Sencillez y elegancia
Ricardo Martínez García
El cineasta británico Michael Winterbottom entrega un trabajo preciosista con su cinta Génova, un drama que enfatiza la importancia del bienestar familiar, de los valores como el amor filial y fraternal, la amistad y el compañerismo, a través de un guión bastante sencillo y filmada en bellas locaciones de la extraordinaria ciudad italiana del título, con sus construcciones, iglesias y paisajes costeros, además musicalizada exquisitamente con piezas de Satie y de Chopin entre otros. El resultado es bastante agradable y sin pretensiones.
Un desafortunado accidente automovilístico deja a Joe (Colin Firth) viudo prematuramente. Sus hijas Mary y Kelly sobreviven al accidente pero con secuelas traumáticas que no logran identificar sino con el paso del tiempo.
Con el fin de olvidar o de recuperarse del terrible golpe emocional, Joe decide llevar a sus hijas a Génova, donde a través de su amiga Barbara (Katherine Keener) ingresa a una universidad a dar clases.
El peso dramático lo aporta en primera instancia Mary (Perla Haney-Jardine), quien por ser la más pequeña de la familia sufre de modo más directo la pérdida de su madre, además de culparse por su muerte.
La reconstrucción de esta familia, traumatizada por una pérdida de tal magnitud, es muy lenta y complicada, sobre todo cuando cada uno debe ocuparse de sus propios deberes. El hecho de que Kelly (Willa Holland) está en plena pubertad le hace ver su suerte a Joe, que tiene que lidiar con ciertos aspectos de su rebeldía.
El balance que logra Winterbottom entre la cotidianidad herida de la familia y los preciosos lugares en que filma su cinta, el sabor cosmopolita que se percibe en la convivencia general es algo que sobresale en esta cinta exhibida en la presente Muestra Internacional de Cine en la Cineteca. Se trata de una película de primer nivel pero a la vez sin pretensiones, no deje de verla.
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