Reencuentro
Ricardo Martínez García
La ya veterana actriz Helen Hunt debuta como directora con la cinta Reencuentro (Then she found me, 07), un trabajo personal con un guión escrito por ella misma, a partir de una novela, del mismo título en inglés, de Elinor Lipman, que ofrece una visión de la confrontación entre el deseo de una maestra de kínder de tener hijos, con las situaciones amorosas que vive, aunado al hecho de conocer a su madre biológica en plena madurez.
Hunt es una actriz prolífica con una carrera que comienza en su infancia y que ha trabajado tanto en cine como en televisión. Su trabajo, que en cantidad y calidad tal vez solo podría ser comparado con el de Jodie Foster pues ambas comenzaron siendo niñas, incluye un Oscar como mejor actriz en 1996 por Mejor Imposible, así como un Emy y un Globo de Oro por la serie Mad About You.
April Epner es una casi cuarentona (aunque la Hunt cumplirá 46 el próximo 15 de junio) que desea un bebé luego de casarse con Benjamin Green (Matthew Broderick, al que no se le quita el aspecto de adolescente a pesar de los años, aunque ahora está algo más llenito). Luego de intentarlo durante casi un año, sin conseguirlo, Ben decide abandonarla, dejándola luego de tener sexo con ella.
En su desconsuelo, April comienza a relacionarse con Frank (Colin Firth), un divorciado que tiene a sus hijos en el kínder donde trabaja ella. El amor que sienten mutuamente se mezcla a los sentimientos encontrados que ella experimenta a partir del reencuentro con su madre biológica, Bernice Graves (Bette Midler, que con su sola presencia es el antídoto para la parquedad y seriedad de la Hunt), una conductora de televisión al estilo de Ophra Winfrey.
Al dejar abierta la relación con su esposo Ben, y luego de ese último encuentro sexual, April queda embarazada, con lo que su relación amorosa con Frank se complica más de lo debido. Entendiblemente éste se enoja al darse cuenta de que ella se ha visto con su esposo, del que se suponía estaba separada. Hunt ofrece aquí su mirada más fría y escrutadora sobre los motivos que llevan a alguien a buscar a la otra persona. April busca ser madre pero se resiste a aceptar a la madre que no buscaba, echándole en cara su decisión de darla en adopción. Busca también el amor, pero se resiste a dejar ir al que ya no es, aunque le ofrece el beneficio de participar en el proceso del embarazo, pero a su vez lastimando sin querer al nuevo prospecto, con quien en un momento dado se sintió hasta en familia.
La trama, que está de alguna manera inmersa en contextos religiosos judíos, llega a un anticlímax cuando ella pierde al feto a las diez semanas de gestación. La tristeza que esto genera en April es de los mejores momentos interpretativos de Hunt.
Siguiendo los consejos de su madre, April al final se decide por la adopción, con lo que reinicia el ciclo que ella misma vivió al ser adoptada y criada por una familia judía.
Un dato curioso es el cameo que realiza el escritor británico hindú Salman Rushdie, a petición seguramente de Hunt, como el tranquilo ginecólogo que le hace los ultrasonidos a April, y que pregunta si falta alguien cuando ella se hace acompañar por Ben y Frank en una revisión, o el que respetuosamente escucha las plegarias en hebreo que April recita en su segunda revisión, acompañada solo de su madre.
La cinta tiene sus momentos conmovedores, alegres (debido a la gracia natural de Midler), y románticos. La directora logra darle un ritmo tal que resulta atractiva para casi cualquier espectador sensible. Más de uno se verá reflejado en las situaciones planteadas de manera realista en las escenas.