Wednesday, May 21, 2008

Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal

¿Será el fin del famoso arqueólogo?
Las Asombrosas Aventuras del Eterno Trotamundos Indiana Jones
Ricardo Martínez García

Dos son las cosas más sorprendentes de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal: en primer lugar, la increíble vitalidad que Harrison Ford (1942) inyecta a su famoso personaje del doctor en arqueología Henry “Indiana” Jones Jr, puesto que no parece un sexagenario para nada, a excepción de algunas arrugas de su rostro (Ford siempre ha sido de rostro duro), pero el actor tiene un físico envidiable.

En segundo lugar, la manera en que Spielberg le saca todo el provecho posible a una historia característica de George Lucas (a partir de la cual David Koepp escribió el guión) quien, junto con Spielberg, ha explotado todas y cada una de las fórmulas del éxito comercial cinematográfico.

La saga de Indiana Jones con sus tres películas anteriores alcanzó ingresos, tan solo en taquilla, por casi quinientos millones de dólares.

“Ya nada puede sorprenderme, soy un hombre de ciencia” dice el más famoso arquéologo del mundo, encarnado por Ford, en El Templo de la Maldición, frase por demás contundente y que puede utilizarse para referirnos al argumento de esta nueva película.

Es el año es 1957 y una militar rusa, la coronela Spalko (la siempre extraordinaria Cate Blanchet) decide obligar a Indiana a ayudarle a buscar una mítica calavera que supuestamente otorga poderes ilimitados. Pero el cráneo parece ser de un ser extraterrestre, uno de los varios que habrían llegado a la Tierra a enseñar a los pueblos indígenas de Mesoamérica algunas cosas muy útiles como la agricultura y la construcción de magníficos edificios, todo en la mejor tradición narrativa de la revista Duda, Lo Increíble es la Verdad.

Independientemente del argumento -con pirámides mayas en pleno Amazonas, en un lugar que supuestamente es El Dorado, sitio que otros arqueólogos más serios pero menos conocidos ubican en California-, la historia está tan bien manejada y cuenta con un ritmo tan ágil que el resultado es francamente divertido, con todo lo palomera que se quiera considerar.

Los sarcásticos diálogos entre los protagonistas ofrecen una serie de puntadas que difícilmente dejarán de arrancar carcajadas en los espectadores, como aquellos en los que Indiana platica con el joven Mutt Williams (Shia LaBeouf) y éste le dice muy quitado de la pena que dejó la escuela porque “no era lo que le gustaba”, a lo que Indiana le contesta empáticamente que no deje que nadie lo convenza de lo contrario, pero posteriormente al enterarse de que es su hijo, de inmediato lo regaña y le exige continuar sus estudios, justificando que antes “no sabía que era tu padre”.

Intriga, situaciones de peligro mortal, traiciones de supuestos amigos, avaricia, objetos perdidos, recuperados, robados y vueltos a recuperar, romance y aventuras, muchas aventuras, son los ingredientes que han caracterizado a esta exitosísima saga de aventuras.

El director de esta serie, Steven Spielberg, es un cineasta que a diferencia del también director George Lucas y sus cintas de ciencia ficción como las Guerras de las Galaxias, ha incursionado en diferentes géneros fílmicos con iguales o mejores resutados que en sus cintas de acción, como por ejemplo en La Lista de Schindler (93) Salvando al Soldado Ryan (98), Inteligencia Artificial (01) o en la aclamada Munich (05), para mencionar algunas.

Las anteriores entregas de esta serie, Los Cazadores del Arca Perdida (81), Indiana Jones y El Templo de la Maldición (84) e Indiana Jones y la Última Cruzada (89) son películas caracterizadas visualmente en mayor o menor medida por mostrar escenografías artificiales, muy de estudio, con abundancia de tablarroca y cartón piedra, así como complicadas construcciones en carpintería (como la especie de montañita rusa que se aprecia en la segunda cinta) y una estupenda iluminación, nada mal para su tiempo, pero cuya cuarta entrega es sin duda la mejor de ellas, excelencia conseguida en parte gracias a los avances tecnológicos en los efectos especiales. No en balde han pasado casi veinte años desde La Última Cruzada.

Los efectos especiales no llegan a ser demasiado excesivos en su uso, a excepción de la escena final de la destrucción de la pirámide, efectos que por otra parte no son más numerosos que los vistos en la también espectacular cinta El Tesoro Perdido, el Libro de los Secretos (Turteltaub, 07), protagonizada por Nicolas Cage, quien al parecer desea convertirse en el heredero fílmico de Indiana, si es que el joven Shia LaBeouf lo deja.

La cinta podría verse como el final de la serie, puesto que el aventurero, mujeriego y trotamundos Indiana parece establecerse de fijo en el mundo académico, pero lo más preocupante para su estilo de vida es que reconoce a su hijo (¡ojo Creel!) y termina por ¡casarse con su eterna novia Marion (Karen Allen)!

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