La vida secreta de las familias cotidianas
Ricardo Martínez García
Dentro del 13º Tour de Cine Francés, a realizarse del 11 de septiembre al 26 de noviembre en algunas salas de la capital, se presenta la cinta Confesiones en Familia (Un conte de Noël, 08), dirigida por Arnaud Desplechin y protagonizada por la siempre bella Catherine Deneuve, Jean-Paul Rousillon y Mathieu Amalric, el excelente actor de La escafandra y la mariposa.
Sin llegar a los niveles de tragedia y perversión familiar de Festen (Vitenberg, 98), pero sin la reconciliación y alegría por la vida en La Boda de Raquel (Demme, 09), Confesiones en Familia es una cinta que nos muestra con detalle ciertos aspectos de la vida de los miembros de una familia de clase media francesa.
En la historia primigenia de esta familia encabezada por Junon (Deneuve) y Abel (Rousillon) está la tragedia de haber perdido por un tipo de leucemia a su primogénito, a quien el nacimiento de su tercer hermano podría haber salvado de haber sido con su médula ósea.
La familia entonces se formó con los tres hijos restantes de la pareja, cada uno con una personalidad y una vida demasiado diferente a la de sus hermanos. Rencores incomprensibles o que datan de hace mucho tiempo condicionan así las relaciones entre los hermanos, con problemas y sentimientos no resueltos que saltan a la luz en vísperas de la Nochebuena y durante ella.
Otro motivo para la reunión es visitar a Junon, aquejada a su vez de un extraño cáncer de sangre que amenaza con dar fin a sus días. Resulta inquietante cómo el yerno de Junon calcula matemáticamente el tiempo de sus posibilidades de vida. Una solución es encontrar un donante de médula ósea compatible con ella, en una historia que aparentemente se repite, lo cual genera todavía más recelo y sospechas entre los hermanso, una vez que han planeado reunirse para la cena de navidad –hecho que da el título francés a la película-.
La cinta dura más de dos horas, no apela a sentimentalismos ni dramatismos de ningún tipo; más de un espectador podrá encontrar cierto simbolismo en su trama y en algunas escenas, como cuando Abel recita unos versos y en pantalla aparecen imágenes citadinas de soledad, de desolación. Los versos de Abel son claros pensamientos filosóficos que aluden a la búsqueda del ser, a una reflexión sobre la existencia misma.
Las actuaciones son excelentes, pero sin extralimitarse. Es una cinta recomendada sobre todo para quien gusta del buen cine europeo y mundial.
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