Fascismo y ciencia ficción
Ricardo Martínez García
El lugar: Sudáfrica (sede del próximo mundial de futbol y conocido país donde se produjo el infame apartheid o segregación política, económica, social y racial de parte de la raza blanca de los Bóeres hacia la raza negra nativa), la situación: una enorme nave extraterrestre averiada se estaciona sobre Johanesburgo, lleva ahí más de 20 años y la tripulación que traía vive hacinada en un horrible ghetto llamado Sector 9. Son casi dos millones de “langostinos” como peyorativamente los llaman los miembros de la Multi National Union (MNU), una especie de confederación de naciones.
La presencia de estos langostinos extraterrestres es tolerada por supuestas “razones humanitarias” pero viven en condiciones más que miserables; nadie sabe para qué llegaron a la Tierra o cuál era su misión, simplemente están ahí, sin integrarse, sin trabajar (a diferencia de lo que cualquier grupo de migrantes desea justamente al migrar, con los cuales pudieran ser comparados estos extraterrestres), siendo objeto de segregación y represión por unos humanos hipócritas y facciosos –los nigerianos controladores de las apuestas, la prostitución y otras lindezas, los empresarios que ven oportunidades de lucrar en cualquier situación que se presenta, los gobiernos represores que desean mantener a toda costa el control sobre la población o las propias buenas sociedades que se desentienden de los problemas “sociales” y sólo muestran indiferencia.
Esta cinta, dirigida por Neill Blomkamp y producida por Peter Jackson, el famoso director de la trilogía de El Señor de los Anillos, es una metáfora de las relaciones que se producen con los extraños, sean migrantes o –en este caso- los ficticios extraterrestres. La discriminación, la segregación, los abusos, el sentimiento de superioridad siempre emergen cuando hay un grupo que se apodera del control. En este caso el MNU (especie de ONU pero de carácter empresarial), es el organismo que decide trasladar, quién sabe por qué, a los extraterrestres hacia un lugar en peores condiciones aún. En esta infame labor de desalojo Wikus van der Merwe (Sharlto Copley), el responsable de la operación, se infecta de algo y este hecho le cambiará la existencia. La vida de Wikus se convierte en una pesadilla kafkiana en la que pasa a ser objeto de una feroz persecución.
No todos los extraterrestres que se muestran en la cinta son (inexplicablemente) poco menos que cavernícolas y eso lo descubrirá Wikus con base en el sudor y la sangre. El desenlace será feliz para algunos y trágico para otros.
Abrevando de cintas como Starship Troopers (Verhoeven, 97) por el tipo de extraterrestres y la forma militar de tratarlos, de Distrito 13 (Morel, 04) por el encierro obligatorio, las negras intenciones de los gobernantes y los grupos que se disputan la organización delictiva, o de los Hombres X (Singer, 00) por la segregación y experimentación a las que son expuestos algunos de sus miembros, Sector 9 hace de los extraterrestres el objeto de cierta codicia por parte de los empresarios que anhelan sus armas, o de aquellos grupos menos globales pero igual de voraces que desean el poder de sus extraños cuerpos a través de ritos extraños.
La información que ofrece la cinta al inicio es como la de los conocidos noticieros que hablan de los conflictos de guerra: espectaculares, vertiginosos y confusos, que apenas si alcanzan para dar un contexto a lo que el espectador ve, desde la comodidad de su hogar. Esa parte puede cansar al espectador, pero el drama humano-extraterrestre es bastante interesante y la historia de Wikus y sus nuevos amigos vale la pena.
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