Ninguna novedad |
Alimento para alienígenas
Ricardo Martínez García
Pocos en Los Angeles, con sus complacientes y superficiales vidas en condominios de lujo, sospechaban algo como eso: una pesadilla incomprensible al principio. La inesperada llegada y abducción o simple sustracción física para servir como alimento, es lo que una extraña especie alienígena lleva a cabo, asolando a la capital californiana sobre los desprevenidos y casi impotentes seres humanos. Esta es la historia narrada por los hermanos Strause en la cinta Skyline (2010), desde el punto de vista de un pequeño grupo de acaudalados jóvenes.
Mucho más cerca de Cloverfield o La Guerra de los Mundos que de Tron, o mejor, de Starships Troopers, por el estilo de filmación, por ejemplo, dentro del género de la ciencia ficción, Skyline presenta una visión apocalíptica de la invasión fulminante y total sobre el género humano por parte de unos extraterrestres que se alimentan de sus cerebros aún vivos, y cuyas mentes enajenadas se potencian en contra de su propio género –salvo excepciones-, dando vida y movimiento a extraños cuerpos producidos en línea, al estilo de Alien, como huevos de un insecto hiperrreproductor.
Hay realmente muy poco de novedad en esta obra de los Strause, si se han visto los clásicos del género como las cintas antes mencionadas, pues el drama se prevee luego de los primeros quince minutos, aunque es interesante ver la recreación y diseño de estos seres de otro mundo, parecidos a las pequeñas medusas marinas con sus largas e inertes patas, que avanzan al comprimir sus cuerpos, o alrededor de su nave nodriza.
Los efectos especiales son correctos pero no sobresalientes y la historia está regularmente contada pero es poco innovadora, por lo que se trata de una cinta prescindible e insatisfactoria, aún para los seguidores del género.