Monday, May 07, 2012

Los Vengadores


El mundo está en peligro

Del comic a la pantalla

Ricardo Martínez García

La Marvel se pliega ante las necesidades mercadológicas de la industria cinematográfica, típica de las cintas de verano o que aspiran al máximo de la taquilla, y presenta en Los Vengadores (Whedon, 12) las aventuras de un disímbolo grupo de super héroes y un mega villano que juega con sus mentes, aunque su propósito sea muy simple: la dominación absoluta.

Como película de fantasía franquicitaria, pareciera que la trama puede soportar el juntar a estos personajes, sin importar la lógica interna de cada una de las historias independientes de los protagonistas: de pronto todos están unidos en la misión de salvar al mundo de una amenaza total. Tal cosa es posible en la medida en que el enemigo proviene de otro mundo literalmente, de ahí tal unión.

Los protagonistas son de lo más disímbolo que pudiera ser. Hay una hermosa espía rusa de grandes habilidades llamada Natasha Romanoff o la Viuda Negra (Scarlett Johansson), un agente con armas insospechadas en sus flechas llamado Hawkeye (Jeremy Renner), el millonario cínico redimido cuya fortuna proviene de producir armas de alta tecnología Tony Stark, mejor conocido como Iron Man (Robert Downey Jr.), un soldado patriota víctima y beneficiario de los anabólicos conocido como el Capitán América (Chris Evans) y un científico que fue más allá de sus límites en la investigación de los rayos gama, creando una criatura inmensamente fuerte llamada Hulk (Mark Ruffalo). Y está Thor (Chris Hemsworth).

La fuerza bruta en esencia es la que se impone al momento de que estallan las hostilidades. En el caso de Hulk, representa toda la furia dirigida en contra de quien considera el enemigo, y a veces hasta con los que debería estar aliado. Ese compacto conglomerado de vigor y violencia que es Hulk representa el último razonamiento en contra de quien puede destruir, con la mano en la cintura, a este mundo, teniendo tanto la tecnología como la intención de hacerlo, como el villano Lokki. Algo que sería lógicamente mucho peor para la humanidad que el fascismo, y que naturalmente el Capitán América (sin más poderes que su fuerza de organización y su enjundia, que no es nada comparada con la fuerza de Hulk) debe combatir con todo su ser.

Thor es un caso aparte, sencillamente porque él es un mítico dios caído y atrapado en la Tierra; hijo de Odín, ambos forman parte de la mitología escandinava, de la que las revistas de Marvel abrevaron en su momento. Los guionistas en esta cinta se metieron así en problemas al tratar de combinar en una misma cinta a Thor y a los demás personajes, especialmente a Iron Man, tan distintos en sus orígenes (divinidad contra humanidad), pero tan parecidos en sus fuerzas (sobrenaturales y tecnológicas), aunque claramente Thor es superior, al ser prácticamente inmortal, lo que lo hace tan invulnerable como el propio Lokki.

La historia es regular, un tanto forzada, aunque la hechura, los chistes y la acción son buenos, y los efectos especiales son espectaculares, dignos de una película taquillera, palomera, cuyo propósito esencial es muy simple: el total y absoluto entretenimiento.

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