Monday, February 07, 2011

Déjame entrar


El dulce sabor de la sangre fresca

Ricardo Martínez García

Hay dos escenas claves en la clásica obra del vampirismo, el Drácula de Bram Stocker: la primera cuando Jonathan Harker llega al castillo del Conde en medio de la lúgubre noche, éste le abre la pesada puerta y le dice que entre por su propia voluntad; la segunda es cuando la dulce y bella Lucy Westenra le abre la ventana semiinconsciente pero voluntariamente al Conde para que entre a su habitación. Con estas dos escenas parece establecerse que los vampiros no pueden obligar o forzar a nadie a entrar o a dejarlos pasar a los aposentos de los humanos.

El director Matt Reeves coescribe el guión de Déjame Entrar (10) junto con el autor del libro del mismo título, el sueco John Ajvide Lindqvist, con la premisa del permiso que necesita un vampiro para entrar, pero hasta ahí la referencia al clásico. La historia gira en torno de Owen, un niño flacucho, blanco predilecto de otros niños que abusan de él; su madre está en proceso de divorcio y casi no lo puede atender. Owen (Kodi Smit-McPhee) entonces se hace amigo de una niña llamada Abby (Chlöe Grace Moretz) que se muda a su mismo edificio. La amistad se hace algo más ante la soledad mutua de los niños, además de que comparten secretos que explicarían varios crímenes cometidos justo a partir de la llegada de Abby al vecindario.

Sin el glamour de otras cintas de grandes presupuestos y bellos protagonistas que explotan su sex appeal de modo más que evidente, pero sí con una historia sencilla y bien contada, pocos efectos especiales pero buenas dosis de dramatismo, Reeves logra una cinta redonda y entretenida. Tal vez no sea la película americana de terror más grande desde hace 20 años pero sí es una película bastante recomendable. Ya hubo una primera versión, filmada hace dos años por el sueco Tomas Alfredson y titulada Let the right one in, la cual fue aclamada por la crítica, pero no se vio en México.

1 comment:

Anonymous said...

Es cierto es muy buen film.