Tuesday, November 24, 2009

Un Hombre Serio


Fábula jasídica

Ricardo Martínez García

Como si fuera la continuación de una fábula jasídica en la que con gran probabilidad se encuentra algún tipo de sabiduría milenaria que se burla de la cotidiana seriedad de nuestras vidas, la nueva cinta de los hermanos Coen, Un Hombre Serio (09), nos muestra la situación matrimonial de un profesor de matemáticas judío, la manera de vivir en su comunidad y el papel que él mismo piensa que tiene.

Los Coen realizan esta cinta a partir de sus recuerdos infantiles, de cuando vivían en un barrio de clase media ubicada en el Medio Oeste de los Estados Unidos a fines de la década de los sesenta, en una familia judía que luchaba por no perder su identidad religiosa y contra el desapego que esa vida moderna ofrecía a chicos como ellos, con fenómenos culturales como el florecimiento de la música rock, la marihuana de los hippies, los radios de transistores y la carrera espacial por llegar a la luna.

El profesor de matemáticas Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) ve cómo se desmorona su matrimonio sin haber siquiera sospechado que tal cosa pudiera ocurrir. Casi sin oposición de su parte, va aceptando el evento traumático a partir de la manipulación de la que es hecho objeto por su esposa y su nuevo novio. Sus hijos están más interesados en sus propias cosas como para darse por enterados de la separación de sus padres.

En una comunidad judía regida por estrictas reglas y preceptos para casi todos los eventos posibles en la vida (con rituales para nacimientos, iniciaciones religiosas, bodas, funerales, separaciones, etcétera), reglas que le dan orden a lo que se percibe como caótico, es irónico que sea precisamente un profesor, que puede explicar matemáticamente la teoría de la incertidumbre de Heisenberg a unos desinteresados estudiantes, el que experimente repentinamente el desorden en el que se convierte su vida.

Pero el genio matemático no está solo en Larry, como profesor de matemáticas, sino también en su hermano Arthur, quien no tiene un trabajo formal y tiene que vivir en casa de Larry, motivo de molestia de la familia de éste, pero que goza de una mente privilegiada también para las matemáticas y desarrolla una teoría que examina las probabilidades en el universo. La aplicación de tal teoría le permite jugar a las cartas y ganar dinero, pero pronto los apostadores lo denuncian por “tramposo”. Tal vez ese es uno de los aspectos de la ciencia al que se refería la vieja fábula del fruto del árbol del bien y del mal en el Génesis.

Este aspecto de la cinta recuerda un poco aquella cinta π El orden del Caos (Darren Aronofsky, 98), en el que un matemático llamado Maximilian Cohen, inspirado en ciertas enseñanzas jasídicas, cree poder encontrar un modelo matemático con el cual poder explicar toda la realidad (algo que desde Pitágoras y seguramente desde antes se cree posible). Pero se encuentra con ciertas anomalías como resultado de sus cálculos realizados en una computadora llamada Euclides y con el interés tanto de un grupo sectario de estudiosos de la Torá como el de cierto grupo de financieros de Wall Street, que ya ven formas de sacar provecho a partir de dicho modelo matemático.

Volviendo a Un Hombre Serio, el nuevo desorden percibido en su vida familiar y académica lleva a Larry a buscar ayuda de los que se supone que sí saben, y en su caso son los rabinos de su comunidad. Consulta a dos de ellos, no sin ciertos problemas pues los rabinos son personas muy ocupadas en sus reflexiones, sin sacar gran cosa en claro. Uno de ellos le cuenta una fábula sobre mensajes inscritos en la parte interna de la dentadura de un señor pero dicha fábula no le dice nada, otro usa elementos demasiado mundanos para explicar ideas profundas que tampoco le dicen nada. Al final, sus problemas aparentemente se solucionan tan azarosamente como le surgieron.

Primera cinta de carácter eminentemente judío y autobiográfico que los Coen filman en su ya larga carrera, rodada en excelentes locaciones para dar el efecto de la época, esta cinta es también un reflejo de la contribución y casi dominio de productores, guionistas y directores de origen judío en la industria cinematográfica, así como en otras áreas del conocimiento humano, como el de la física, las matemáticas, las artes y un largo etcétera. Pero también nos muestra parte de sus mitos y ritos que forman parte de su riquísima cultura. Si usted gusta de los filmes complejos y de mensajes no demasiado explícitos, no deje de verla.

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