenta años.
En un principio fue diseñador de interiores con clara tendencia al arte, al cual pudo dedicarse de manera completa en 1968. Poco después se unió a la actriz Li Tober, relación que duró hasta que ella decidió dar fin a su vida en 1975.
El estilo artístico de Giger, que estudió arquitectura y diseño industrial en Zurich a principios de los años sesenta, incluye sus famosos diseños que combinan cuerpos con máquinas a las que él ha llamado objetos biomecánicos, y diseños de paisajes futuristas surrealistas y estrambóticos, por lo que no es extraño observar en su trabajo la influencia de artistas como Jean Cocteau y Dalí.
La extraña inspiración de Giger y su enorme imaginación -que lo han convertido en uno de los más destacados artistas del Realismo Fantástico- lo han hecho colaborar en cintas como Dunas , de David Lynch (76), Poltergeist 2 de Brian Gibson (86), Alien 3 de David Fincher (92) y en Batman Forever de Joel Schumacher (95), en ésta última diseñando el batimovil que conduce Val Kilmer.
Ha diseñado también las portadas de al menos diez discos de artistas como Debby Harry (ex de Blondie) y su álbum de 1981 KooKoo, para Emerson Lake and Pamer la del disco Brain Salad Surgery, para Steve Stevens y su Atrocity y para Dr Death con Somewhere in Nowhere. Había diseñado para el álbum de los Dead Kennedys titulado Frankenchrist un paisaje llamado Penis Landscape, pero por problemas legales quedó otra portada.
Giger ha destacado por sus exposiciones -tanto individuales como colectivas- y sus trabajos para el cine y para las mencionadas portadas de discos, pero también cuenta con una considerable obra editada, entre catálogos , diseños cinematográficos, y colecciones de ilustraciones, como la basada en el libro mágico de ficción creado por Howard Phillips Lovecraft llamado Necronomicon, del que Giger realizó dibujos y editó el H. R. Giger´s Necronomicon.
Lo anterior viene a cuento por la exhibición en México de Aliens vs Predator: Requiem (07), de los hermanos Greg y Colin Strause, la cual intenta aterrizar un argumento sobre esas dos criaturas alienígenas.
Resulta que estos aliens, llegados en una nave de depredadores a la tierra accidentalmente, pueden inocular a sus retoños directamente en una mujer preñada y salir de su incubación de manera inmediata. ¿Qué pasó con los huevos translúcidos de aquella clásica versión original? Dicha película suponía -era de ciencia ficción pura- que la humanidad contaba con la suficiente tecnología para enviar naves exploradoras a galaxias lejanas.
Las acciones en Aliens vs Predator: Requiem están ubicadas en el presente -situadas en el estado de Colorado, pero filmadas en una zona boscosa de Canadá- y la ficción consiste en la existencia de seres peligrosísimos que hacen de las suyas.
El diseño de las criaturas, inspiradas en las creadas por Giger, son buenas y corrieron a cargo de Amalgamated Dynamics y los artistas Alec Gillis y Tom Woodruff Jr. La cinta pretende superar a la primera parte, que con mayor imaginación incluía una pirámide enterrada en algún polo y que por la intrusión humana activa una especie de cacería.
Lo mejor de la película es que no se anda con sentimentalismos a la hora de mostrar el exterminio de la población. A pesar de ello, como siempre ocurre en estas cintas, sólo un reducido grupo de humanos, aquellos que no confiaron en el coronel y en su “ayuda”, logran salvarse de milagro. Y es cierto: si existieran criaturas tan omnipotentes como los aliens o el depredador, en un enfrentamiento con cualquiera de esas dos especies los humanos no tendríamos nada que hacer.
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