Maxwell Smart regresa por sus (escasos) fueros
Ricardo Martínez García
Al principio de la cinta dirigida por Peter Segal El Super Agente 86 (Get Smart, 08), el famoso personaje creado para la televisión por Mel Brooks, aparece un tanto desdibujado: es una mezcla de un afeminado y meticuloso aspirante a espía que gusta de escuchar la música de Abba y de un obsesivo-compulsivo que necesita apuntar todo en pequeños papelitos para no olvidar nada, manía que recuerda al personaje de Monk.
Conforme avanza la película, el agente 86 va definiendo su personalidad, y cada vez el espectador se familiariza más con este aparentemente inepto agente de Control, aquella vieja (y ficticia) organización de contraespionaje que junto con la CIA y otras agencias gubernamentales son las encargadas de velar por la seguridad nacional de los Estados Unidos, en contra de la otra mítica organización del mal llamada Caos.
El personaje que ahora interpreta en la pantalla grande el actor y comediante Steve Carrel puede ser del todo desconocido y poco atractivo para los adolescentes actuales, pero para aquellos que llegaron a ver la serie de televisión de los sesenta –protagonizada por Don Adams y Barbara Feldon- y que se transmitió en México, con un excelente trabajo de doblaje encabezado por Jorge Arvizu “El Tata”, seguramente les traerá gratos recuerdos.
Maxwell Smart es un recopilador y analista de información confidencial cuyo meticuloso trabajo a pocos de sus compañeros realmente interesa, pero tiene la aspiración de convertirse en agente a cargo de peligrosas misiones.
Luego de aprobar su examen de espía, Smart es comisionado para trabajar con la agente 99 (Anne Hathaway, sin duda de lo mejor de la cinta, así como la Feldon lo era de la serie televisiva) en un peligroso trabajo en Rusia para desmantelar una operación que involucra armas nucleares.
Luego de las infaltables torpezas de rigor, de una sesión de gimnasia que es un guiño a la cinta La Trampa (Jon Amiel, 99), por la escena donde Catherine Zeta Jones le muestra a Sean Connery cómo evade los rayos láser cruzados de una alarma, y de una graciosa competencia de baile, los agentes de Control aparentemente logran desarticular los planes de Caos para desestabilizar el mundo.
Luego de traiciones de agentes dobles infiltrados en Control, del descrédito del agente 86, de su encarcelamiento y escape, éste logra llegar a tiempo a Los Angeles para salvar a un presidente dormilón e inculto (James Caan, excelente personificando a Bush) y conquistar a la reticente agente 99.
A pesar de sus buenos momentos, la cinta adolece del mal de aquellas que están basadas en exitosas series de televisión: no logran convencer del todo a aquellos que vimos las series originales (como en el caso de Los Angeles de Charly, Misión Imposible, Los Locos Adams, ecétera). Es complicado hacer parodia de la parodia original, pero aún -y a pesar de un guión del que se mofa el propio Maxwell- así la cinta se salva por las interpretaciones de Hathaway, de Carrel, de Alan Arkin y hasta de Dwayne Johnson, como el agente doble y traidor.
La adaptación y el doblaje al español “mexicano” –tan de moda y relativamente aceptable en Shrek, Los Increíbles y otras por el estilo- tiene como resultado una comicidad forzada, poco natural y descontextualizadora, por lo que a pesar de contar nuevamente con la voz inconfundible de El Tata, recomendamos la versión en su idioma original.
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