Saturday, August 20, 2016

Nunca apagues la luz

Vida en las tinieblas
Miedo a lo oscurito

Ricardo Martínez García

Hay entidades que aparecen cuando las luces se apagan, pero desaparecen al encenderse la luz, o al menos esa es la premisa de la cinta del director sueco David F. Sandberg, y que está basada en el corto del mismo nombre que el realizador filmó en 2013.

Rebecca (Teresa Palmer) es una joven que trata de vivir su vida de modo independiente, luego de salirse de su casa, pero cuando Martin (Gabriel Bateman) su hermano menor, comienza a mostrar signos de gran cansancio, durmiendo en sus clases, ella es llamada, ante la ausencia de su madre Sophie (Maria Bello).

Sin grandes efectos especiales, pero con un manejo acertado de la escenografía, la fotografía y la interpretación actoral (algo que comparte con las cintas de James Wan), este cineasta europeo presenta una sobria película de terror, si cabe decirlo así, en la que la tensión y el suspenso juegan un papel preponderante.

En su infancia Sophie tuvo una amiga, Diana a la que conoció cuando tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico, por problemas de esquizofrenia. Diana tenía una condición física especial, no toleraba la luz, por lo que al ser sometida a una novedosa terapia, muere en circunstancias más que misteriosas. Es a esta amiga a la que Sophie, sin saberse cómo, está ligada ya en su vida adulta, y las víctimas son sus dos hijos, Rebbeca y Martin.

En un alarde de investigación detectivesca, Rebbeca logra, con ayuda de su novio, descubrir algunas cosas sobre Diana, pero de conocer sus datos biográficos a verla cada vez que apaga la luz, hay un gran trecho.

El acoso de la fantasmagórica amiga de Sophie llega a tal grado que al parecer es incluso la responsable de la desaparición del papá de Martin, así como del de Rebecca. En la oscuridad Diana se muestra enorme, poderosa y terrorrífica, pero ante la luz, se desvanece completamente, al menos en apariencia.

Nunca queda claro de qué manera Diana quedó ligada a Sophie, pero lo que sí queda claro es que sólo con la muerte de ésta la otra desaparecería, así como la amenaza que representaba para su familia. Con amigas como ella, para qué necesita enemigas.


Se trata de una cinta bien hecha, cumple con el objetivo de ser entretenida y mantener al filo de la butaca a los espectadores. No es una cinta de la que uno salga realmente aterrorizado, sino más bien intrigado por la extraña historia de la amistad entre Sophie y Diana. Aún así, apagar las luces en casa, luego de ver la cinta, será por lo menos atemorizador.  

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