El amor es una idea |
El amor en los tiempos de la realidad virtual
Ricardo Martínez García
¿Qué es el amor, cuál es su naturaleza, es algo real o
ideal, algo físico o inmaterial? Esas podrían ser las preguntas que se derivan,
luego de ver la cinta de Spike Jonze Ella (13) en la que un
hombre se enamora de la personalidad artificial creada por un avanzado sistema
operativo.
Contar con alguien que te escuche, que te entienda, que te
aconseje, que se adelante a tus deseos o pensamientos y además organice tu vida
en todos los sentidos, sería lo más maravilloso que pudiera suceder, y con toda
probabilidad amaríamos a tal persona (o programa de software).
Theodore Twombly (Joaquin Phoenix en plan grande,
entrañable) se dedica a escribir cartas para otras personas, pero todo cambia
en su vida cuando instala un nuevo sistema operativo en su computadora, llamado
OS1. Este nuevo sistema es super inteligente, perceptivo y aprende
cosas que muestran una conciencia de sí mismo, una verdadera inteligencia
artificial capaz de sentir, o al menos de dar todas las trazas de hacerlo.
Las razones por las cuales el amor que surge entre Theodore
y Samantha, como se autonombra dicho sistema operativo (y que cuenta con la
aterciopelada y femenina voz de Scarlett Johansson), comienza a fracturarse,
implicaría manejar varias probables explicaciones, tan complejas como las que
se usarían para explicar una atormentada relación entre seres humanos.
Jonze, quien además de dirigir escribió el guión, presenta
una cinta emotiva, que va mucho más allá del mero proponer la vida de un
obsesivo de la tecnología enamorándose de sus gadgets. Ambientada en una
especie de mundo del futuro inmediato, la película nos muestra aspectos de la
soledad, del aislamiento, de las vidas internas de las personas y de la forma de
afrontar emociones y pensamientos, de tal manera que el espectador se ve
reflejado inevitablemente en esas situaciones.
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