Vida en las tinieblas |
Miedo
a lo oscurito
Ricardo
Martínez García
Hay
entidades que aparecen cuando las luces se apagan, pero desaparecen
al encenderse la luz, o al menos esa es la premisa de la cinta del
director sueco David F. Sandberg, y que está basada en el corto del
mismo nombre que el realizador filmó en 2013.
Rebecca
(Teresa Palmer) es una joven que trata de vivir su vida de modo
independiente, luego de salirse de su casa, pero cuando Martin
(Gabriel Bateman) su hermano menor, comienza a mostrar signos de gran
cansancio, durmiendo en sus clases, ella es llamada, ante la ausencia
de su madre Sophie (Maria Bello).
Sin
grandes efectos especiales, pero con un manejo acertado de la
escenografía, la fotografía y la interpretación actoral (algo que
comparte con las cintas de James Wan), este cineasta europeo presenta
una sobria película de terror, si cabe decirlo así, en la que la
tensión y el suspenso juegan un papel preponderante.
En
su infancia Sophie tuvo una amiga, Diana a la que conoció cuando
tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico, por problemas de
esquizofrenia. Diana tenía una condición física especial, no
toleraba la luz, por lo que al ser sometida a una novedosa terapia,
muere en circunstancias más que misteriosas. Es a esta amiga a la
que Sophie, sin saberse cómo, está ligada ya en su vida adulta, y
las víctimas son sus dos hijos, Rebbeca y Martin.
En
un alarde de investigación detectivesca, Rebbeca logra, con ayuda de
su novio, descubrir algunas cosas sobre Diana, pero de conocer sus
datos biográficos a verla cada vez que apaga la luz, hay un gran
trecho.
El
acoso de la fantasmagórica amiga de Sophie llega a tal grado que al
parecer es incluso la responsable de la desaparición del papá de
Martin, así como del de Rebecca. En la oscuridad Diana se muestra
enorme, poderosa y terrorrífica, pero ante la luz, se desvanece
completamente, al menos en apariencia.
Nunca
queda claro de qué manera Diana quedó ligada a Sophie, pero lo que
sí queda claro es que sólo con la muerte de ésta la otra
desaparecería, así como la amenaza que representaba para su
familia. Con amigas como ella, para qué necesita enemigas.
Se
trata de una cinta bien hecha, cumple con el objetivo de ser
entretenida y mantener al filo de la butaca a los espectadores. No es
una cinta de la que uno salga realmente aterrorizado, sino más bien
intrigado por la extraña historia de la amistad entre Sophie y
Diana. Aún así, apagar las luces en casa, luego de ver la cinta,
será por lo menos atemorizador.
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