Metafísica del amor traicionado
Ricardo Martínez García
¿Hasta qué punto los elementos sociales –la familia, las instituciones, las creencias, los prejuicios- condicionan nuestros comportamientos sexuales, nuestra conciencia y nuestra culpa? Estas son las principales premisas de la trama de eXXXorcismos (02-05), filme digital de Jaime Humberto Hermosillo, que se dio cita en la Cineteca Nacional el jueves 20 para presentarla. La película se exhibirá hasta el día 26 de septiembre.
Un tema recurrente en el trabajo de Hermosillo es la sexualidad y sus problemas, sus placeres y sus sufrimientos. Este filme trata sobre la culpa que siente Marco Antonio (Alberto Estrella) luego de haber vivido un amor adolescente y homosexual con Pedro (Juan José Meraz) veinte años atrás, carga con una culpa que no lo deja vivir.
Más que un exorcismo al fantasma de Pedro, que se suicidó después de enfrentar a sus padres, según se va descubriendo a partir del soliloquio de Marco Antonio, lo que éste necesita es explicar, confesar o justificarse ante el espíritu de Pedro –en un tinte muy metafísico-erótico de la película- acerca de su propia cobardía, que fue no haber aceptado y asumido su naturaleza homosexual, además de reconocer hasta dónde llegó su participación activa en el suicidio de Pedro.
Marco Antonio le platica a Pedro, o al fantasma que se aparece de él en el famoso Pasaje Iturbide del Centro Histórico de la Ciudad, que, luego de sus experiencias de adolescente, conoció a una mujer, se casó, tuvo dos hijas y que es feliz con el “sexo tranquilo” que tiene con su esposa. Pero la presencia vívida y amorosa de Pedro en su memoria (“¿De dónde tanta creatividad erótica, dónde aprendiste tanto?”) y a quien ve reflejado en los aparadores, le recuerda cómo fueron en realidad las cosas: fue Marco Antonio quien propuso el pacto suicida, sin tener verdaderamente la intención de cumplirlo, aquejado por sus conflictos con los padres de Pedro, que querían meterlo a la cárcel por “pervertidor de menores”; también queda claro que fue Pedro el único que sí había enfrentado tales conflictos, y que decidió cumplir el pacto al tener la convicción de que Marco Antonio tarde o temprano lo dejaría solo.
Marco Antonio, confrontado así por su conciencia encarnada en la figura de Pedro, no puede más y se confiesa sus propias mentiras: no es casado ni tiene hijas ni mucho menos es feliz, y llega a la conclusión de que tiene que elegir entre seguir una vida llena de mentiras y seguir viviendo sin gozar de la presencia de Pedro. “De seguir mintiendo y no tenerte prefiero la nada” exclama, dirigiéndose a un inaprensible Pedro, y profiere una letanía de expiación: “canto trágico, consúmeme; canto triste, auxíliame”, o algo parecido. Luego, procede a cumplir el pacto, tardía pero conscientemente, y entonces se muestra la sangre derramada, la sangre sexual, desnuda, carnal.
La película es sugerente o directa según se necesita: la confesión de Marco Antonio nos conduce a través de un hilo narrativo que apela a nuestra imaginación; por otro lado, muestra escenas sexuales explícitas y a veces disimuladas con el recurso de tomarlas fuera de foco, como las que muestran a Marco Antonio y Pedro enzarzados en frenética actividad sexual. La música crea un adecuado ambiente de misterio y revelación, de intimidad.
Con el director
Jaime Humberto Hermosillo dijo, luego de la función de su película, que ésta había sido concebida “como un impulso creativo y ganas de trabajar con pocos recursos, cuya semilla estuvo latente por más de cinco años”, y señaló que la película plantea que “incluso las personas que ejercen una sexualidad distinta, no tradicional, también pueden tener conflictos entre ellos”.
Para el director de películas como La pasión según Berenice, La Tarea, Doña Herlinda y su hijo y María de mi corazón, una de las ventajas del formato digital es que permite mayor inmediatez en la grabación. “Estoy trabajando en guiones, siempre estoy interesado en eso, pero hay ciertos asuntos que puedo escribir con las cámaras. Por otra parte, en esta película nada fue improvisado aunque no hubiera un guión escrito, lo que sí había era grabaciones de los ensayos de los actores, que les permitieron ver y corregir sus escenas”.
Respecto al formato digital con el que se grabó la película, el realizador señaló que actualmente se cuenta con proyectores cuya luminosidad y resolución ha mejorado muchísimo. Del mismo modo, sugirió a los estudiantes de cine que experimenten con los medios a su alcance pero que no se olviden de que lo que hay que ejercer es la creatividad.
“Nunca ha sido fácil, pero en México se siguen haciendo buenas películas, talento hay mucho, afortunadamente” respondió, a pregunta expresa, el cineasta cuyo trabajo ha sido comparado con el de Pedro Almodóvar. “Creo que hay similitudes con Almodóvar, pero en todo caso hay más similitud temática con Rainer Werner Fassbinder; las coincidencias que se dan con otros cineastas a mí me dan gusto, pues los temas (que abordamos) son universales”.
Siempre amable y sonriente, el director y guionista de 65 años nacido en la conservadora ciudad de Guadalajara, comentó acerca de la aprobación, hace ya casi un año, de la Ley de Sociedad de Convivencia para el Distrito Federal y expresó que “Es un avance muy importante para nuestra sociedad; esta película plantea precisamente que la oposición de la sociedad a una sexualidad distinta trae consecuencias lamentables”.
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